Holograma

Angélica Santa Olaya

Holograma

Deyanira, estrella del tabledance, se miró al espejo al fin de la función. Su mirada empañada no distinguía nada. Arrojó las zapatillas, limpió sus ojos, despegó las pestañas postizas y cepilló la cansada diamantina de su oscura melena. El falso brillo cayó al suelo. Su rostro, poco a poco, se aclaraba en el espejo.

Espiral

Te quiero mucho. Eres muy importante en mi vida, dijo mientras bailábamos. Su brazo marcó una vuelta y cuando nuestros rostros se encontraron de frente, otra vez la música estaba terminando. Lo que siguió fue una despedida como una desabrigada espiral sin destino ni fin. Un camino hilado a fuerza de insuficientes y desvalidas palabras. La noche fue, una vez más, el cómplice que nos acogía en su oscuro espacio sin estrellas ni señales. Estábamos varados exactamente en el punto medio. Metidos en ese aire enrarecido que dificultaba la respiración. Ahí donde la tibieza no es calor ni frío y se convierte en indefensión. Tomó mi mano. Nos abrazamos con la mirada. Me besó lentamente en la mejilla y nos deseamos una buena noche. Nuestras respectivas parejas hicieron lo mismo. Y partimos, otra vez, a soñar con la imposible danza de los sin lugar.

                                                                            

El hambre 

En el páramo

Cuenta la leyenda que fueron los marineros quienes, allende la mar, atizados por su hambre de mujer, inventaron a las sirenas. No es verdad. Fueron las sirenas quienes, emulando a Penélope, tejieron el canto que alimentara —aunque fuera unos cuantos minutos— el sueño de la semilla en ciernes que aguarda, escondida, bajo sus escamas. Luego, llega la muerte y cobra su tributo, mientras las sirenas destejen melódicos orgasmos y, sin soltar el hilo de la esperanza, vuelven a cantar.

 

Angélica Santa Olaya (Ciudad de México, 1962) es poeta y narradora, historiadora y profesora de Español y Creación Literaria en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBAL). Sus escritos han sido recogidos en varias antologías de minificción, crónica, cuento, poesía y teatro, así como en diversos diarios y revistas. Forma parte de los colectivos internacionales Minificcionistas Pandémicos y de la Red de Escritoras de Microficción (REM). Ha sido traducida al rumano, portugués, inglés, italiano, catalán y árabe.

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