No es ninguna novedad que los grandes museos, como el Prado, el Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza, han vivido un 2020 muy complicado. El descenso de visitantes, y con él la caída de la taquilla, ha dejado en una situación precaria las cuentas de las instituciones, que en algún caso, como el del Prado, han tenido que utilizar sus remanentes de tesorería. Pero hay vida más allá del Paseo del Prado, y la inmensa mayoría de los que forman el tejido museístico español no cuentan con los recursos de estas instituciones, cuyo futuro puede ser más o menos complejo pero que está asegurado. En distintas ciudades, centros pequeños y medianos hacen frente a un desafío serio que solo podrán superar recuperando a los visitantes perdidos y manteniendo el apoyo público, presupuestario y organizativo. Estos son algunos de los museos que todavía batallan contra el covid-19 y que esperan un guiño de unos y otros para salir adelante.
Museo del Romanticismo (Madrid)
El año del Museo del Romanticismo no ha sido bueno. Es decir, ha sido un poco peor. El centro, que da a conocer las formas sociales y culturales del siglo XIX, permaneció cerrado desde marzo hasta junio, como la mayoría de organizaciones, para hacer frente al covid-19. Pero se enfrentaba a un desafío aún mayor: el museo tiene su sede en un palacete de la calle San Mateo, en Madrid, cuya remodelación llevada a cabo entre 2001 y 2009 respetó los espacios originales de la vivienda. En condiciones normales, eso otorga un valor añadido al centro, ya que la propia localización (finalizada en 1779) mantiene una esencia romántica. Pero en tiempos de coronavirus, los espacios estrechos y la distribución laberíntica exigían un esfuerzo extra para mantener una buena ventilación y la seguridad de plantilla y visitantes. En agosto, el museo volvió a cerrar para mejorar sus sistemas de climatización, parón que aprovechó también para poner a punto su fachada: las lluvias del mes de abril habían causado daños que suponían una “emergencia”. Los trabajos costarían 204.000 euros. Cuando el centro reabrió el 1 de septiembre, lo peor parecía quedar atrás. Pero el 17 de ese mismo mes la institución anunciaba en su cuenta de Twitter que volvía a cerrar, por lo que luego se sabría que era un brote de covid-19.
Con estas dificultades, el palacete ha recibido en 2020 a algo más de 48.000 visitantes, frente a los 110.000 del año anterior. “Ha sido un año difícil”, dice una persona cercana al museo, que a lo anterior suma la salida de Asunción Cardona de la dirección, que ocupada desde hacía 15 años, para ir a la Subdirección General de Bellas Artes. En cualquier caso, no parece que el futuro del museo peligre gravemente: el centro es uno de los 16 que dependen directamente del Ministerio de Cultura. “Sabemos que no estamos tan mal como otros compañeros”, dice esta misma fuente, “pero nos preocupa que perdamos el contacto con los ciudadanos y que la gente se olvide del museo. Ahí sí que nos preocuparíamos”.
Museo-Teatro Dalí (Figueres)
“El mayor objeto surrealista del mundo”. Así define la Fundación Gala-Salvador Dalí el Museo-Teatro del pintor catalán en Figueres, construido sobre las ruinas del Teatro Municipal, severamente tocado por la Guerra Civil. Quienes no hayan podido visitarlo nunca, quizás sí conozcan la cúpula translúcida que corona el edificio y que deja caer el sol sobre la tumba del artista, enterrado aquí según su expreso deseo. En 2019, pudieron contemplarla más de 819.000 personas; en 2020, con solo cinco meses y medio de apertura, la han visto 123.000 visitantes. El Museo-Teatro también cerró sus puertas en marzo y las reabrió en verano, pero volvió a echar la persiana el 5 de octubre, por el empeoramiento de los datos de la pandemia en Cataluña y para “preservar la Fundación en una situación tan compleja como la actual, asegurando su papel en todos los ámbitos y, en especial, como institución cultural”. Esa ha sido la realidad del conocido como Triángulo Daliniano, que completan la Casa-Museu de Portlligat en Cadaqués y el Castillo Gala-Dalí de Púbol, también gestionados por la Fundación.
Imagen de la visita virtual al Teatro-Museo Dalí, en Figueres, puesta en marcha durante el confinamiento. / EP - Fundació Dalí
Uno de los principales desafíos del coronavirus para estos centros (y particularmente para el de Figueres, el más visitado de los tres) ha sido la escasa afluencia de turistas, lógicamente reducida por las restricciones sanitarias. En un año normal, los visitantes extranjeros suponen un 80% del total. En 2020, los viajeros franceses se han situado en el primer puesto, seguidos de los del resto de España y de los de la propia Cataluña, pero se ha reducido el número de todos ellos y ha caído también drásticamente el público llegado de otros países más lejanos, como el de los turistas rusos, como indicaba la Fundación, “ya que la pandemia ha hecho imposible viajar en esta modalidad”. Aunque el Museo-Teatro volvió a abrir temporalmente en Navidad, del 18 de diciembre al 6 de enero. Pero la caída de la afluencia mantiene el museo cerrado en la actualidad; el plan de la dirección es regresar a la actividad en Semana Santa, también temporalmente. Las cifras de visitantes tienen, claro, su reflejo en la taquilla: los ingresos de los tres museos han caído un 83% con respecto a 2019.
MUSAC (León)
Al MUSAC se le ha atragantado el aniversario. En 2020, el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León cumplía 15 años, y la celebración no podría haber sido más accidentada. Y no solo por el coronavirus, que mantuvo cerrado el museo durante el confinamiento domiciliario pero que también lo mantiene clausurado hoy y desde el 22 de enero. La pandemia ha coincidido con la salida de su director saliente, Manuel Olveira, que alertó en una entrevista de las deficiencias del museo: “Los problemas de gestión vienen de mucho antes”. El centro depende del Gobierno de Castilla y León, pero está gestionado por la Fundación Siglo. Ni uno ni otra, denunciaba Olveira, habían cubierto las plazas que habían quedado vacantes en puestos tan relevantes como jefe de conservación o responsable de la biblioteca y el archivo. El director alertaba también que a mitad de año la Fundación había reducido de 709.000 a 150.000 euros el presupuesto para actividades.
Al poco, la Mesa Sectorial del Arte Contemporáneo, integrada por distintas asociaciones del sector, envió una carta al consejero de Cultura, Javier Ortega Álvarez (Ciudadanos), denunciando la “situación insostenible” del museo público. El consejero se apresuró a negar las acusaciones: “Ni ha habido reducción económica ni va a desaparecer el museo”. El contrato de Olveira se acaba en junio, y el Gobierno ha anunciado un concurso público para elegir a su sustituto. Mientras, el centro —uno de los punteros del país en arte contemporáneo— ha puesto en marcha proyectos como el Archivo-Covid, que recogerá fotos, textos, carteles y objetos que sirvan para dar cuenta de la pandemia y de sus efectos sobre la sociedad y la vida cotidiana.
Museo del Greco (Toledo)
El Museo del Greco, en Toledo, es uno de los tres centros dependientes directamente del Ministerio de Cultura dedicados a un único autor, junto con el Museo Sorolla (en Madrid) y el Museo Casa de Cervantes (en Valladolid). Las casas adquiridas en 1905 por el marqués de la Vega-Inclán, uno de los principales valedores de la figura del Greco, no eran en realidad aquella que había ocupado el pintor a partir de 1577, pero, quedando muy próximas a su vivienda real, el mecenas consideró que sería una buena ocasión para recrear el ambiente en el que creó el artista y para reivindicar su obra. Hoy, estas casas en plena judería recogen una breve pero valiosa muestra de la misma, incluida la famosa serie del Apostolado Apostoladocon sus 13 lienzos.
El Museo del Greco se nutre en gran medida de los turistas que se acercan a visitar la ciudad, ya sean nacionales o internacionales (que a menudo llegan a la ciudad en excursiones de un día o dos como complemento de su viaje a Madrid). En 2019, el centro recibió a 236.000 personas, mientras que el pasado año solo acogió a 52.000. Como muchos otros el museo pudo permanecer abierto solo el 70% del tiempo habitual: al cierre decretado en marzo se suma la clausura temporal decretada en noviembre para hacer frente a la segunda ola. En enero, las nevadas también obligaron a echar la persiana durante unos días. Desde el 15 de enero, la Junta decretó el cierre como parte de las medidas del nivel 3 para plantar cara al aumento de casos.
Las fuentes consultadas no contemplan en absoluto un cierre definitivo del museo, que pertenece al Estado desde la muerte del marqués en 1942, pero sí se muestran inquieta por la posibilidad de que se reduzcan unos recursos que ya juzgan limitados. En los últimos años el centro ha arrastrado un conflicto laboral por la escasez de la plantilla, repartida entre el Museo Sefardí y el del Greco, ambos responsabilidad del Estado central.
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Museo Bellas Artes (Sevilla)
El caso del Museo Bellas Artes de Sevilla es un claro caso de intentar hacer mucho con poco. El centro, gestionado por la Junta de Andalucía, se ha mantenido durante años como el museo autonómico más visitado de Andalucía, aunque en 2019 fue desbancado por el de la Alhambra. Logró entonces la cifra de 431.647 visitantes. Pese a eso, la institución tiene poco margen de maniobra en lo que se refiere a las finanzas: la visita es gratuita para todos los residentes de la Unión Europea, y cuesta solo un euro para el 3% de sus visitantes que no entra en esta categoría. Lo que muchos veían como una debilidad, en época de covid-19 se ha convertido en una bendición. Si la buena marcha del museo no depende de la taquilla, afronta 2021 sin los lastres de los que tiran algunos centros similares. En el año de la pandemia, el Bellas Artes se ha vuelto a situar como el museo más popular, aunque lo ha hecho con 170.825 visitantes. Mientras, la Junta ha aumentado ligeramente la partida dedicada a museos y centros de arte, pasando de 30,9 a 31,8 millones de euros.
El Bellas Artes se ha visto también duramente golpeado por la crisis del turismo, ya que los viajeros suponen de costumbre buena parte de su público. Pero también hay que tener en cuenta la cancelación de las visitas escolares, habituales en el edificio. Pero si las cifras no han sido más bajas ha sido en parte gracias a la población local, a esos aficionados a la imaginería que acudieron a visitar la exposición temporal Montañés, maestro de maestros, inaugurada en 2019 y en cartel hasta marzo de 2020. Pese al coronavirus, el museo ha mantenido su horario habitual y ha celebrado la exposición temporal de la artista sevillana Carmen Laffón, abierta hasta el 28 de febrero.