"Era un loco cuerdo": un paseo por la colina de Jesús Quintero

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"Estuvo de verdad zumbado, aunque decía que 'el loco lo pierde todo menos la razón'". Así recuerda Raúl del Pozo a Jesús Quintero en el prólogo de Memoria del silencio. El gran libro del Loco de la colina (Temas de hoy, 2023), un volumen con contenido inédito que cuenta con la implicación de sus dos hijas, Lola y Andrea, y de la Fundación Jesús Quintero. "Mi padre siempre tenía en mente la dualidad entre la locura y la cordura, se preguntaba cómo se podía ser un loco cuerdo. Que yo creo que es lo que él era realmente: un loco cuerdo", remarca a infoLibre Lola Quintero.

Memoria del silencio se adentra en lo más profundo de esa dualidad para encontrar respuestas a preguntas no formuladas. O para dar con respuestas diferentes a las que se dan por correctas. Indagar, en definitiva, en la vida y obra del periodista onubense, fallecido hace ya casi un año, a través de "reflexiones inéditas sacadas de su archivo personal" y un recopilación de algunas de sus grandes entrevistas a Jorge Luis Borges, Antonio Gala, La Pasionaria, Rocío Jurado, Iñaki Gabilondo, Eduardo Galeano, José Saramago, Ana Obregón o Julio Anguita, entre otros muchos.

"En los tiempos convulsos y de cambios tan brutales que estamos viviendo ahora, mi padre nos enseña a respirar, a sentarnos y a analizar las situaciones con un sentido de reflexión y de paciencia que creo que es valiosísimo", remarca Lola Quintero, quien explica que el libro pone negro sobre blanco en el papel esas conversaciones televisivas repletas de curiosidad, empatía, respeto y sabiduría en una forma muy personal de observar a los demás en este vertiginoso mundo: "Yo sigo aprendiendo cada día con las reflexiones de mi padre y me falta mucho por aprender, porque hay miles de entrevistas y todas ellas aportan algo. Hay algunas que son verdaderamente indispensables en la construcción de nuestra sociedad".

Después de toda una vida dedicada al ejercicio del periodismo, Jesús Quintero se marchaba el 3 de octubre de 2022. Como legado nos dejó sus silencios alargados y sus preguntas certeras en busca del tuétano mismo de cada entrevistado. Maestro en el arte de conversar pausado y reflexionar hondo, atento observador de lo cotidiano que nos legó también cavilaciones hasta ahora inéditas sobre los grandes temas que más le preocupaban a él y nos preocuparán a todos hasta el fin de los días: la vida, la muerte, la libertad, la utopía, la locura. "Este libro es un paseo por algunas de las grandes entrevistas que hizo mi padre", resume su hija.

Para poder hincarle el diente por cualquiera de sus páginas, el libro está dividido en capítulos tan variopintos como A mis queridos hijos de puta (telebasura, prensa rosa y protagonistas del nuevo circo), Llamada general a la insurrección (injusticias, utopías y mentes revolucionarias), Palabra de loco (locura, cordura y destellos de lucidez), Vivir como nos dicta el deseo (sobre uno mismo, ser libre y que se note), El amor todo lo puede (amantes, amados y definiciones de amor) o Solo con el tiempo uno aprende (sobre el paso del tiempo, la experiencia y el final del camino). Todos ellos rebosantes de pensamientos atemporales que, de alguna manera sorprendente, siguen vigentes después de su muerte.

Algo que sucede, seguramente, por la capacidad del silencio como herramienta para escarbar en los lugares más recónditos de uno mismo. No en vano, su hija recuerda que a Jesús le "fascinaban" las monjas de clausura y los monjes de los monasterios. "Le fascinaba el silencio, en definitiva, y eso para una persona que vive de hablar, para un periodista, era una mezcla muy curiosa. Siempre intentaba incorporar ese silencio en sus entrevistas y me imagino, porque no lo sé, que poco a poco fue viendo que era una manera maravillosa de crear en el invitado esa necesidad de hablar, de contar, de abrirse", señala Lola.

De alguna manera, encontrar la universalidad desde la más honda introspección. Algo que no parece propio de estos tiempos de zigzagueante frenesí, tal y como el propio Loco de la colina, en la clarividencia de su cordura, supo ver antes que el resto: "Él tenía muy claro que no tenía hueco en este mundo. Esto tiene que ver un poco con su salida de la televisión, un medio en el que estuvo tantos años que vio los cambios que iban ocurriendo poco a poco. Mi padre tuvo el gran beneficio de empezar en una televisión que daba espacio a los silencios, y esto era una ventaja para él. Antes sí que se permitían una entrevista de una hora en la que la persona pudiese callarse y no se estuviesen perdiendo segundos sagrados de prime time, se veía incluso como una parte necesaria de la conversación".

Hay una nueva generación aún más joven que está viendo a mi padre a través de Tik Tok, lo cual es maravilloso. Pero en las cadenas de televisión a día de hoy se tendría que repensar mucho el proyecto para que mi padre tuviese cabida

La llegada e intromisión constante de internet y las redes sociales en nuestras vidas han acelerado muchísimo los procesos y nuestra forma de cohabitar en el planeta, poniéndonos a todos, en opinión de Lola, "en modo correr". Ese período extraño que fue el confinamiento pandémico y que todo lo detuvo llevó a muchos a refugiarse en las entrevistas reposadas de Jesús Quintero. "Mi padre llevaba antes de morirse ya varios años fuera de la televisión, y hay una generación que no ha llegado a conocerle en pantalla o se acuerda vagamente. En pandemia mucha gente se puso a ver sus entrevistas y ahora muchísima gente está viendo vídeos de mi padre en YouTube", resalta Lola, aún añadiendo: "Hay también una nueva generación aún más joven que está viendo a mi padre a través de Tik Tok, lo cual es maravilloso, pero en las cadenas de televisión a día de hoy se tendría que repensar mucho el proyecto para que mi padre tuviese cabida".

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Puede que Tik Tok no sea exactamente el medio más propicio para degustar este tipo de conversaciones, pero su hija considera "espectacular" que los mensajes de su padre "lleguen a la gente joven". "Porque aunque sea de otra generación creo que su mensaje es muy inmortal aunque, evidentemente, era un ser imperfecto sujeto también de su época. Pero en muchos aspectos creo que fue un gran pionero y aprovechó muy bien la plataforma que tenía", apunta.

Me gustaría que la gente entendiese que lo que se ha visto de mi padre en televisión es lo que él era. No era un personaje, mi padre era así. En la vida profesional y en la personal siempre ha sido la misma persona

Tanto la aprovechó, y de una manera tan salvajemente transversal además, que entrevistó a líderes políticos y célebres intelectuales, así como a estrellas de la farándula o presos comunes. "Eso dice mucho de su carácter", afirma Lola Quintero, pues para poder "encajar tan bien" con todo este tipo de personas tan diferentes hay que ser "muy flexible y empático". "Y mi padre era muy empático y a los entrevistados les tenía normalmente un gran aprecio y un gran respeto", asegura.

Y concluye: "Me gustaría que la gente entendiese que lo que se ha visto de mi padre en televisión es lo que él era. No era un personaje, mi padre era así. En la vida profesional y en la personal siempre ha sido la misma persona. Hubo un momento, imagino, de eso de que la realidad supera la ficción, pero no había show, no había teatro. Lo que se veía era lo que había. Creo que no solo son las entrevistas que hacía en palabra, las preguntas que hacía, sino que él daba mucho de sí, se entregaba completamente para invitar al entrevistado a hacer lo mismo. Era como un encuentro de almas en ese instante".

"Estuvo de verdad zumbado, aunque decía que 'el loco lo pierde todo menos la razón'". Así recuerda Raúl del Pozo a Jesús Quintero en el prólogo de Memoria del silencio. El gran libro del Loco de la colina (Temas de hoy, 2023), un volumen con contenido inédito que cuenta con la implicación de sus dos hijas, Lola y Andrea, y de la Fundación Jesús Quintero. "Mi padre siempre tenía en mente la dualidad entre la locura y la cordura, se preguntaba cómo se podía ser un loco cuerdo. Que yo creo que es lo que él era realmente: un loco cuerdo", remarca a infoLibre Lola Quintero.

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