Juan Gómez Canca (Málaga, 1982), El Kanka, publica este viernes su quinto disco, Cosas de los vivientes, de nuevo autoproducido con su sello A Volar Music. Un disco-libro bien repleto de reflexiones sobre la amistad, la nostalgia, la muerte, el amor, los proyectos de futuro y las sombras del pasado, en el que incluso se atreve a dar unas cuantas recomendaciones para vivir un poquito mejor, enumera unos curiosos propósitos de año nuevo y arremete, de paso, contra los opinólogos que parecen empeñados en saberlo todo. Sobre todo eso y más charla El Kanka con infoLibre mientras prepara una extensa gira de presentación que incluye paradas en el WiZink Center de Madrid, el Palau de la Música de Barcelona o cuatro conciertos consecutivos en el Teatro Cervantes de su Málaga natal.
¿Qué son las cosas de los vivientes?
Esto me lo dijo mi psicoanalista, porque yo hago psicoanálisis desde hace muchos años. Era un día que ella estaba resfriada y me dijo sí bueno, cosas de los vivientes. Me hizo gracia porque yo estaba ahí hablando de mis neuras, ansiedades y locuras, pero eso también son cosas de los vivientes. Los que están muertos no tienen esos problemas. A la gente que estamos viva nos pasan cosas buenas y malas. La frase aparece en una canción que dice que pese a todas las cosas horribles que pasan en la vida yo viviría para siempre. Me hacía gracia reivindicar eso, la vida con sus mierdas.
Eso es precisamente lo que hay en el disco. Amores, reflexiones varias, la vida con sus mierdas. El mundo según El Kanka en 2023. ¿Ha cambiado mucho comparando con el mundo según El Kanka en, no sé, 2010?
Sí y no. Yo creo que uno va a aprendiendo cosas y va matizando su forma de pensar y de sentir. Pero tengamos en cuenta que para mí este disco no es el mundo según El Kanka en 2023, sino, en todo caso, el mundo según El Kanka desde 2018 hasta 2022, que es cuando cerré el repertorio. La canción más antigua es Propósitos de año nuevo, que la hice mientras estaba grabando el disco anterior. Esto funciona así, son canciones que pertenecen en este caso a un periodo bastante largo, así que son las cosas sobre las que me ha ido apeteciendo hablar en este tiempo.
¿Son hijas de la pandemia y el confinamiento estas canciones?
Sinceramente, no sé si alguna está escrita en el confinamiento, pero en la pandemia sí.
Lo digo porque hay una letra que dice "puede que haya más idiotas ahí fuera de los que cabría esperar y dan ganas de esconderse". Se supone que de la pandemia íbamos a salir mejores, pero esta letra me ha parecido que es atemporal.
Sí, jaja. Me imagino que quien usa sus súper poderes para el bien, quien aprovecha las experiencias para intentar ser mejor habrá aprendido algo de la pandemia y se habrá llevado algo bueno para él que se notará de puertas para fuera. Pero quien es una persona que usa sus súper poderes para ser un gran villano, seguramente se habrá vuelto más egoísta y más miedoso. Dependerá de la persona. Yo sí creo que la pandemia algo nos ha cambiado o matizado, porque ha sido una experiencia muy fuerte que todos hemos notado de una u otra manera. Dependerá de cómo cada uno lo gestione para ser mejores o peores.
Hay veces que un idiota te puede parecer entrañable y otras veces no lo puedes ni soportar. Me viene a la memoria un idiota muy paradigmático: el 'hater'. Los ´haters' son unos maravillosos idiotas por los que siento fascinación
¿No piensa en nadie cuando escribe ese verso sobre los idiotas de ahí fuera? ¿Quiénes son los más idiotas entre los idiotas, capaces de inspirar esa canción?
Gente muy variopinta, porque la idiotez es tan humana como la genialidad (risas). Depende de lo sensible que esté uno. Hay veces que un idiota te puede parecer entrañable y otras veces no lo puedes ni soportar. Me viene a la memoria un idiota muy paradigmático: el hater. Los haters son unos maravillosos idiotas por los que siento fascinación.
El hater que se dedica a molestar e insultar en las redes sociales.
Sí. Siento cierta fascinación por los haters. Les he dedicado otra canción del disco que se titula Tu opinión. Son una cosa que ha existido siempre, pero no había tanta dimensión de esa idiotez concreta antiguamente.
Les moleste o no a los haters, El Kanka canta historias cotidianas, que parece que son las que más conectan con la gente. ¿Es así? ¿Es en el día a día de cualquiera que va por la calle donde están las mejores historias?
En la calle es donde están las historias, ¿no? Sin más. Quizás haya gente cuya cotidianidad sea completamente surrealista, maravillosa e inaccesible, pero yo hablo de la mía y me parece que es relativamente parecida a la de cualquiera, y es verdad que ahí encuentro muchas cosas que son susceptibles de convertir en canción.
Yo sigo la teoría de que todos somos muy parecidos, de que si yo hablo de las paranoias que me atormentan o interesan, va a haber un montón de gente que se va a sentir identificada. Y hasta ahora compruebo que va siendo así
Pues desde ahí conecta de lo lindo con la gente a través de sus canciones.
La verdad es que tampoco pienso tanto en si he conectado o no, pero la experiencia me ha dicho que suele conectar. Y es que yo sigo la teoría de que todos somos muy parecidos, de que si yo hablo de las paranoias que me atormentan o interesan, va a haber un montón de gente que se va a sentir identificada. Y hasta ahora compruebo que va siendo así.
Y seguro que le pasa incluso con Autorretrato, que es una canción extremadamente personal en primerísima persona. Pero seguro que hay gente que se le acerca para decirle "ese soy yo".
Tal cual, y eso sí que me ha sorprendido. Es una canción sincera que descubre una parte de mí que la gente no sabe, pero justo por eso me preguntaba quién se iba a sentir identificado, si estoy hablando clara y puramente de mí. Pues un montón de gente (risas). Es increíble, me parece magia. Hay algo de pretensión de universalidad cuando escribo algo, intento que sea una cosa entendible, pero de verdad que hablo mucho que me pasan a mí. Y compruebo que si hablas con honestidad y sinceridad de cosas que te pasan tal y como tú las sientes mucha gente se va a identificar, precisamente porque somos todos muy parecidos y tenemos miedos y deseos muy parecidos.
¿Nos vendría bien a todos mostrar esa parte menos visible y no exponer tanto la otra tan estupenda de Instagram y demás redes sociales sobradas de poses falsas?
Seguramente sí, porque ahí hay una irrealidad, desde luego. A día de hoy casi vivimos más en las pantallas que en la realidad. ¿Cuánto tiempo nos pasamos al día mirando el móvil? ¿Cinco o seis horas el que menos? Es muchísimo tiempo, es una parte relativamente larga de la vida durante la que ves la vida de otra gente o comunicas la tuya propia. Cada uno que publique lo que quiera, pero es irreal porque hay una selección, el que quiere muestra lo bien que se lo pasa de vacaciones y el otro muestra otra cosa, pero desde luego no es todo, sino una parte muy concreta que suele tender a mostrar lo bien que está uno. Y sin embargo estamos en una época en la que están creciendo mucho las depresiones y las ansiedades, incluso especialmente entre la gente joven, lo cual da que pensar. Yo pienso que estamos alejándonos un poco al menos de una parte humana importante. Para empezar, del contacto con la naturaleza y el contacto real con otros seres humanos. La forma de relacionarse y de ligar es súper artificiosa ahora. Que es la época que tenemos y hay que adaptarse de una u otra forma, pero sí que creo que hay una parte irreal que no está tan bien. En ese sentido, me parece que está bien al menos identificar y reconocer que lo que se ve en Instagram no es todo lo que existe y que hay mucho más detrás siempre.
Yo escucho con mucha atención a la gente mayor, incluso gente que no tiene nada que ver conmigo, porque alguien que ha vivido ochenta años ha transcurrido por épocas distintas y sabe, con total seguridad, cosas que yo no, lo cual es genial
Y pensar en cosas que nos ayuden a vivir. Se atreve incluso a hacer una lista de recomendaciones: cuidar el jardín sin ofuscarse en la felicidad, aplicar lo que aprendamos de los errores, desconfiar de aquellos que no tengan ni la más mínima cicatriz, desprendernos de todo lo que nos pesa...
Yo siempre digo que esa canción se podría llamar Consejos vendo que para mí no tengo (risas). Con cuarenta años me queda muchísimo por aprender y espero tener una vida larga y que me sigan sorprendiendo las cosas, pero a lo mejor, llegado al ecuador de mi vida, he aprendido tres o cuatro cosillas que son bonitas de compartir. Yo escucho con mucha atención a la gente mayor, incluso gente que no tiene nada que ver conmigo, porque alguien que ha vivido ochenta años ha transcurrido por épocas distintas y sabe, con total seguridad, cosas que yo no, lo cual es genial.
Es muy importante escuchar a los mayores y no lo hacemos lo suficiente. Supongo que en realidad siempre ha sido así, pero no sé si ahora les escuchamos menos que nunca, por culpa de ese tiempo de más que pasamos con el teléfono, por ejemplo.
Siempre ha sido así, es verdad, porque está el abismo generacional y hay una desconexión a nivel de valores, formas de sentir y mil cosas. A los chavales les atrae lo más nuevo, como es normal, y después irán descubriendo que hay cosas antiguas que también molan. Ellos están conectados con lo que les toca y está bien, pero yo he pasado mucho de las personas mayores mucho tiempo y me alegro de haber aprendido que no hay que pasar tanto, que tienen un montón de cosas que enseñarnos todavía. Vamos aprendiendo con la edad.
"Para vivir, encuentre un par de amigos de verdad", canta también en forma de consejo.
Eso me parece súper importante, para no quedarse en los amigos de mentira. Con este tipo de reflexiones, me doy cuenta de que las canciones muchas veces son consejos que me digo a mí mismo. Por ejemplo, yo le tengo muchísimo miedo a la muerte, y por eso canto "que la muerte nos pille cualquier día por sorpresa". Ojalá lo consiguiera, para mí sería un gran logro personal no pensar nunca en la muerte y que me pille cualquier día por sorpresa.
En El anfitrión habla de un reencuentro con un viejo amigo que resulta estupendo. Ahora que estamos en este mundo tan individualista, que no hace falta salir de casa para nada, un propósito necesario puede ser esforzarse por mantener la cercanía con nuestra gente.
He metido esa canción en el disco porque me da ternura. A mí me gusta mucho recibir a gente en casa, me gusta hacer la comida, comprar algo de beber y que todo el mundo esté bien. Afortunadamente conservo muchos amigos de cuando era pequeño, pienso en Carlos, de cuando éramos niños en Málaga, y me pasa que cuando quedo con él vuelvo un poco allí. Hay una parte que vuelve a encenderse cuando éramos niños y hacíamos el imbécil por las calles. Es una forma que está muy bien de no olvidarse de lo que uno ha sido.
Yo le tengo muchísimo miedo a la muerte, y por eso canto "que la muerte nos pille cualquier día por sorpresa". Ojalá lo consiguiera
"Tu opinión me la pela, siento que te enteres así", canta en otra canción. Es sano decir alguna vez eso de 'oye, que no me importa lo que digas, que el kilo de opinión está muy baratito'.
Los cotillas y los cuñaos han existido siempre, lo que ocurre es que ahora siguen ahí de una manera muy particular. Yo tengo un perfil donde publico mis cositas y, por suerte, no tengo muchos haters. Pero existen y se meten en cosas que yo digo a veces, ¿pero esta gente no tendrá que poner una lavadora o algo que hacer? Me fascina porque, además, ¿quién se piensa que está en la posesión de la verdad? Yo estudié Filosofía y lo que aprendí es que la gente que tenía razón hace un montón de tiempo ya no la tiene. Por eso me parece increíble que la gente opine sobre todo con tan poca prudencia. Yo me considero bastante prudente, aunque seguro que alguna vez hablo de algo sin saber de todo, pero con mis colegas. Procuro ser prudente cuando no tengo ni idea o, sencillamente, que no lo sé todo. Yo considero que sé de música porque soy músico, pero no sé si voy a tener razón hablando de Rosalía o de la música urbana, por ejemplo. ¿Tendría la razón? Seguro que no. Como mucho podré argumentar algo y tener parte de razón en algo de lo que opino, pero la gente me parece muy osada y muy valiente cuando opina.
Está guay intentar ser mejor cada día, yo también lo intento, pero creo parte de ser mejor es también no exigirse tanto
Hay que valer para ser tertuliano...
Bueno, es que eso ya... opinólogos. Y encima les pagan (risas). A mí jamás me verás viendo la televisión más allá de pelis y series.
Son curiosos sus Propósitos de año nuevo: empezar a fumar, ganar unos kilitos, cuidarse menos, salir más o gastarse mucho más en cosas que no necesita.
Bueno, los propósitos de año nuevo se han acabado a mediados de enero (risas). Esta canción es un divertimento, un mensaje de no ser tan exigentes. Está guay intentar ser mejor cada día, yo también lo intento, pero creo parte de ser mejor es también no exigirse tanto. Muchas veces en eso hay un montón de frustraciones y muchas veces nos pasa que no estamos contento con las cositas que vamos logrando porque siempre estamos esperando algo más. Esa es una tortura en la que me parece que vive muchísima peña, y a mí también me pase. Por eso esta canción reivindica un poquito dejarse también ser y quererse a uno mismo con sus mierdecillas cotidianas.
Más allá de propósitos buenos o malos, ¿en qué punto está a día de hoy? ¿Es más libre Juan Gómez Canca gracias a El Kanka de lo que nunca imaginó ser?
Considero que estoy en la búsqueda. No considero haber llegado a ningún sitio, supongo que he ido conquistando parcelas, quizás más a nivel interno. En cualquier caso, no creo tener el derecho a quejarme, francamente. Me dedico a una cosa que está de puta madre, con este llevo cinco discos en los que he cantado las canciones que he querido. En muchas parcelas de la vida estoy muy cómodo, en otras no tanto y sigo buscando la manera de ser lo más feliz posible. Si me quejo tiene que ser con la boca muy chica.
Oscar Wilde decía que el arte es completamente inútil, pero al final dices, pues no tanto
Comentaba al principio que lleva años psicoanalizándose. ¿Es importante hablar de lo que cada cual tiene en la cabeza?
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Tengo opiniones contradictorias. Mi sensación intuitiva y basada en la experiencia es que es bueno expresar las cosas, porque todos nos manejamos con palabras. Entonces, si no pones las cosas en palabras, siento como que no las puedes manejar y al final uno es esclavo de esas cosas que no dice en palabras. Porque si no las pones en palabras no las identificas y no las puedes cambiar, se mantienen dentro. Son inercias, patrones que repetimos todos y nos hacen infelices, que se llaman voces en psicoanálisis. Para mí, sí que creo que es bueno, pero no lo sé. A nivel salud mental se habla mucho más hoy y me parece guay desestigmatizarlo, porque cuando yo empecé con el psicoanálisis hace diez años mi propio padre se sorprendió y me dijo eso de "pero si tú no estás loco para ir al psicólogo". Mi sensación intuitiva es que no está mal, pero como decía antes con lo de opinar de todo, esto no lo sé.
Seguro que te han dicho muchas veces que tus canciones han ayudado a mucha gente.
Pues sí, afortunadamente, y es una cosa que me hace muchísima ilusión. Porque Oscar Wilde decía que el arte es completamente inútil, pero al final dices, pues no tanto. De repente viene un tipo y te dice que tiene cáncer y te escucha todas la mañanas para venirse arriba y te quedas parado. Yo solo quería hacer canciones, no pretendía ayudar a nadie, pero qué bonito llevarse eso de propina y que te lo digan.
Juan Gómez Canca (Málaga, 1982), El Kanka, publica este viernes su quinto disco, Cosas de los vivientes, de nuevo autoproducido con su sello A Volar Music. Un disco-libro bien repleto de reflexiones sobre la amistad, la nostalgia, la muerte, el amor, los proyectos de futuro y las sombras del pasado, en el que incluso se atreve a dar unas cuantas recomendaciones para vivir un poquito mejor, enumera unos curiosos propósitos de año nuevo y arremete, de paso, contra los opinólogos que parecen empeñados en saberlo todo. Sobre todo eso y más charla El Kanka con infoLibre mientras prepara una extensa gira de presentación que incluye paradas en el WiZink Center de Madrid, el Palau de la Música de Barcelona o cuatro conciertos consecutivos en el Teatro Cervantes de su Málaga natal.