Poesía, cuentos y ensayos muy recomendables

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Sin duda uno de los acontecimientos literarios del 2024 será la publicación de la poesía completa de Ángeles Mora en Tusquets. Con una obra exquisita, de enorme calidad, Mora es uno de los nombres imprescindibles de la literatura contemporánea en español. En 2023 se publicaron varios volúmenes espléndidos de poesía reunida: Las sirenas de abajo (Acantilado) de Aurora Luque, Sinfonía corporal (Tusquets) de Fernando Aramburu (excepcional novelista que se revela ahora también como estupendo poeta), Los descalzos (Hiperión) de Francisco Javier Irazoki y Toda la poesía (Visor) de Gioconda Belli. A modo de brevísima muestra, dos versos de cada uno: «Los deseos tenaces como un perro/ que se obstina en negar el abandono» (Luque); «los animales frágiles/ que en nosotros se aman sin saberlo» (Aramburu); «He sabido que la música aligera/ el peso de nuestra vida» (Irazoki); «Ya no me queda más que soñar/ y el tiempo de esperar parece una playa que se termina» (Belli). Otros títulos magníficos del 2023, algunos merecedores de premios muy importantes, son Euforia (Tusquets) de Carlos Marzal («ya no quiero pasar por razonable:/ aquí solo cantamos a la euforia», Y el todo que nos queda. Poemas de amor (Visor) de Martín López-Vega («Voy tras de ti por un presagio mío,/ sin pensar en lo que hago»), Suite irlandesa (Vandalia) de Antonio Rivero Taravillo («Llueve en estas calles, y los charcos/ son del tamaño exacto de mis sueños»), Oscura hierba (Sonámbulos) de Mónica Doña («Mi corazón/ está donde tu mano/ pueda tocarme»), Los expedientes de la madrugada (Visor) de Felipe Benítez Reyes («La memoria no se piensa: se limita a suceder,/ a manifestar en nosotros su imperio de inexactitudes»), Paradero desconocido de Benjamín Prado («Todo el que hace planes hace el mismo: ser otro.// Hay quien huye de casas que son un barco hundido»), Equipos de respiración subacuática (Algaida) de Andrés García Cerdán («Crecimos en la euforia/ de los que creen firmemente en nada»), Bailando en la azotea (Renacimiento) de Antonio Rodríguez Jiménez («Yo buscaba un amor de los que embargan,/ de los hacen arder y amar el mundo»), Demonios (Sloper) de Ben Clark («Que este poema diga la verdad./ Que no me deje solo ante la muerte»), Lírica industrial (Rialp) de Rubén Martín («Soñé que en el idioma de las máquinas/ el poema se hacía cuerpo»), Matriz (Valparaíso) de Pedro J. Plaza («Aquí, madre; aquí vivía yo. En esta casa, hipotecada y vacía/ fingí crecer, y te fingí ser niño»), Victoria menor (Rialp) de Luis Escavy («Importa lo que amamos, el principio/ de todo el esplendor y su final») o Todavía, el asombro (Ediciones del Gallo de Oro) de Javier Gilabert («Lo amargo por llegar ha de escribirse ;/ tan solo es posesión la vida ahora»). 

Un libro de cuentos desternillante, que rebosa humor del bueno e inteligencia en estado puro es Enrabiados (Página de Espuma) de Jorge Volpi. La vida sumergida (Galaxia Gutemberg) de Pilar Adón es una edición actual de un libro publicado en 2017, que nos permite sumergirnos en el universo fantástico (en todos los sentidos) de la autora, cuya escritura es hipnótica e impecable. Confieso que acabo de empezar Todo tan fugaz (Tres Hermanas) de Ernesto Calabuig y tengo aún entre la pila de libros por leer Plegaria para pirómanos (Páginas de Espuma) de Eloy Tizón. Los recomiendo de corazón, se trata de dos valores seguros, dos escritores estupendos que jamás defraudan.

He podido leer también este año dos ensayos excepcionales que me han proporcionado momentos de verdadera felicidad lectora: Ensayos reunidos (Random House) del enorme poeta Raúl Zurita («Hacemos literatura, música, pintura, porque no fuimos felices») y Del Drina al Vístula. Lecturas centroeuropeas (Báltica) de Mercedes Monmany, un libro monumental y un ejemplo de crítica literaria en estado de gracia. Más dirigidos a un público académico, pero escritos con un indudable talento literario son los estudios, ambos en Comares, En torno a la interpretación. Ensayos de crítica y hermenéutica de Sultana Wahnón, que recorre con admirable capacidad de síntesis y atención al detalle la historia de la hermenéutica desde Platón, y Vivir sola es morir. El modernismo comunitario de Katherine Mansfield de Gerrado Rodríguez Salas (también un estupendo escritor), un fascinante análisis de la extraordinaria obra de Mansfield. Si se me permite un apunte muy personal, mi hija se llama Kezia por el personaje de la niña Kezia Burnell, de «Casa de muñecas».

2023 ha sido un año pródigo en excelentes novelas, pero hay tantas que se acumulan en el rincón de mi mesa reservado a los libros por leer que he preferido centrarme en poesía, cuentos y ensayos. No quiero acabar sin subrayar que me impresionó mucho Los exportados (Impedimenta, trad. de Eduardo Berti) de Sonia Devillers, una impactante historia de familia que es a la vez una sobrecogedora página de la historia colectiva (la venta literal de la población judía de Rumanía entre 1958 y 1965 a cambio de ganado o dinero). Leí completamente embebida No te veré morir (Seix Barral) de Antonio Muñoz Molina y en este momento estoy leyendo hipnotizada Una cabeza cercenada (Impedimenta, trad. de Enrique Maldonado Roldán), desternillante y magistral novela de Iris Murdoch, una de las mejores y mayores novelistas del siglo XX. 

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* Ioana Gruia es escritora y profesora de Literatura.

Sin duda uno de los acontecimientos literarios del 2024 será la publicación de la poesía completa de Ángeles Mora en Tusquets. Con una obra exquisita, de enorme calidad, Mora es uno de los nombres imprescindibles de la literatura contemporánea en español. En 2023 se publicaron varios volúmenes espléndidos de poesía reunida: Las sirenas de abajo (Acantilado) de Aurora Luque, Sinfonía corporal (Tusquets) de Fernando Aramburu (excepcional novelista que se revela ahora también como estupendo poeta), Los descalzos (Hiperión) de Francisco Javier Irazoki y Toda la poesía (Visor) de Gioconda Belli. A modo de brevísima muestra, dos versos de cada uno: «Los deseos tenaces como un perro/ que se obstina en negar el abandono» (Luque); «los animales frágiles/ que en nosotros se aman sin saberlo» (Aramburu); «He sabido que la música aligera/ el peso de nuestra vida» (Irazoki); «Ya no me queda más que soñar/ y el tiempo de esperar parece una playa que se termina» (Belli). Otros títulos magníficos del 2023, algunos merecedores de premios muy importantes, son Euforia (Tusquets) de Carlos Marzal («ya no quiero pasar por razonable:/ aquí solo cantamos a la euforia», Y el todo que nos queda. Poemas de amor (Visor) de Martín López-Vega («Voy tras de ti por un presagio mío,/ sin pensar en lo que hago»), Suite irlandesa (Vandalia) de Antonio Rivero Taravillo («Llueve en estas calles, y los charcos/ son del tamaño exacto de mis sueños»), Oscura hierba (Sonámbulos) de Mónica Doña («Mi corazón/ está donde tu mano/ pueda tocarme»), Los expedientes de la madrugada (Visor) de Felipe Benítez Reyes («La memoria no se piensa: se limita a suceder,/ a manifestar en nosotros su imperio de inexactitudes»), Paradero desconocido de Benjamín Prado («Todo el que hace planes hace el mismo: ser otro.// Hay quien huye de casas que son un barco hundido»), Equipos de respiración subacuática (Algaida) de Andrés García Cerdán («Crecimos en la euforia/ de los que creen firmemente en nada»), Bailando en la azotea (Renacimiento) de Antonio Rodríguez Jiménez («Yo buscaba un amor de los que embargan,/ de los hacen arder y amar el mundo»), Demonios (Sloper) de Ben Clark («Que este poema diga la verdad./ Que no me deje solo ante la muerte»), Lírica industrial (Rialp) de Rubén Martín («Soñé que en el idioma de las máquinas/ el poema se hacía cuerpo»), Matriz (Valparaíso) de Pedro J. Plaza («Aquí, madre; aquí vivía yo. En esta casa, hipotecada y vacía/ fingí crecer, y te fingí ser niño»), Victoria menor (Rialp) de Luis Escavy («Importa lo que amamos, el principio/ de todo el esplendor y su final») o Todavía, el asombro (Ediciones del Gallo de Oro) de Javier Gilabert («Lo amargo por llegar ha de escribirse ;/ tan solo es posesión la vida ahora»). 

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