LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
La “contienda atronadora” es más ruido que parálisis: cinco acuerdos entre PSOE y PP en la España de 2024

Leonor heredará un reino con fantasmas: "El emérito se ha convertido en la mayor amenaza para la corona"

13

El rey Juan Carlos se va a una cacería secreta de lujo en Botsuana, se cae, se rompe la cadera, es operado de urgencia de madrugada y en secreto. Estamos en abril de 2012 y este incidente desencadena un efecto dominó con el que se descubre que hay una amante, que vive en una casa pegada a la Zarzuela, con la que el monarca mantiene una doble vida. El desmorone no termina y el rey abdica y ella, de nombre Corinna, acaba convirtiéndose en una enemiga que primero va a por él y luego a por la corona como institución. Se descubren cuentas regias en paraísos fiscales. Del elefante abatido al exilio galopante. Llegan otros reyes, el linaje antaño unido y modélico vive su propia diáspora (al menos) ante las cámaras para difuminar a miembros consanguíneos tóxicos y dejar la familia real reducida a cuatro: Felipe, Letizia, Leonor y Sofía. Una década borbónicamente trepidante en la que la consigna a estas alturas es sencilla y clara: evitar males mayores.

"Si te pones a enumerar es alucinante todo lo que ha pasado, una mezcla entre Shakespeare y un thriller insólito", apunta a infoLibre el periodista David López Canales, autor de Heredarás mi reino (Ediciones B, 2024), un ensayo que transita del derrumbe de Juan Carlos I a la incertidumbre de Leonor. Un período de crisis imprevisible en la Casa Real en el que se han ido encadenando los episodios como en el más disparatado de los seriales. "Nunca hubiéramos imaginado todo esto. Si hace veinte años nos dicen lo que iba a pasar decimos que es imposible", plantea el autor, quien no duda al afirmar que esta es una trama "que a ningún guionista se le hubiera ocurrido". Porque, más que eso de 'basado en hechos reales', que también vale por palaciego, aquí hay que recurrir a otra soberana consigna: la realidad siempre supera a la ficción.

Heredarás mi reino es, en definitiva, el repaso detallado y analizado de esta larga década desde la tragicómica cacería de Botsuana hasta las dudas del momento presente. "Un rey que huye al que se le descubre una fortuna oculta, una familia salpicada por sospechas, unos personajes secundarios increíbles con Corinna a la cabeza", destaca López Canales, experto en la crisis de la corona y que también estudia el relato que van montando todos los personajes sobre los hechos que van acaeciendo: "También el relato de la Casa Real de cómo se intenta proteger a Felipe y a Letizia a pesar de que hay datos que les hacen sospechosos de lo que hizo el padre, o al menos con sombras que todavía les envuelven a ellos, aunque parezcan protegidos y limpios de toda culpa y sospecha, cuando a mí me parece que no es así".

En la realeza, se quiera o no, es como en las mafias y la familia al final es la familia y solo es una. Para heredar la corona solo hay una, pero para las cosas malas son diferentes familias. Esa es la construcción del relato

Porque hay muchas zonas oscuras en esta narración, en el discurso oficial que se quiere dejar para la posteridad. Puntos ciegos en la construcción de la crónica como "intentar hacer ver que hay dos familias diferentes, pero luego resulta que cuando interesa solo hay una, porque al final la monarquía es una cuestión de familia". "Ahora mismo parece que hay dos familias reales: la de los reyes y sus hijas encerradas en Zarzuela haciendo vida ejemplar y profesional, y la otra, la de Abu Dabi, a la que le cantan Los del Río la Macarena. Pero en la realeza, se quiera o no, es como en las mafias y la familia al final es la familia y solo es una. Para heredar la corona solo hay una, pero para las cosas malas son diferentes familias. Esa es la construcción del relato", explica.

¿Hace ruido un rey al caer? ¿Qué contarán los libros de historia de Juan Carlos I? ¿Qué reino heredará Leonor? (Un reino se hereda siempre con todos sus fantasmas). ¿Reinará? Preguntas variopintas que van surgiendo sobre la marcha al ordenar un pasado del que hemos ido conociendo fragmentos, pero del que "nos queda por saber todo en realidad", puesto que hasta ahora "hemos conocido solo una pequeña parte del lado más oscuro, turbio y desconocido" del reinado de Juan Carlos I a través de Corinna y "todo lo que ha filtrado de sus conversaciones con Villarejo". "Pero Corinna solo pertenece a una pequeña parte de la vida del rey. ¿Qué ha pasado en el resto?", se pregunta el periodista, quien señala a la alemana como un "personaje esencial" en lo que ha pasado en los últimos años porque es "con quien explota todo".

Y continúa: "Son sus conversaciones con Villarejo las que exponen todo, y sus movimientos en la guerra que mantiene con Juan Carlos los que hacen que trasciendan informaciones que ya no solo atacan al emérito sino que afectan a los reyes actuales. Como cuando salió la noticia de la famosa luna de miel de los todavía príncipes, que se supone que se iban a Cuenca y luego se descubre que se han ido en un viaje de extra lujo a Fiyi, Camboya, México y Estados Unidos, que costó medio millón de euros y fue un regalo que les hicieron. Cuando luego la Casa Real está aprobando medidas de transparencia, códigos de conducta que establecen que no se deben aceptar regalos, salta la noticia de que al menos ha habido ese regalo por 500.000 euros. Entonces te preguntas desde cuándo no se aplica lo de los regalos o cuántos otros regalos similares han recibido previamente. Esa es una de las sospechas que todavía cubren a la familia y que no se ha aclarado, porque ese regalo en concreto de la luna de miel lo conocemos porque Corinna lo filtró y porque fue ella quien la organizó. ¿Pero qué pasa con las cosas en las que ella no intervino?"

Incógnitas, dudas, secretos de Estado, medias verdades. Datos que nunca tendremos, cosas que nunca sabremos. ¿A cuánto asciende la fortuna personal del emérito? Se ha repetido durante años que ronda los 2.000 millones de dólares, y así lo publicaron medios como Forbes, pero López Canales no la considera una estimación cierta: "Lo que ganaba se supone que lo sabíamos a raíz del caso Noós, que implicó a Iñaki Urdangarín, y ante lo cual Zarzuela hizo en 2011 un ejercicio de transparencia en el que cuenta que el salario oficial del rey es de 292.752 euros". Una cantidad que siguió cobrando hasta su abdicación en 2014, y desde entonces hasta 2020 percibió unos 200.000 euros anuales. Lo que nadie sabe es lo que cobraba oficialmente antes de desvelarse estas cifras.

"Pero es que aquí el problema no está en los salarios oficiales, sino en el dinero oculto en paraísos fiscales, como se ha demostrado que existen", señala el periodista, quien plantea que al final tienes un monarca "que cobraba aquí una parte infinitamente más pequeña de la que cobraba de otros países, con lo cual te tienes que preguntar si era rey de España o trabajaba para los que le pagaban más", "Yo no sé si al rey Juan Carlos le paso eso de que de tanto verse en los billetes pensó 'es que son míos o por lo menos merezco tener una parte de ellos a buen recaudo'. Tampoco sabemos si trata imponer el relato de hacer ver que hizo esto en la última etapa de su vida, cuando quizás fue así siempre. Eso es algo que no sabemos bien todavía: ¿desde cuándo empezó a hacer esto? ¿A cuánto asciende la fortuna que ha recaudado? ¿Por qué le daban todo ese dinero?", subraya.

En este contexto, asegura el autor que Juan Carlos es "el gran elefante en la habitación" de Zarzuela. Para Felipe y, sobre todo, para Leonor: "Es algo también acojonante, el propio rey se ha convertido en la mayor amenaza para la corona. Por supuesto que Juan Carlos y el lado corrupto de su reinado es la gran amenaza para la familia. Desde diciembre de 2018 no existe una sola foto pública del emérito con su nieta. Es algo que se ha evitado porque es totalmente perjudicial. Y eso que en 2018 él estaba viviendo una jubilación plácida pero no había estallado todavía todo, algo que ocurrió en los primeros días del confinamiento en 2020, cuando la Casa Real le castiga retirándole el sueldo y Felipe anuncia que renuncia a la herencia de su padre. Pero tampoco explica a qué herencia va a renunciar, si a la oficial o a la que se supone que no existe, porque estamos hablando de unas fortunas y unos negocios que se supone que no existían. Juan Carlos es una sombra que no es solo lo que ha hecho él, sino esa sombra que se extiende sobre la familia".

Él no tiene ningún tipo de remordimiento, ni sentimiento de culpabilidad, ni nada, porque cada vez que vuelve a España llega sonriente para irse a navegar y lo hace en un jet privado que no se sabe quién paga

"Seguimos siendo santas o putas", la huella indeleble del 'Patronato de protección a la mujer' franquista

Ver más

Más que una sombra, en definitiva, un fantasma que no desaparece sin más, sino cuya presencia se siente incluso aún más fuerte en su ausencia. Mientras tanto, Leonor se prepara y esculpe esa imagen de "chica de 18 años intachable que hace lo que le piden, aparentemente de una manera ejemplar". Pero claro, el reino que ella heredará algún día no hará "borrón y cuenta nueva", sino que seguirá siendo "el reino del abuelo y de esa familia que no se sabe si es culpable pero, al menos, sí que está envuelta en las sombras del emérito". "No tenemos datos para saber si es una Familia Real o una organización criminal. Sé que es mucho exagerar esto, pero no sabemos realmente qué ha pasado ahí, hasta donde llegaba la participación de cada uno en la parte más turbia de las acciones de Juan Carlos", lanza el autor, quien opina, en cualquier caso, que le parecería "bien" que dejara su exilio y volviera a España: "Le iría mejor a la Familia Real si viviera aquí, porque cada vez que vuelve es resucitar a ese fantasma del palacio".

También intenta López Canales ponerse en la piel del monarca, "aunque sea imposible", para intentar adivinar "qué pensará ahora mismo viviendo en ese exilio tan extraño en ese país tan raro después de haberse marchado del país donde ha reinado durante cuarenta años". Una cosa sí tiene clara: "Él no tiene ningún tipo de remordimiento, ni sentimiento de culpabilidad, ni nada, porque cada vez que vuelve a España llega sonriente para irse a navegar y lo hace en un jet privado que no se sabe quién paga. Es que ni siquiera cada vez que viene lo hace en un vuelo regular que pueda pagarse él, sino en un jet privado que le está regalando alguien que no sabemos, y que si se lo estuviera pagando él mismo no sabemos tampoco de dónde hubiera sacado el dinero porque con su salario oficial no tiene para pagar jets privados cada vez que quiere".

Juan Carlos se cayó con todo el equipo. El rey ejemplar se desplomó y mostró toda su vulgaridad. Y, sin embargo, no parece que el estruendo fuera lo suficientemente fuerte como para "generar la conversación que debería haber generado". "Se derrumbó un símbolo, el gran rey de la Transición, que supo capitanear esos años tan complicados, que tuvo ese olfato para negociar con todos y saber moverse en ese mundo. No hablo ya de un referéndum que me cuesta ver, pero por lo menos el debate creo que sería sano. Más en un país como España, en una democracia que se supone que está consolidada y es moderna. A raíz de lo que ha pasado con la Casa Real y con la familia yo creo que sería sano que al menos existiera esa conversación para ver hasta qué punto es sostenible este modelo con una familia en la que se ha demostrado que el rey de los últimos cuarenta años es un corrupto", termina.

El rey Juan Carlos se va a una cacería secreta de lujo en Botsuana, se cae, se rompe la cadera, es operado de urgencia de madrugada y en secreto. Estamos en abril de 2012 y este incidente desencadena un efecto dominó con el que se descubre que hay una amante, que vive en una casa pegada a la Zarzuela, con la que el monarca mantiene una doble vida. El desmorone no termina y el rey abdica y ella, de nombre Corinna, acaba convirtiéndose en una enemiga que primero va a por él y luego a por la corona como institución. Se descubren cuentas regias en paraísos fiscales. Del elefante abatido al exilio galopante. Llegan otros reyes, el linaje antaño unido y modélico vive su propia diáspora (al menos) ante las cámaras para difuminar a miembros consanguíneos tóxicos y dejar la familia real reducida a cuatro: Felipe, Letizia, Leonor y Sofía. Una década borbónicamente trepidante en la que la consigna a estas alturas es sencilla y clara: evitar males mayores.

>