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La mitología del cuerpo
Si hubiera sido creada con la astucia de una loba
—como fui incriminada—,
y hubiera alegado que el lobo me devoró,
no me habrían comido dos veces.
Si yo hubiera gritado:
¡Oh, Dios, no son pecados lo que cometí,
aquella serpiente me incitó al placer!,
no habría sido mordida dos veces de la misma madriguera.
Si yo hubiera delatado a Adán,
y con el dedo acusador hubiese señalado:
¡esta es tu criatura, Señor, él ha mordido la manzana!,
no habría sido arrojada a la tierra
con dos heridas sangrantes,
la herida del útero y la herida del corazón.
Si me hubiera sido infiel a mí misma,
y a mí misma me hubiera engendrado en la artesa de la lujuria,
habría sido ungida soberana del reino de Eros,
y sería dueña de mi cuerpo.
Si no me hubiera despojado de la hoja de la mora,
—mi única prenda—,
y no la hubiera arrojado al rostro de Satán,
habría sido el árbol del Paraíso prometido.
Si hubiera sido más astuta y prudente,
no habría engendrado en mi útero un hombre para esclavizarme.
Si yo hubiera sido Atón,
no me habría creado más que a mí misma,
y no habría habido una primera mujer,
ni un primer hombre,
no habría habido traición desde la eternidad.
Si hubiera sido creada para el engaño
—como fui estigmatizada—,
habría arrancado la túnica de mi amado
de frente,
y en el amor sería perdonada.
Si me hubiera apostado en el pórtico de la muerte,
con la audacia del que va y regresa de ella,
y maldecido a Hades con todos sus nombres,
no habría muerto entre dos vidas.
¿Acaso fui yo realmente,
sin haber sido?
Traducido del árabe original por Akram J. Thanoon y Maribel Lázaro (Granada, marzo de 2018).
*Aicha Bassry (Settat, Marruecos, 1960) es poeta. “La mitología del cuerpo” ganó el Premio internacional Simone Landry de poesía femenina (París, 2017).Aicha Bassry