“Es mejor tener un ejército en el que participen la mayor cantidad posible de estratos sociales”

Tres jóvenes, las tres mujeres, viven su etapa de formación como cualquier otra adolescente. Les obsesionan los chicos, quieren montar fiestas, están hartas de sus padres. Llegado un día, reciben una carta que no se envía a ninguna otra joven en el mundo: es la llamada al servicio militar. La realidad de un país en eterno conflicto, Israel, se representa en su cotidianidad en La gente como nosotros no tiene miedo La gente como nosotros no tiene miedo(Alfaguara), la primera novela de la que ya es considerada la revelación de las letras en su país, Shani Boianjiu (Jerusalén, 1987). La banalidad de la guerra, las siempre complicadas relaciones interpersonales y la idiosincrasia de un pueblo se superponen en este libro escrito con compulsión y rabia, que ya ha sido traducida a 23 idiomas. Las mismas cualidades despliega en el cara la autora, tan locuaz como deslenguada e inquisitiva. Cortante y feroz. Toda una fuerza de la naturaleza. ¿Qué hay de realidad y qué de ficción en el libro?

Mi libro es cien por cien ficción. Es una novela, no es autobiográfico.

Su experiencia en el servicio militar, ¿fue similar a la que describe para las tres protagonistas de su libro?

De nuevo: mi libro no es autobiográfico de ningún modo. Soy mujer, e hice el servicio militar, como la mayoría de los israelíes. Pero eso sería como preguntar a una persona de Madrid que haya escrito un libro en el que el personaje está casado y va a la facultad si su libro es autobiográfico.

¿Cuál es su opinión sobre la obligatoriedad de cumplir el servicio militar en Israel? ¿Considera necesario prepararse para la guerra?

Es mejor tener un servicio militar obligatorio en el que se divida a la sociedad igualitariamente que otro en el que los que participan sean los que menos tienen o que esté guiado por algún tipo de ideología particular y que cree un ambiente militar que no esté en sintonía con la mayor parte de la sociedad. Creo que es mejor tener un ejército en el que participen la mayor cantidad posible de estratos sociales, y creo que el único modo de conseguir eso de manera práctica es tener un servicio que no sea voluntario. De otro modo no es posible crear eso, porque no todo el mundo participaría voluntariamente, como se puede comprobar.

¿Por qué decidió escribir su libro en inglés y no en hebreo?

Me preguntan mucho eso. El libro se publicó por primera vez en 2012, al principio solo en inglés, y luego empezaron a salir las traducciones. Doy una respuesta diferente cada vez: empecé diciendo que fue por accidente, y la verdad es que sí que fue un accidente en muchos sentidos. En aquel momento estaba estudiando en EEUU y todo el libro al completo fue en cierto modo un accidente. Empecé a escribir unas cosas, luego otras, hasta que después de tres años comenzó a haber algo que un día podía ser un libro. También estaba tomando algunas clases, así que usé algunas de esas clases para remitir esos extractos y por supuesto ese trabajo tenía que ser inglés, porque allí no leen hebreo. Pero en muchos sentidos, echando la vista atrás, creo que no era consciente de esto cuando estaba trabajando, y creo que eso es algo que les pasa a muchos escritores. La experiencia de estar en un lugar extranjero, en EEUU, ser una extranjera, y especialmente ser de Oriente Medio, un lugar que sale mucho en las noticias de habla inglesa, lo mismo que en las de habla española –yo leo español, así que lo sé- hace que oigas historias sobre el lugar de donde eres y la gente que conoces íntimamente que habla en su idioma, en hebreo, porque hay diferentes tipos de hebreo, de gente de diferentes geografías, y diferentes etnias, y culturas y edades, y oyes como los traducen a través del inglés o el español o el italiano y sabes que sí, que es eso lo que están diciendo, pero el lenguaje no es exactamente el mismo. Y los periodistas son periodistas, y hacen un trabajo importante, pero los periodistas tienen plazos y objetivos y tienen que sacar información, y creo que a cierto nivel, no voy a decir a un nivel inconsciente, después de un tiempo, cuando las noticias van saliendo todo el tiempo de Oriente Medio, de Israel, cuando esa información se empieza a acumular, te dejas llevar por ese lenguaje. Como israelí viviendo en el extranjero, pero también viviendo en Israel, porque hoy día es la era de Internet, así que no se necesita estar en EEUU o el Reino Unido o España o en Argentina para consumir esas noticias, te sientes como desconectada lingüísticamente en cierta manera: hay un hueco o un salto entre los idiomas, y yo sentía esta inexpresable necesidad de iluminar la mente de la hebreo parlante que soy, del tipo que soy, una norteña que vive junto a la frontera [la autora creció en una ciudad cercana a Siria y Líbano], una persona de mi edad, alguien que nació en torno a los años noventa, que es mujer, etc, a través del uso del inglés. En muchos aspectos, al usar el inglés estaba iluminando la mente de un hablante de hebreo particular, si es que eso tiene sentido.

Por lo que entiendo, quiere decir que las noticias que salen de Israel u Oriente Medio se malinterpretan fuera de allí

Eso es algo que tú también puedes entender al vivir en España. Estoy segura de que muchas veces habrás leído un artículo sobre algún acontecimiento que haya ocurrido en España, por ejemplo la crisis financiera, o un ataque terrorista, y lees un artículo en la BBC, en inglés. Y, no estoy segura, puedes corregirme, de hecho, siéntete libre de corregirme, pero seguro que has tenido una experiencia así, como yo, en la que he leído un artículo en español o he visto un vídeo en español, en el que una persona está hablando en español sobre la crisis o sobre un ataque terrorista, y luego hay artículo sobre ese mismo acontecimiento, y se toma una cita de lo que esa persona estaba diciendo, en la que las palabras de esa persona están en inglés: eso es lo que ha dicho, pero también no es lo que ha dicho. Es lo que quería decir, pero a la vez no es exactamente lo que quería decir. Existe ese salto en el lenguaje. Y por supuesto yo no estoy diciendo que haya hecho un trabajo perfecto a la hora de traducir, y los saltos siguen existiendo en mi libro, pero al menos mi libro es algo que no es un artículo de la BBC. Evidentemente nadie publicaría un artículo de la BBC como una novela, y el artículo es importante por derecho propio, pero la novela es algo diferente.

Antes ha comentado que lee español: ¿ha tenido la oportunidad de leer la versión en español? ¿Cree que salva esas distancias en la traducción de las que habla?

He leído la traducción, por supuesto. Estoy orgullosa de mi traductor español, tanto el del libro como el que me ha acompañado. Estoy orgullosa de sus logros lingüísticos. Ha crecido para ser un hombre consumado. (Mira al traductor, que aunque no interviene en la conversación, está presente en la sala).

Es usted muy joven y…

¡No! ¡No soy muy joven! (grita), ¿vale? La gente tiene que dejar de decir eso. Tengo 26 años, eso es un cuarto de la vida. Básicamente eso significa que ya he malgastado un cuarto de mi vida. Cuando tenga el doble de edad ya estaré a medio camino de la tumba…

Claro, pero a su edad no hay tanta gente que haya publicado un libro que se haya traducido a 23 idiomas

Hay gente que cura el cáncer. Bueno, no.

¿No siente esto como un logro?

Hay gente que saca adelante a cinco hijos, hay gente que a esta edad o más jóvenes han dado su vida por su país. Hay gente que ha pasado por tres países como refugiado, hay gente que trabaja todos los días en los servicios de urgencias y salva vidas, hay gente que limpia baños todos los días para cuidar de su madre enferma. No estoy diciendo esto para sonar farisaica, pero he escrito un libro. Comparemos y contrastemos con lo que está pasando en el mundo: es un chiste. Esto es como un pasatiempo, es bailes y risas, como dicen en mi país, o no en mi país, pero en uno donde pasé un tiempo, y que no voy a nombrar.

¿No cree entonces en el poder de la literatura para cambiar las cosas?

El objetivo de la literatura es aliviar el sufrimiento en el mundo. Tiene poder. En mi propia vida, personalmente, ha hecho muchísimo para aliviar el sufrimiento, muchísimo. Por esta razón estoy orgullosa y muy conmovida cada vez que alguien lee mi libro. Cada vez. Incluso si solo leen una página. Me conmueve mucho, no lo puedo creer, me hace sentir muy humilde.

¿Sabe cómo han recibido el libro los lectores israelíes?

Me llevó tres años escribir el libro y un año y medio editarlo en inglés. Ahora me quedan 12 páginas para traducirlo al hebreo. Terminaré pronto y se publicará muy pronto, así que entonces lo sabré.

¿Y cómo espera que sea recibido?

No me asusta para nada. En Israel la gente publica libros escandalosos todo el tiempo. La gente dice cosas escandalosas todo el tiempo. La gente hace obras escandalosas todo el tiempo. La gente chilla en la calle, se gritan los unos a los otros. Creo que eso es maravilloso. Hay un montón de cosas que no me gustan de la cultura de mi país, ni de la manera en que mi país actúa, y lo critico todo el tiempo de maneras muy vulgares. Pero la libertad de expresión nunca ha sido un problema en mi país en el sentido artístico, ni en el sentido de que te puedas gritar con los demás. La grosería de Israel nunca ha supuesto un problema para mí. Yo digo que seamos aún más groseros, tengamos más hijos gritones.

¿Cómo se siente con respecto al conflicto entre Israel y Palestina?

Creo que es terrible, y que no se resolverá en lo que me queda de vida.

¿Y después?

Si el mundo se cura lo suficientemente a nivel financiero y de la guerra y se encuentran las suficientes fuerzas de paz y dinero entonces se resolverá. No creo que, viendo lo que ocurre en el mundo a día de hoy, financieramente y en Siria, y en Darfur y en Kenia, solo en esta semana, y en Egipto y si pienso que tengo 26 años y no como muy saludablemente ni cuido de mí físicamente, si hay un millón de minas antipersona en la ciudad donde vivo… El coste de quitar una mina antipersona puede variar entre los 500 y los 50.000 dólares. Austria ha quitado a sus fuerzas de paz de la frontera entre Siria e Israel por el conflicto interno de los sirios, porque están demasiado asustados, a pesar de los esfuerzos previos realizados para mantener la paz entre Siria e Israel… Financieramente, y en lo que se refiere a las fuerzas de paz, el coste de mantener la paz y la justicia que los Palestinos merecen del mundo y de mi propio país, de tener su propio país, en este punto y de cara al futuro costaría mucho dinero y costará mucha sangre joven, mucha gente joven que desee comprometerse durante décadas para mantener esa paz. No veo que eso vaya a pasar en lo que me queda de vida, si soy sincera. Eso es muy triste, desearía que no fuera así, pero tampoco creo que ayude decirles a los niños y a los jóvenes mentiras. Creo en decirles la verdad.

Volviendo a su libro, uno de los temas que se trata es el de la falta de miedo ante la posibilidad de una muerte violenta. ¿Es posible vivir sin miedo?

No lo creo. Por supuesto hay distintos grados, y variaciones. La gente tiene miedo, yo he tenido miedo toda la vida, uno nunca deja de tener miedo. Es solo que es un tipo diferente de miedo. Creo que este es un tema sobre el que escribes libro, realmente no puedes hablar de esto en una entrevista. Pero creo que la gente joven se ha acostumbrado a la violencia. Mira España, por ejemplo, ya no el resto del mundo. Mira a EEUU, al Reino Unido, mira en cada esquina de cada continente de esta Tierra. Por supuesto que la violencia no es solo una bomba, o un cuchillo. También es una mujer de treinta años que vive con sus padres y hace todo lo que puede para conseguir un trabajo, estudiando todos los idiomas, todas las matemáticas, yendo a todos los sitios, llamando a todas las puertas y recibiendo siempre un no por respuesta por ninguna buena razón en absoluto. Creo que eso también es violencia. Todos los jóvenes, en todo el mundo, se han acostumbrado a eso y tienen miedo todo el tiempo.

Tres jóvenes, las tres mujeres, viven su etapa de formación como cualquier otra adolescente. Les obsesionan los chicos, quieren montar fiestas, están hartas de sus padres. Llegado un día, reciben una carta que no se envía a ninguna otra joven en el mundo: es la llamada al servicio militar. La realidad de un país en eterno conflicto, Israel, se representa en su cotidianidad en La gente como nosotros no tiene miedo La gente como nosotros no tiene miedo(Alfaguara), la primera novela de la que ya es considerada la revelación de las letras en su país, Shani Boianjiu (Jerusalén, 1987). La banalidad de la guerra, las siempre complicadas relaciones interpersonales y la idiosincrasia de un pueblo se superponen en este libro escrito con compulsión y rabia, que ya ha sido traducida a 23 idiomas. Las mismas cualidades despliega en el cara la autora, tan locuaz como deslenguada e inquisitiva. Cortante y feroz. Toda una fuerza de la naturaleza. ¿Qué hay de realidad y qué de ficción en el libro?

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