Gregorio Martínez Sierra (1881-1947) fue escritor, editor, empresario teatral de éxito y uno de los mejores directores de escena de su época, además de pionero de la industria cinematográfica en Hollywood. María de la O Lejárraga (1874-1974), su esposa, diputada durante la Segunda República, desarrolló una importante labor como traductora y destacada feminista fundando proyectos pioneros para los derechos y las libertades de la mujer. Además de ser la autora de la práctica totalidad de la obra literaria de su marido, claro, bajo cuyo nombre publicó una cantidad ingente de celebrados textos.
El nombre de María quedó enterrado bajo el de su marido a pesar de ser una dramaturga prolífica y una figura imprescindible en la España de los años treinta del siglo pasado. Su nombre no aparecía en las portadas ni estaba acreditado de manera alguna, pero todo el mundo con cierta presencia en la escena cultural de la época sabía la realidad, incluyendo nombres tan destacados como Juan Ramón Jiménez o Manuel de Falla, para quien María, también autora de clásicos como Canción de cuna, escribió el libreto en El amor brujo.
María Lejárraga se convirtió así, pese a no estar en el foco, en una de las integrantes principales de una generación feminista de creadoras y activistas pioneras en la que también estaban Carmen de Burgos, Sofía Casanova, María de Maeztu, Carmen Baroja, Belén de Sárraga o Regina de Lamo, entre otras. Mujeres nacidas entre 1864 y 1876, que empezaron a publicar con el cambio de siglo y que, aunque la integraron junto a los hombres, fueron borradas de la historia oficial de la Generación del 98. Pero desde la más absoluta oscuridad, contra todo pronóstico, siguen brillando (más que nunca) en pleno siglo XXI.
Es precisamente ese brillo el que aporta luz a Cartas a las mujeres de España, un volumen publicado originalmente en 1916 con el nombre de Gregorio, pero con autoría de María, que es reeditado por la Editorial Renacimiento como referente obligado en la historia del feminismo español. Un compendio de textos que siguen, ya más de un siglo después, interpelándonos y emocionándonos. Hablándonos directamente y sin rodeos con una voz que no ha perdido un ápice de su elocuencia, clarividencia y rotundidad.
A cargo de esta nueva edición están Juan Aguilera Sastre e Isabel Lizarraga Vizcarra, investigadores y estudiosos de la literatura española de la Edad de Plata que, entre otras obras, han dedicado a lo largo de más de veinte años numerosos trabajos a la vida y obra de María Lejárraga, desde la pedagogía y la dramaturgia hasta el feminismo, la política o el largo exilio (que ella inició al término de la Guerra Civil hasta su muerte en Argentina en los setenta).
Así las cosas, la pareja vuelve a traer al presente estas Cartas a las mujeres de España que se publicaron en 1916 con el nombre de Gregorio Martínez Sierra. "Ella siempre firmaba con el nombre de su marido. Cuando se habla de Gregorio siempre hay que leer entre líneas, como mínimo, 'y María Lejárraga' o, a veces, 'solo María Lejárraga'", apunta a infoLibre Aguilera, antes de continuar: "El libro surge en 1916, pero en realidad es un recopilación de una serie de artículos que habían aparecido previamente a lo largo de 1915 en la revista Blanco y Negro bajo el título genérico de La mujer moderna: Cartas a las mujeres de España. Gregorio y María recopilan parte de esas cartas que habían salido hasta entonces y hacen un volumen. Otra parte la dejan fuera y se incorporará a otro volumen posterior que se titula Feminismo, feminidad, españolismo, que también reeditaremos en breve".
Esta reedición recupera el libro original "tal cual apareció" hace 107 años, con el añadido de un apéndice de una carta que quedó fuera en aquella edición original y que a Aguilera y Lizarraga les parece "muy importante" por hablar del "papel del amor en la vida de las mujeres", poniendo a la Nora de la Casa de muñecas de Henrik Ibsen como ejemplo de la mujer que "no debe someterse a los dictados del marido y al imperio del amor exclusivamente". "Hemos añadido esa carta y también una introducción que contextualiza cómo se produce este libro y qué significa en el contexto histórico y feminista de la España del momento", apostilla Aguilera.
Un momento en la historia en el que el papel de las mujeres en la esfera pública estaba limitadísimo, y que lleva a María a desarrollar una artimaña determinante para la difusión de sus textos, pues fue ella misma la que convenció a su marido Gregorio, una figura mucho más popular, para que firmase sus artículos feministas: "Es indudable que María escribió estas cartas, pero ella también explica que fue una treta que aparecieran con el nombre de Gregorio porque así iban a tener más predicamento, iban a ser más conocidas y más aceptadas por la sociedad de su momento. Me parece una idea realmente curiosa por parte de María y que prueba la complicidad que había en la pareja".
Pero entonces, Gregorio Martínez Sierra, que alcanzó una notable fama de autor feminista, ¿era realmente feminista? "Nosotros creemos que sí. Los dos eran cómplices de una misma idea y una misma visión de la realidad", responde Aguilera, a lo que Lizarraga apostilla: "María habla de su colaborador, su cómplice a la hora de extender el ideario feminista". De manera que ambos se salieron con la suya, no solo por la publicación entonces de sus textos, sino porque claramente han perdurado y siguen siendo vigentes a día de hoy, lo cual otorga a la pareja cierto poder visionario.
Y por eso así regresa a las estanterías de las librerías María Lejárraga, quien estuvo en todo momento "totalmente informada de los avances del feminismo en el mundo". "Conoce las sociedades americana e inglesa y cómo se está gestando el feminismo internacional, y sus ideas a veces más allá de las que luego se han hecho famosas", destaca Lizarraga, detallando: "Así como Virginia Woolf habla de un lugar para que la mujer escriba, María lo extiende a todas las mujeres, sea cual sea su clase social, riqueza o pobreza, diciendo que tienen que tener un lugar propio para sí mismas".
No en vano, uno de los objetivos de Cartas a las mujeres de España siempre fue, en palabras de Aguilera, difundir el feminismo como algo "natural", algo "propio de la sociedad moderna", asegurando que luchar contra ello era ir "contra la historia y el devenir de los tiempos". "Otra idea que me parece muy novedosa por su parte es la idea de que las mujeres, igual que los hombres, deben ser felices. Y hace una especie de manual de autoayuda para que las mujeres confíen en sí, busquen lo mejor de sí mismas, piensen que tienen derecho a ser felices y no a dedicarse a los demás", añade Lizarraga.
Mensajes importantes que todavía no se estudian en las escuelas, pero se van reivindicando con más fuerza de un tiempo a esta parte. Ahí está, por ejemplo, el documental A las mujeres de España, dirigido por Laura Hojman y que aspira al Goya como Mejor película documental. Obras necesarias para recordarnos que "estas mujeres estaban muy avanzadas y que muchas de las teorías que predicaban y las ideas que proclamaban siguen vigentes y siguen siendo totalmente modernas", según Aguilera.
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Y agrega: "Quitándole la capa de relación con la época que tienen, la parte fundamental de la doctrina que ella esgrime en este libro es moderna y sigue siendo completamente actual. En aquellos momentos, España, al menos en ciertas élites intelectuales en las que estaba María y luego estaría también Clara Campoamor o Emilia Pardo Bazán y tantas otras, estaba al hilo de lo que se cocía en el mundo y de la vanguardia más moderna".
"La sociedad ha avanzado menos de lo que debería cuando hace cien años ya se hablaba de ciertas cosas", lamenta Lizarraga, mientras Aguilera recuerda que esta labor de memoria la llevan a cabo también otras como Alda Blanco, Patricia O'Connor o Antonina Rodrigo, quien le dedicó la primera biografía a María en los años ochenta. Todos ellos y otros muchos reivindican esta figura, trabajando sobre ella y sobre todas las mujeres de su generación, "porque no fue un caso aislado ni flor de un día, sino que fue toda una generación de mujeres la que luchó por unos derechos y una España diferente que luego se borró", remarca Aguilera, quien afirma que otra novedad importante de esta reedición de Cartas a las mujeres de España es que por vez primera se publica el nombre de María como autora.
"Hasta ahora siempre se había firmado y había aparecido como un libro de Gregorio, aunque todo el mundo sabía que lo había escrito ella, pero en realidad se trata de una artimaña. Que aparezca el nombre de los dos es importante porque en realidad se trata de una empresa común. Los dos tenían esa idea y aunque ella era la verdadera escritora, los dos participaban de ese proyecto que se ve ya en un artículo de 1913, en la revista Nuevo Mundo, donde dicen que quieren extender el ideario feminista en España y van a publicar una serie de artículos para informar, curiosamente, a los hombres, para que no hagan el ridículo y no se opongan a una fuerza imparable como va a ser el feminismo", termina Aguilera.
Gregorio Martínez Sierra (1881-1947) fue escritor, editor, empresario teatral de éxito y uno de los mejores directores de escena de su época, además de pionero de la industria cinematográfica en Hollywood. María de la O Lejárraga (1874-1974), su esposa, diputada durante la Segunda República, desarrolló una importante labor como traductora y destacada feminista fundando proyectos pioneros para los derechos y las libertades de la mujer. Además de ser la autora de la práctica totalidad de la obra literaria de su marido, claro, bajo cuyo nombre publicó una cantidad ingente de celebrados textos.