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Carmen Martín Gaite. El juego de la vida y la literaturaJosé Jurado MoralesVisor LibrosMadrid2018Carmen Martín Gaite. El juego de la vida y la literatura
La copiosa bibliografía de Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925) no ha dejado de aumentar tras su repentina muerte en el verano de 2000, no solo con obras inéditas, rescatadas de entre sus muchos papeles, sino también con estudios que abordan el análisis de su extensa y variada producción desde diferentes enfoques.
Este es el contexto en el que se inscribe Carmen Martín Gaite. El juego de la vida y la literatura, de José Jurado Morales, recopilación de trabajos escritos por el autor durante los muchos años de investigación consagrados a la salmantina. Carmen Martín Gaite. El juego de la vida y la literatura desvela la «vocación por una escritura total de la autora» (p. 12), al tiempo que se constituye en intento de aproximación también «total» a su heterogénea obra.
Jurado Morales, que en Del testimonio al intimismo: Los cuentos de Carmen Martín Gaite (Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 2001) y La trayectoria narrativa de Carmen Martín Gaite (1925-2000) (Gredos, 2003) había analizado extensa y profundamente la obra narrativa de la autora, se interesa en esta ocasión por otras facetas de su quehacer creador, facetas que examina desde la rica perspectiva que le proporciona su dilatada convivencia con los textos de la salmantina, así como también el ininterrumpido y fecundo diálogo entablado con ellos.
Carmen Martín Gaite. El juego de la literatura y de la vida aparece dividido en seis bloques temáticos. Los dos primeros –"El fundamento autobiográfico" y "Amistad y literatura: Ignacio Aldecoa"– arrojan nueva luz sobre la intensa relación existente entre vida y literatura en la obra de una autora que «vivió para escribir y escribió para sentir que vivía» (p. 12). El tercero –"Etapas de aprendizaje: cuentos del medio siglo"— se detiene en la labor cuentística de Martín Gaite. El cuarto –"El arte de pensar"–, en algunos de sus muchos trabajos de carácter ensayístico, mientras que "Las novelas de la supervivencia", quinta sección del libro, ahonda en Lo raro es vivir y Los parentescos. "Texto sobre texto" constituye la sexta y última parte de este documentado y enjundioso estudio. En ella Jurado Morales recoge y ordena más de medio siglo de bibliografía sobre la obra de Carmen Martín Gaite.
"El fundamento autobiográfico" (pp. 27-64) se compone de tres capítulos que inciden sobre una única idea: la estrecha y diáfana relación existente entre la peripecia vital de Carmen Martín Gaite y el conjunto de su obra.
En "Tentativas autobiográficas" Jurado Morales rastrea «los distintos grados y maneras» en que lo autobiográfico se presenta en la obra de Carmen Martín Gaite (p. 28). Para ello repasa títulos de carácter ensayístico como Usos amorosos de la posguerra española (1987) o Esperando el porvenir (1995) u obras más próximas al diario, tales como Cuadernos de todo (2002) y Visión de Nueva York (2005); revisa algunos sucintos textos expresamente autobiográficos como "Bosquejo autobiográfico" (1980) y, finalmente, se detiene en las novelas de la autora, especialmente en Entre visillos (1958) y El cuarto de atrás (1978), que analiza por extenso. El autor finaliza interrogándose acerca del origen del autobiografismo en la obra de la salmantina para llegar a la conclusión de que reside más en su concepción de la literatura como medio de autodescubrimiento que en la dificultad «para renovar sus mundos de ficción e incorporar nuevos motivos narrativos» (p. 38), como quiere parte de la crítica.
"Experiencia vital y escritura poética" descubre al lector una faceta muy poco conocida de Carmen Martín Gaite: su constante, aunque intermitente, relación con la poesía, relación cuya naturaleza explica el título del primer y único poemario publicado por la autora en vida: A rachas (1976). Según el profesor jiennense, la poesía le sirve a Martín Gaite no solo como forma de conocimiento (p. 45), sino también como «medio de autoanálisis» (p. 46), lo que permite leer A rachas como una «biografía de su intimidad» (p. 46). Para el análisis de la obra, de la que existen varias ediciones, Jurado Morales sigue la clasificación cronológica establecida por la autora –«Poemas de primera juventud» (hasta 1960), «Poemas posteriores» (entre 1960 y 1985) y «Después de todo» (1985-1990)–. Además de rastrear influencias e identificar temas, el autor detecta en el poemario muchos de los motivos y constantes que aparecen en el conjunto de la obra de la autora.
"Un viaje al cuarto de atrás" tiene como objeto mostrar la complejidad de la novela que en 1978 consagró a Carmen Martín Gaite y por la que se le concedió el Premio Nacional de Literatura: El cuarto de atrás. Jurado Morales describe los diversos elementos que integran la obra, elementos que hacen de ella un producto híbrido tanto en cuanto al género en el que está escrita –novela, autobiografía, memoria– como en relación al modo como está narrada –literatura realista, fantástica, metaficción–.
Dos trabajos integran "Amistad y literatura: Ignacio Aldecoa" (pp. 67-88). En ellos Jurado Morales analiza la estrecha y fecunda relación existente entre el vitoriano y la salmantina. En el primero, «A modo de homenaje: Esperando el porvenir», el autor relata la génesis del libro homónimo, publicado por Martín Gaite en 1994 como homenaje a su compañero de estudios y entrañable amigo Ignacio Aldecoa, y lo reseña. «Los pasos encontrados de Martín Gaite e Ignacio Aldecoa», por otro lado, plantea la interesante hipótesis de que si bien los caracteres del joven e irreverente vitoriano y la «estudiante modélica y aplicada» (p. 75) que entonces era Carmiña son muy diferentes en 1943 –año en el que se encuentran en la Facultad de Letras de la Universidad de Salamanca–, se van aproximando con el paso de los años, de modo que a la altura de 1969, fecha en la que Aldecoa muere, los amigos comparten «más de lo que en un principio pudiera parecer» (p. 76). Jurado Morales analiza paso a paso la relación para demostrar la decisiva influencia del vitoriano «en el asentamiento de los pilares vitales, intelectuales, literarios, ideológicos, que han de marcar para siempre la trayectoria de la escritora» (p. 82), a la par que desgrana las posteriores diferencias existentes entre ambos, diferencias que vienen determinadas por sus recorridos vitales: breve y de abrupto desenlace el de él; más dilatado en el tiempo el de ella, lo que le permite una mayor evolución en el plano literario.
El tercer bloque, "Etapas de aprendizaje: cuentos del medio siglo" (pp. 91-129), contiene dos trabajos escritos a principios de los años noventa, momento en el que la producción cuentística de Carmen Martín Gaite era poco conocida. De ahí que, sobre todo en el primero de ellos –«“Un día de libertad”, primer cuento de Martín Gaite»–, Jurado Morales reivindique «la necesidad de partir de los inicios literarios para comprender la trayectoria completa de Carmen Martín Gaite» (p. 107). Y, así, amén de analizar profunda y sugestivamente aspectos como el título, el tiempo de la narración, el punto de vista, la técnica, el estilo o los personajes, el autor identifica algunos motivos que aparecen en esta primera narración de la salmantina, que data de 1953, y que, al cabo de los años, acabarán convirtiéndose en recurrentes en su entera producción. A este respecto, resulta también sumamente interesante el apartado «Influencias» (pp. 107-114), por cuanto en él el profesor jiennense explora y analiza extensamente los ecos que de Camus, Sartre y Kafka –tres de los escritores más leídos por Martín Gaite y sus contemporáneos al mediar el siglo– resuenan en «Un día de libertad», además de aquilatar en su justa medida la deuda contraída por la autora en este cuento con «Ciudad de tarde» (1952), de su admirado Aldecoa. No obstante, Jurado Morales no se limita a este doble objetivo –reivindicativo y analítico–, sino que ofrece al lector una visión más amplia, con la que pretende ilustrar tanto algunas de las características propias del cuento del medio siglo como su relevancia.
La tesis defendida en "Algo más que cuentos de mujeres" es, precisamente, la enunciada en el título: que la narrativa breve de Carmen Martín Gaite trasciende las etiquetas de ‘feminista’ o ‘de mujer’, pese a dos hechos que, en principio, pudieran sugerir lo contrario. Primero, que en catorce de los diecisiete cuentos publicados por la autora el protagonismo sea femenino y, segundo, que la propia Martín Gaite, en el breve prólogo que escribió para la edición de sus cuentos completos en 1978, afirmara: «este conjunto de relatos bien podría titularse “Cuentos de mujeres”». Jurado Morales se afana en demostrar que esto no es así y no escatima tiempo ni espacio para ello: compara los personajes femeninos de cuentos y novelas para llegar a la conclusión de que los primeros «reflejan con mayor exactitud [...] el tipo de sociedad en que se insertan» (p. 116); analiza el alcance crítico y político de los cuentos; incursiona en el tema de la soltería no solo en la producción cuentística de Martín Gaite, sino también en la narrativa de otras autoras de posguerra; procede a la caracterización de los personajes femeninos de los cuentos gaitianos como productos de una educación sexista al servicio del Régimen; constata el abierto antifeminismo de la autora; clasifica los cuentos en virtud de la intención que Martín Gaite persigue con la presencia de la mujer en ellos para, finalmente, reafirmarse en la tesis inicial: «sostener que la mujer es la protagonista única y el objetivo último de su narrativa breve supone prestar una mirada reductora a su quehacer literario» (p. 128). Y ello, según el autor, debido al profundo humanismo de una escritora que estima «al individuo en tanto ser humano con indiferencia de variables más o menos fortuitas (sexo, procedencia, ideología, religión...)» (p. 129).
La extensa y variada producción ensayística y de investigación de Carmen Martín Gaite es el objeto del siguiente bloque, "El arte de pensar" (pp. 133-185), el más extenso de los seis que componen el libro que reseñamos. De los cuatro trabajos que lo conforman, la mitad –los dos primeros– aparecen publicados en este volumen por vez primera.
"La entrada en el castillo: una poética del lector" da cuenta de la teoría de la lectura de Carmen Martín Gaite, una teoría en la que destacan dos aspectos: la importancia concedida por la autora al interlocutor y una concepción lúdica de los actos de leer y de escribir. Para ilustrar la poética gaitiana Jurado Morales se sirve de las ideas vertidas por nuestra autora en diversas entrevistas, así como también de las reflexiones plasmadas en obras como El cuento de nunca acabar (apuntes sobre la narración, el amor y la mentira) (1985) o artículos publicados, a lo largo de los años, en diferentes medios. ‘La entrada en el castillo’, es decir, «el acceso a la esencia de la lectura» (p. 139) se constituye así en experiencia única, personal e intransferible que el lector solo puede lograr si escucha paciente y serenamente lo que el libro tenga que decir.
Si la poética del lector preocupa a Carmen Martín Gaite desde mediados de los setenta, la conciencia del paso del tiempo, en su dimensión más existencial, empieza a golpear con fuerza a la autora en 1948, cuando se traslada de la provinciana Salamanca a Madrid para cursar sus estudios de Doctorado. En "Vivir el tiempo" Jurado Morales indaga en las fuentes que subyacen en la concepción que del tiempo posee Martín Gaite y las estrategias que propone para combatir la sensación de vacío dejada por su inexorable paso. Además, constata que, si bien «todas las novelas [...] toman como base un tiempo histórico, real», coincidente o próximo «al tiempo presente de la escritora» (p. 148), en sus incursiones en el pasado histórico la salmantina opta por una perspectiva marcadamente intrahistórica. Los tres períodos por los que se siente atraída: el siglo XIII, el XVIII y el XX motivan sendos epígrafes "El siglo soñado", "El siglo imaginado" y "El siglo vivido". "El siglo soñado" trata sobre el fallido proyecto de tesis doctoral en torno a los cancioneros galaico-portugueses del siglo XIII de la autora; "El siglo imaginado", sobre los diferentes trabajos escritos por Martín Gaite acerca del siglo XVIII, con especial atención a Macanaz. Historia de un empapelamiento (1970) (publicado como Macanaz, otro paciente de la Inquisición en 1975) y Usos amorosos del dieciocho en España (1972); "El siglo vivido", por último, se centra en El Conde de Guadalhorce, su época y su labor (1977) y Usos amorosos de la postguerra española (1987).
«Sobre los usos amorosos del dieciocho en España», tercer capítulo de este bloque dedicado al ensayo, desarrolla los temas apuntados en el epígrafe "El siglo imaginado" del capítulo anterior. Jurado Morales comienza investigando el origen de la atracción que Martín Gaite siente por el siglo XVIII; realiza una esclarecedora síntesis del trabajo con el que la autora se doctoró en 1972 y que poco tiempo después fue publicado con el título de Usos amorosos del dieciocho en España (1972); y finaliza con una sección en la que amén de evidenciar la coherencia existente entre este libro y el conjunto de la obra de la salmantina, lo examina teniendo en cuenta la incidencia en él de cuatro aspectos por los que siempre se interesó nuestra autora: la lengua, la comunicación, la libertad y la mujer. Todo ello con el objeto de descubrir los muchos méritos de una obra que, más de treinta y cinco años después de su publicación, sigue conservando su «condición de investigación pionera» (p. 157), además de haberse convertido en estudio señero en el campo de la historia de la galantería en el siglo XVIII (p. 157).
La capacidad de observación de Martín Gaite y su acusada tendencia a la reflexión explicarían, según el autor, el interés de la autora por el ensayo, interés que se remontaría a fecha tan temprana como 1948. Pero en el siguiente capítulo –«La narrativa de Martín Gaite o la esencia misma del ensayo»– Jurado Morales no analiza ninguna de las múltiples obras ensayísticas de nuestra autora, sino que trata de demostrar que la salmantina poseía «una concepción de la literatura y un modo de narrar próximos a la esencia de todo ensayo» (p. 174), hipótesis que confirma a través del estudio de a) la estructura y composición de sus novelas, b) la importancia concedida al yo y a la identidad, c) el enfoque en los temas tratados, y d) la relación de complicidad con el lector (p. 175).
Lo raro es vivir (1996), penúltima novela publicada en vida por Carmen Martín Gaite, y Los parentescos, que, inacabada, apareció póstumamente, en 2001, son el objeto de análisis de la quinta parte, "Las novelas de la supervivencia" (pp. 189-228).
Como introducción al capítulo dedicado a Lo raro es vivir –"De vida y literatura existencial: Lo raro es vivir"– Jurado Morales repasa la situación de «vacío filosófico» (p. 189) existente en España tras la Guerra Civil y revela cómo a pesar del escaso eco hallado por el existencialismo, motivado por la prohibición de las obras de Sartre en nuestro país, Martín Gaite leerá La náusea en 1948. Esta lectura afectará de modo irreversible «su modo de mirar el mundo» (p. 191). Por otro lado, las circunstancias personales de la autora en los últimos setenta y principios de los ochenta determinarán tanto el tono vital de la salmantina durante sus últimos años de vida, como el de su literatura, una literatura que se convertirá más que nunca en refugio (p. 194) y dejará filtrar una concepción de la vida entre escéptica y desengañada, esto es, existencial. Tras clarificar y contrastar los términos existencial y existencialista, Jurado Morales analiza Lo raro es vivir «mostrando cómo gran parte de sus elementos narrativos [...] participan de un enfoque existencial» (p. 194).
Si bien «Mundo interior y sociedad posmoderna: Los parentescos» se centra en el estudio de la última novela de Martín Gaite, no por ello desdeña el entorno en el que esta se produce, razón que lleva a Jurado Morales a definir y caracterizar un concepto tan escurridizo como lo es el de posmodernidad. Enmarcadas las últimas novelas de la salmantina en el contexto de la narrativa española de finales del siglo pasado, el autor, al hilo de su análisis de Los parentescos, va llamando la atención sobre particularidades visibles también en otras obras de la autora publicadas en los años noventa para concluir que Los parentescos constituye una denuncia de los tiempos posmodernos, a la par que la propuesta de su antídoto, que no es otro que la creación de «un mundo personal y autónomo» (p. 221) en el que refugiarse de tanta prisa, tanta incomunicación y falta de solidaridad.
Con «La mirada ajena: medio siglo de bibliografía sobre la obra de Carmen Martín Gaite», capítulo que conforma la sexta parte, "Texto sobre texto" (pp. 231-256), concluye el libro. Aquí Jurado Morales hace una profunda revisión de la literatura publicada en torno a la figura y la obra de Carmen Martín Gaite hasta el año 2001, si bien reconoce que «la bibliografía actual sobre su obra es tan extensa y procede de tantos lugares diferentes que resulta casi imposible estar al tanto de todas las publicaciones» (p. 232). No obstante, el autor realiza un importante esfuerzo de sistematización atendiendo tanto al criterio cronológico como por enfoque y, así, se hace eco de la recepción crítica conseguida por las obras de la salmantina a lo largo de las cinco décadas que abarca su amplia labor, al tiempo que explica las diferentes perspectivas analíticas desde las que ha sido abordado el estudio de su obra (p. 232). Los interesantes y equitativos juicios críticos, en los que destaca los méritos y deficiencias de los diferentes trabajos, constituyen una gran ayuda para el lector que, de este modo, puede seleccionar de forma sencilla y eficaz los estudios de su interés. Como cierre del capítulo Jurado Morales incluye una lista bibliográfica de más de un centenar de entradas, que sin duda contiene lo más granado y significativo que en torno a la inmortal Carmiña ha sido escrito hasta los albores de nuestro siglo.
Carmen Martín Gaite. El juego de la vida y la literatura constituye, pues, una excelente aportación a la bibliografía gaitiana por parte de uno de los estudiosos que más tiempo y esfuerzos ha dedicado a desentrañar las claves que articulan la obra de la prolífica, versátil y querida salmantina. Es un libro que interesará no solo al lector especialista, sino también al «profano»: al especialista porque en él encontrará un importante conjunto de rigurosos trabajos que hasta la fecha permanecían dispersos en las más variadas fuentes; al «profano» porque su lectura contribuirá a enriquecer su acercamiento a las obras de la autora.
La trabada estructura de la obra, así como la transparencia de los títulos, que condensan a la perfección el contenido de los diferentes artículos; la amplia y sólida base documental y bibliográfica; las referencias de capítulo a capítulo o el hecho de «poner a dialogar» tanto el conjunto de las obras de Martín Gaite entre sí como estas con las de sus compañeros de generación dotan al trabajo de Jurado Morales de una coherencia no fácil de conseguir en recopilaciones de este tipo.
La presencia de algunas erratas o repeticiones no llega a deslucir la factura de la obra. Sí se le podría imputar como falta el hecho de que la bibliografía final «solo» abarque hasta 2001. No obstante, esto es algo sobre lo que Jurado Morales insiste repetidamente. Por otro lado, al inicio de cada capítulo, en cita a pie de página, el autor aporta la fuente exacta de la que proceden los diferentes capítulos, que a menudo comenta y contextualiza sucintamente, lo que resulta de gran utilidad.
En suma, Carmen Martín Gaite, que pasó gran parte de su vida a la búsqueda de interlocutor, lo encuentra en el último trabajo del acreditado y perceptivo lector que es José Jurado Morales. Los lectores gaitianos no podemos sino congratularnos por ello.
*María del Mar Jorge de Sande es profesora de Español en el Centro de Lenguas de la Universidad de Erlangen-Núremberg (Alemania).María del Mar Jorge de Sande