Amigos (no tan) para siempre
El libro durmiente comenzó su andadura como club de lectura en junio de 2003. Su nombre hace referencia a la necesidad de rescatar los valores y principios que duermen en el seno de los libros. El libro durmiente se define como una entidad creada sin fin de lucro. Nuestra acción adquiere la condición de voluntariado cultural. Desde el año 2012, correspondiendo con el período lectivo, impartimos los talleres de escritura creativa en dos niveles: básico y avanzado. Finalmente, la invitación a los autores para presentar sus obras o impartir clases magistrales sobre las técnicas de escritura ha dado lugar a la creación de un foro literario donde confluyen los lectores, libros y escritores, compartiendo ideas e inquietudes en pro de la cultura.
Amigos para siempre
Daniel Ruiz
Tusquets
Barcelona
2021
Son amigos desde el instituto pero la juerga épica de los cuarentones acaba revelando mentiras y medias verdades sobre las que a veces se construye el edificio de la amistad. La novela entretiene pero incomoda por el melodrama escondido tras la falta de sinceridad de forma prolongada. La amistad sólo es algo grande cuando se mima con el cuidado que merece. Pedro, el mayor de todos cumple 50 años. Cifra redonda y crítica que no debería serlo si no se disfraza la realidad. Él es supuestamente el hombre de éxito entre los colegas que junto a sus respectivas esposas y parejas, tienen tanto o más que callar y ocultar. Guardan en el cajón lo que disgusta para que "la fiesta continúe"; la jarana de la novela representa la máscara que mantiene en pie la amistad.
Daniel Ruiz refleja bien la gratuidad con la que se engorda y mantiene ese concepto cuando los sentimientos de antaño se diluyen y la gente sigue adelante, sin hablar claro, intentando mantener fresca la llama de lo que fueron aunque las heridas, el rencor y la envidia terminen sí o sí, pasando factura.
La sinopsis menciona a los miembros de Amigos para siempre, el grupo de whastapp donde se comunican en los momentos previos a la quedada. El autor "calienta motores" mucho antes de que todos se junten en casa de Pedro. Y de qué manera: las pifias se van acumulando de camino, hasta que el enredo —es fácil intuirlo— se eleva como una montaña.
Mientras leía me iba diciendo "madre mía la que se va a liar" y de paso iban cayéndome más y más gordos determinados personajes. La palabra cafre se queda corta con tal despliegue de inmundicia personal y patetismo, aunque para ellos sean divertidas aventuras y pequeñas cosas sin importancia. Quieren ser lo que no son, tener la edad que no tienen, vivir y recrearse en el pasado. Les resulta más fácil que evolucionar y claro, así pasan las cosas, que diría el agorero.
Quiero pensar que la reflexión de la novela es una alegoría en grado máximo o que responda a las malas experiencias que haya podido tener el autor, porque deprimen sus conclusiones. Aunque refleja realidades que en parte a todos nos han tocado —con terribles decepciones y lamentables sorpresas con quienes considerábamos amigos—, no creo que en un grupo tan amplio, no haya nadie que "se salve". Puede que haya sido más benévolo con alguno de la panda, pero gana por goleada la mezquindad, la decadencia y lo mediocre. Se puede ser imperfecto, de hecho todos los somos, pero estos amigos rompen el saco.
Junto a esta triste amistad, nos encontramos con matrimonios en declive —si no se enfrentan a sus amigos, imagínense con sus parejas— y esa supuesta inquina que nos tenemos las mujeres. Otro tópico demasiado extendido entre determinadas mentes estrechas del género masculino. Supongo que cada uno vive sus experiencias de distinta manera, tiene diferente percepción de hechos y situaciones pero la generalización es peligrosa además de injusta. En este asunto y en cualquier otra temática.
La velada con las pertinentes canciones de farra, no podía ser de otra forma, debe terminar como el rosario de la aurora. La narración de Daniel Ruiz trabaja bien el ritmo para alcanzar el cénit donde se acopla una vecina —entre otros personajes—, por motivos que no puedo desvelar, para darle colorido a este desastre.
Si se identifica con demasiadas cosas de esta novela, aun con sus toques cómicos, puede que tenga que revisar cosas pendientes en su entorno cercano. El autoengaño es la peor de las mentiras. Si no... pues a seguir con los Amigos para siempre.