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¿Es Taylor Swift mejor que Frank Sinatra? Los Grammy y los 'swifties' dicen que sí, la crítica no lo tiene claro

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Stevie Wonder ganó el Grammy al Disco del Año tres veces con tres discos consecutivos en cuatro años por Innervisions (1973), Fulfillingness' First Finale (1974) y Songs in the Key of Life (1976). En otras tres ocasiones se llevó este galardón a casa Frank Sinatra con Come dance with me (1959), September in my tears (1965) y A man and his music (1966). Y también hizo triplete Paul Simon en la categoría más importante, la del Álbum del Año, en un período de tiempo más extendido con Bridge Over Troubled Water (1970), Still Crazy After All These Years (1975) y Graceland (1986).

Reconocimientos muy importantes que auparon a estos tres músicos tan diferentes al olimpo de la música del siglo XX, pero que quedan ahora ya oficialmente superados, cuando no ha transcurrido ni el primer cuarto del siglo XXI, al convertirse Taylor Swift en la primera artista, mujer además superando a un trío de hombres, en ganar en cuatro ediciones el prestigioso galardón de Disco del año con Midnights (2023), después de haberlo hecho con Fearless (2009), con 1989 (2015) y con Folklore (2020). Nadie más puede ir por la vida diciendo que ha compuesto cuatro discos del año según el criterio de los premios musicales más importantes del mundo.

Taylor Swift, de 34 años, también puede decir que en total ha recibido 14 Grammy de un total de 52 nominaciones. Cifras mareantes que, atendiendo a su edad, tienen pinta de que van a seguir aumentando con el paso de los años. Porque, siguiendo con la comparación, Paul Simon tiene en total 36 nominaciones y 16 Grammy (incluyendo el Lifetime Achievent Award, Premio a toda una vida, de 2003). Frank Sinatra tiene 31 nominaciones y 12 Grammy (contando en su caso con el Lifetime Achievent Award de 1966, Trustees Award en 1979 y Legend Award en 1995). Eso, sí, la palma cuantitativa se la lleva todavía, en cualquier caso, Stevie Wonder con 74 nominaciones y 25 Grammy (incluyendo a su vez el Lifetime Achievement Award de 1996).

Lo cierto es que todos los números que rodean a Taylor Swift son mareantes. Así vemos que, por ejemplo, su actual gira mundial, The Eras Tour 2023-2024, que la traerá al Santiago Bernabéu de Madrid el próximo 30 de mayo, es ya, con lo que lleva y a falta de datos oficiales a final de la tournée, la más taquillera de la historia con, por ahora, algo más de mil millones de recaudación hasta la fecha (1.039.263.762 dólares, concretamente). Esto sitúa a la estadounidense por encima de otros nombres tan ilustres como, por este orden en esta clasificación, Elton John, Ed Sheeran, U2, Coldplay, Harry Styles, Guns n' Roses, Beyoncé o The Rolling Stones.

Nadie puede negar semejante estatus de fama y celebridad de la Persona del Año 2023 para la revista Time. Incluso su influencia social está desmadrada, pues la artista más poderosa del momento, con más de 300 millones de seguidores en sus redes sociales, puede incidir en resultados electorales como ya hiciera en 2020 mostrando sus simpatías por Joe Biden -la cantante enseñó entonces unas galletas con el rostro del candidato demócrata-, quien sin duda espera deseoso que ese gesto, en la forma que sea, se repita este año de cara a los comicios del próximo noviembre y movilice al ejército de fans de Swift, los swifties, convenientemente. No de extrañar que los republicanos, más cuanto más trumpistas, la tengan en el centro de sus iras y hayan declarado la guerra abiertamente a una artista cuyas letras, huelga recordar, se estudian ya en universidades tan prestigiosas como Harvard, Stanford, Gante o Melbourne

No entiendo que un crítico musical pueda pensar que de alguna manera 'Midnights' es mejor disco que el de SZA o el de Lana del Rey

Así de alargada es su rubia sombra, tan prolongada que ya alcanza a unos Grammy que la han encumbrado a lo más alto en un momento en el que estos premios, antaño tan prestigiosos, no pasan por una coyuntura de gran popularidad, precisamente. Aún teniendo presente que las artes en general y la música en particular nunca deben verse desde el prisma de la competición, esta exaltación nos puede llevar a preguntarnos si musicalmente es para tanto. ¿Es Taylor Swift mejor artista que Stevie Wonder, Frank Sinatra o Paul Simon? ¿Tienen sus canciones quizás más calidad que las de Adele o U2, nombres que cuentan en su haber con dos Discos del Año, también según los Grammy? ¿Tiene más calado en nuestra sociedad Lover de lo que tuvieron o tienen Strangers in the night, Brigde over troubled water o Superstition? Cuestión controvertida que depende de gustos y que nos puede llevar a otro interrogante: ¿Merece Taylor Swift este último premio y estar por encima cuantitativamente de esos otros grandísimos nombres de la cultura popular?

El fundador y director de la web Jenesaispop, Sebas E. Alonso, considera un "error" que los Grammy hayan premiado a Taylor Swift precisamente con su último disco, Midnights, por no ser "de los más renovadores de su carrera". "No entiendo que un crítico musical pueda pensar que de alguna manera Midnights es mejor disco que el de SZA (que lleva por título SOS) o el de Lana del Rey (Did You Know That There's A Tunnel Under Ocean Blvd)", plantea a infoLibre el periodista citando a otros dos trabajos nominados, aún añadiendo: "Personalmente, creo que todos los premios que le están dando a ella deberían estar dándoselos a Lana del Rey o a Beyoncé, que es una artista que debería tener tres Gammy a Disco del año y no tiene ninguno o, en este caso, a SZA".

Hay una voluntad de subirse a este carro por parte de los Grammy y poca voluntad de ser más valientes. Y creo personalmente que a ella no le hace ningún favor esto, porque se puede generar una ola en contra y que se desate la 'anti-Taylormanía'

En la misma línea va el cronista musical de la Agencia Efe, Javier Herrero, quien ve a estos Grammy como "unos premios enmarcados en la Taylormanía". "No creo que nadie tenga cuatro discos tan buenos como para ser el Disco del año, independientemente de que sea un buen disco", argumenta, apuntando igualmente al de SZA como un trabajo que bien podría haberse hecho con el ansiado galardón por méritos objetivos. Planteamientos que apuntan claramente a un reconocimiento excesivo de Taylor Swift más por personaje mediático que acapara toda la atención que por parámetros estrictamente musicales.

Pero claro, no resulta sencillo, en este contexto, sobresalir y anticiparse al poderío infinito, incalculable e incomparable de una Taylor Swift que, como el Rey Midas, convierte en oro todo lo que toca. O, al menos, consigue que reluzca como si lo fuera, independientemente de que sea tan valioso como el oro o se quede en algún otro metal precioso menos suculento. "Hay una voluntad de subirse a este carro por parte de los Grammy y poca voluntad de ser más valientes y, por tanto, apartarse igual del sentir general de la sociedad. Y creo personalmente que a ella no le hace ningún favor esto, porque se puede generar una ola justamente en contra y que se desate la anti-Taylormanía", plantea a infoLibre.

La comunidad de fans crece, cruza de una generación a otra, es muy transversal, y ya por eso hablamos de un fenómeno no ya de la música, sino de toda la cultura estadounidense. Y ella representa muy bien esa cultura estadounidense.

En otra dirección apunta el periodista musical Arturo J. Paniagua, quien opina que es un reconocimiento "merecido" porque "no es el reflejo ni siquiera del trabajo con un álbum en un año concreto, que es lo que se suele pensar de los premios", sino que, a su juicio, "se premia una fotografía completa de lo que ella ha venido logrando y de lo que logra cada vez que publica un nuevo disco". "Creo que, tras los Beatles y Michael Jackson, es de las pocas veces que podemos ver en la música moderna cómo un fan ya no simplemente es alguien que escucha una canción, porque ser fan de Taylor Swift es prácticamente una creencia, una religión", argumenta.

Y aún prosigue relatando a infoLibre: "De alguna forma esto se produce por la gran compenetración que ella tiene con sus fans. La comunidad de fans crece, cruza de una generación a otra, es muy transversal, y ya por eso hablamos de un fenómeno no ya de la música, sino de toda la cultura estadounidense. Y ella representa muy bien esa cultura estadounidense. Lo más importante es que esa relación ya es prácticamente de creencia, de pertenecer a un club especial".

La están utilizando para acercarse al público comercial porque los Grammy están aterrorizados con las críticas de que ya no son relevantes, que ya no tienen la influencia que tenían antes

Ante esta situación de fenómeno social desmesuradamente masivo, el director de Jenesaispop ve en los Grammy una "voluntad y cierta desesperación por acercarse a la audiencia joven, por conseguir grandes audiencias en televisión y popularidad". "Y Taylor Swift, que es la persona que más discos físicos vende, que tiene tantas escuchas en streaming y que vende las entradas para su gira a precio de oro, es la persona más popular del planeta y la segunda más escuchada en plataformas por detrás de The Weeknd", destaca, para acto seguido rematar: "La están utilizando para acercarse al público comercial porque los Grammy están aterrorizados con las críticas de que ya no son relevantes, que ya no tienen la influencia que tenían antes. Por eso creo que Taylor Swift es como el camino perfecto para estar cerca de la audiencia".

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Sí coinciden todos en la importancia de Taylor Swift como referente femenino que está rompiendo más que nadie las costuras de la industria musical, más aún en una edición de los Grammy en particular en la que el protagonismo de las mujeres ha sido definitivo: Miley Cyrus con dos premios -uno de ellos Grabación del año por Flowers-, Karol G es la primera mujer que ha ganado en Mejor disco de música urbana, Victoria Monét ha sido coronada como Mejor artista revelación, Billie Eilish ha triunfado con la Canción del año (What Was I Made for?, de la banda sonora de Barbie), el supergrupo de indie femenino Boygenius -formado por Julien Baker, Phoebe Bridgers y Lucy Dacus- se ha impuesto en tres categorías de rock y música alternativa, Paramore ha ganado otros dos y la propia Phoebe Bridgers ha ganado otro por su colaboración con SZA.

"Estos premios Grammy justamente ha sido una edición en la que las artistas femeninas han tenido un mayor reconocimiento y debe seguir así", remarca Paniagua, quien agrega que ojalá el premio principal a Taylor Swift -que también se ha impuesto en Mejor álbum vocal de pop- sirva para "marcarle el camino a muchas mujeres de la industria musical". "Que Taylor Swift consiga estos hitos tan increíbles ayuda mucho a la salud ya no solo de la música hecha por mujeres, sino de la música en general, por tener una diversidad tan grande de voces, estilos y géneros de gente cantando desde otras sensibilidades, lo cual siempre es bueno para la música", defiende.

En lo que tiene que ver con este reconocimiento del talento femenino, recuerda para concluir Sebas E. Alonso, sin necesidad de entrar en valoraciones artísticas, que los tres artistas que tienen esos tres discos del año son hombres, con lo cual ser superados por una mujer es "muy significativo". "Creo que los Grammy también quieren que se reconozca a las mujeres, a las autoras, como en este caso Taylor, que es autora de sus canciones. Creo que es un factor que están teniendo en cuenta", asegura, para luego terminar con un lamento que sirve de fotografía del estado de la cuestión pop y que despeja las dudas sobre la pertinencia o no de este último gran galardón y las comparativas que se puedan hacer con otros artistas del pasado: "Los Grammy son swifties, son el club de fans de Taylor Swift".

Stevie Wonder ganó el Grammy al Disco del Año tres veces con tres discos consecutivos en cuatro años por Innervisions (1973), Fulfillingness' First Finale (1974) y Songs in the Key of Life (1976). En otras tres ocasiones se llevó este galardón a casa Frank Sinatra con Come dance with me (1959), September in my tears (1965) y A man and his music (1966). Y también hizo triplete Paul Simon en la categoría más importante, la del Álbum del Año, en un período de tiempo más extendido con Bridge Over Troubled Water (1970), Still Crazy After All These Years (1975) y Graceland (1986).

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