Los diablos azules

Elvira Sastre: “Los sentimientos son lo único de lo que no nos pueden privar”

La poeta Elvira Sastre.

Jesús García Sánchez

La colección Visor de Poesía ha editado recientemente el último libro de poemas de la joven autora segoviana Elvira Sastre (1992), uno de los nombres más significativos de la nueva poesía española. Anteriormente había publicado tres libros de poemas, Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo (Lapsus calami, 2014), Baluarte (Valparaíso, 2014) y Ya nadie baila (Valparaíso, 2016), y algunas traducciones como los Poemas de amor de Oscar Wilde. Ahora está terminando su primera novela que saldrá editada en unos pocos meses en la Editorial Seix Barral. Sin duda estamos ante una de las escritoras más significativas de los últimos años, por su personalidad, su originalidad y sus habilidades técnicas. El libro nuevo e poemas lleva el título de La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida. Va precedido de un prólogo de Joan Margarit y de un texto de Benjamín Prado, sin duda dos extraordinarios padrinos.

Jesús García Sánchez. Las redes sociales están teniendo un protagonismo muy importante en la difusión y en el conocimiento de la poesía de muchos autores que están emergiendo y difundiendo su obra gracias a las facilidades que ofrecen y la facilidad de sus procedimientos. El público es mucho más amplio y quizás demasiado generoso en sus valoraciones literarias. Parece que son bastantes los que quieren vender gato por liebre, pero será el tiempo quien coloque a cada uno en su puesto. Lo que sí es más evidente es que los seguidores de estas redes sociales, y según los estudios que se han hecho, son menores de 30 años en una amplia mayoría.

Elvira Sastre. Las redes sociales irrumpieron con fuerza hace ya unos años, y por todos es sabido que el de la tecnología es un campo que controlan los jóvenes por haber nacido Internet prácticamente a la par. Sin embargo, por mi experiencia personal con las redes sociales, he visto cómo este perfil se ha ampliado y, actualmente, aunque la juventud sigue predominando en los usuarios, es cierto que cada vez hay más personas de una edad más avanzada que se desenvuelven con sorprendente soltura en el mundo cibernético. Los jóvenes descubrieron el mundo de las redes sociales y sus posibilidades, como la de la comunicación, la publicidad o la búsqueda de intereses. Las empresas se dieron cuenta de esta inquietud, pusieron a trabajar la maquinaria y a incorporar las redes como parte fundamental de su difusión y, a partir de ello, empezaron a ser más conocidas por el público adulto. Hay quien se resiste y hay quien se desenvuelve como pez en el agua. En cualquier caso, es una herramienta que, bien utilizada, puede convertirse en esencial. La poesía, gracias a ellas, se ha visto muy beneficiada por ese carácter inmediato y gratuito. Antes no existía algo que impulsara a abrir un libro y descubrirlo más allá del propio interés por la lectura; ahora, las redes ofrecen parte del contenido y uno ya se acerca a un libro sabiendo lo que va a encontrar.

JGS. Por su propio funcionamiento en las redes sociales habitan miles de poetas y no es tarea sencilla entre tanta cantidad de páginas destaca. Es un bosque lleno de vegetación con pocos claros, donde abundan los jóvenes ingeniosos que se quieren vestir de poetas, como también poetas del momento, ocurrentes sin imaginación. Y, sobre todo, se observa que están muy limitados en sus lecturas. No hay duda de que Internet es un escaparate, que incluso ha logrado democratizar en cierto modo a la poesía, que la ha liberado de muchas de sus taras, que la ha liberado de algunas ataduras congénitas, y de no pocas ordenaciones sistemáticas no siempre acertadas.

ES. Desde luego. Es un lugar muy libre donde nadie señala quién vale y quién no. De eso ya se encarga la crítica o la editorial, a quien corresponda en cada caso. En Internet todo vale, afortunada o desafortunadamente. Eso ha hecho que salgan numerosos escritores que quieren imitar a sus autores de cabecera a través de versos más o menos calcados en algunas ocasiones, si bien en otras hay gente con muchísimo talento. Creo que no tiene nada que ver lo que uno escribe en Internet con lo que luego publica en un libro, en mi caso al menos es así. El contenido de un libro hay que cuidarlo más, se debe respetar, y hay que ejercer una autocrítica muy sana para poder ir mejorando y aprendiendo.

JGS. Se ha llegado a decir que en Internet no hay maestros porque no se les tolera, y en cualquier caso ni hablan ni ejercen autoridad alguna. Creo que es un poco exagerado. Sí está claro que gracias a Internet y sus redes sociales cualquier individuo es libre para escribir y publicar sus creaciones. En este sentido podemos comentar que ha habido una revolución a veces cercana a la anarquía, al desorden otras y a las turbulencias insípidas y maniobreras muchas más. Pero lo evidente es que de estos ámbitos han surgido estimables poetas como Elvira Sastre...

ES. Sí, es exactamente lo que te decía previamente. Yo creo que también es algo exagerado. Uno siempre tiene sus maestros, y si no lo tiene, es que es un mal alumno: no llegará a nada. No importa el medio por el cual uno se fije o aprenda, lo importante es que lo haga. Y en el caso de la escritura, no me canso de decir que eso sólo se consigue a través de la lectura. Es parte fundamental e indispensable. Ya sabes, hay que leer cien poemas, al menos, para poder escribir uno decente.

JGS. Una de las aportaciones que noto más significativas en los nuevos poetas es el protagonismo sin ataduras de los sentimientos propios y de los temas autobiográficos. ¿Crees que es el comienzo de una revolución formal en el lenguaje literario? ¿Cómo formalizar el impudor? Sobre estas señales generacionales, escribes en un poema: "La poesía es para quien sueña y desea y no tiene miedo de contarlo".

ES. Sí, es posible. Creo que se debe a que a esta juventud le ha tocado vivir una época incierta a nivel social y económico y, en parte, peligrosa. Se nos ha dicho que no podemos hacer nada, que no valemos, que nuestro talento no tiene hueco en este país y que nuestro destino es dejarnos una millonada en estudiar para que otros países disfruten de nuestra formación, sin tener en cuenta lo que supone el abandono a una familia, a una tierra, a unos amigos o a una pareja. Llevar con uno ese tipo de cosas con apenas veinte años y escucharlo desde los 14 ó 15 es, sin duda, complicado. Termina mermando las capacidades y los sueños desaparecen. Es entonces cuando surgen los sentimientos, como un brote, como una voz alzada. Los sentimientos son nuestra revolución porque es lo único de lo que no nos pueden privar. Por eso la poesía es refugio del amor y del olvido: no porque nos falte, sino porque nos sobra.

JGS. En uno de tus versos dices que "ser sencillo no implica ser fácil". Esa es la lucha que han mantenido con la escritura muchos poetas españoles del siglo XX como León Felipe o Juan Ramón Jiménez, entre otros. Incluso tienen poemas dedicados a esta postura que, además, han seguido al pie de la letra algunos de los más grandes poetas. ¿Quiénes son los poetas que más han marcado tu camino literario?

ES. Gustavo Adolfo Bécquer marcó un antes y un después en mi interés por la poesía. Fue cuando leí sus rimas en el colegio cuando se abrió una pequeña ventana que me atrajo y me llevó a empinarme para llegar al estante de poesía de la biblioteca de mi ciudad. De él pasé a Rosalía de Castro, a quien se estudiaba a la par, y de ellos a Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado. Sin embargo, no tenía la comprensión total para leerlos; aun así, me apasionaban muchos de sus versos. Entonces llegó, al mismo tiempo que mi adolescencia, la Generación del 27, quienes mantenían un idioma más actual y accesible para mí. Por eso defiendo una poesía comprensible y, como decías, sencilla. Un poema que no se entiende no es un poema; es, si acaso, un manual de instrucciones. De ellos, más lectora, pasé a Benjamín Prado que fue, sin duda, la gran revelación. Fue entonces cuando sentí por dentro eso que sienten los lectores al leer a un buen poeta: pensé que yo quería haber escrito aquellas mismas cosas que él había escrito. Gracias a Benjamín conocí a Luis García Montero, el mundo de Ángel González, y poco a poco fui dando pequeños saltos a poetas como Idea Vilariño y volví a clásicos como Federico García Lorca.

JGS. Muchos de los poetas de tu generación tienen una estrecha relación con la música. Tú misma has dado muchos recitales junto a la cantautora Adriana Moragues, has traducido a Vetusta Morla al inglés, incluso uno de tus poemas se titula "Como una balada de Extremoduro". ¿Qué relación tiene tu poesía con la música?

ES. Fundamental, básicamente porque siempre que escribo procuro que haya música de fondo que me inspire. Parece que las palabras salen solas. De esa fusión, nacen poemas que podrían ser musicalizados y subyace ese ritmo que consigue que, a leerlo, tengan esa melodía interna tan importante en la poesía.

JGS. ¿Quieres dar alguna opinión sobre los compañeros de generación?

Elvira: Respeto a todos y cada uno de ellos. Creo que muchos han conseguido, a base de trabajo, que los jóvenes vuelvan a leer poemas que les cuenten lo que les ocurre y no saben expresar por sí mismos. Me da pena, eso sí, que muchos poetas que son muy válidos no sean reconocidos como tal por la cantidad masiva de escritores que hay hoy en día. Pienso que el día que se premie la calidad antes que la cantidad (de seguidores), habremos conseguido el equilibrio.

De todos modos, si entre todos nosotros conseguimos que esos lectores sigan cogiendo libros de poesía y lleguen a nuestros maestros y, a la vez, a los maestros de nuestros maestros, estaremos colocando a la poesía en el lugar que merece, digan lo que digan.

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JGS. No me cabe duda, con este libro, La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida, Elvira Sastre ha dejado de ser una promesa y se ha convertido en una realidad, un valor seguro entre este difícil entramado de la poesía española. Así también lo ha sabido ver el maestro Joan Margarit en el prólogo al libro ("Elvira Sastre... sí sé que ahora es una espléndida poeta joven que despliega con fuerza su personalidad y que en este libro de original y hermoso título demuestra poseer no sólo el atributo de la inspiración, sino la conciencia de que esa inspiración es sólo el comienzo del trabajo y el esfuerzo... Es un libro que cumple con las exigencias de precisión y concisión necesarias para que la poesía sea la más exacta de todas las letras"). Y también son claras las palabras de Benjamín Prado: "A la vez clásica y contemporánea, romántica y analítica, suave y rebelde, diáfana y misteriosa, Elvira Sastre es la poeta que desde hace mucho tiempo estaba pidiendo a gritos la literatura española". No está nada mal.La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida

ES. No puedo hacer otra cosa que agradecer a estos maestros que hayan decidido leer mis libros por un momento y haberme dado, con amabilidad absoluta, las mejores palabras y las mejores críticas para poder seguir aprendiendo y mejorando día a día.

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