"España es un donut con Madrid en el centro": las bandas españolas que lo petan en lenguas cooficiales

En Tol Sarmiento en concierto.

El éxito de En Tol Sarmiento (ETS) nos está diciendo cosas. Muchas cosas. Puede entrar dentro de cierta normalidad (en realidad no) que una banda vasca cantando en euskera llene a reventar tres noches consecutivas el Bizkaia Arena (BEC) de Bilbao con un total de 45.000 personas. Lo que ya es todo un hito es que esta misma formación agote en tres horas y con un año de antelación las 15.000 entradas para su concierto en el Movistar Arena (Palacio de los Deportes) de Madrid del 25 de abril de 2026. Y ya es rizar el rizo anunciar otro show en el Palau Sant Jordi de Barcelona el 11 de abril de 2026 y despachar en las primeras 24 horas más de 8.000 entradas (para este aún quedan disponibles).

El espectáculo con el que está reventando la taquilla ETS, el grupo en euskera más escuchado en todas las plataformas digitales, lleva por nombre Bihotzen Konkista y supone el doble reto de llevar a Madrid y Barcelona la celebración de la música, la cultura y la lengua vascas. Porque, además de las canciones, estas veladas contarán bertsolaris, corales, txarangas, grupos de danzas tradicionales y colaboraciones especiales. Todo un fenómeno cultural, nacido en Yécora (Álava) en 2005, que dos décadas después traspasa fronteras a ritmo de ska y folclore y supera todas las limitaciones. "El éxito de ETS fuera de Euskadi no es solo musical. Es simbólico. Una banda que canta en euskera y emociona a miles demuestra que la lengua no es una barrera. Parte del éxito es identidad, pero sobre todo es un tema de estilo y calidad", recalca a infoLibre el periodista musical Noel Turbulencias, autor del libro Galicia MusiCalidade.

Todos los muros saltó también Zoo Posse, la banda de Gandía (Valencia) que se despidió de los escenarios hace un año y que dentro de su gira de adiós protagonizó dos conciertos multitudinarios igualmente en el Palacio de los Deportes de Madrid y el Palau Sant Jordi de Barcelona. Más de 20.000 fans corearon sus reivindicativos temas en valenciano de hip-hop, rock, ska y electrónica sobre cuestiones políticas, sociales y culturales. Otra gran victoria alargando el camino abierto por otros populares grupos valencianos como Orxata Souns System, Obrint Pas, La Gossa Sorda o Aspencat.

"Es el triunfo de la música sobre la política y los prejuicios", resume a infoLibre la periodista musical Esther Al-Athamna, para quien al fin en este país "hemos aprendido a abrir las orejas" para escuchar música de manera masiva en euskera, catalán o gallego. Dan un paso al frente nuestras lenguas cooficiales gracias a una nueva generación de músicos, también de oyentes, que ven en la diferencia una consecuencia lógica de la globalización: "El desarrollo de internet y las redes sociales han hecho también que este tipo de bandas puedan hacerse un hueco dirigiéndose primero a los nichos locales a los que necesitan para empezar a rodar y, desde ahí, crecer y saltar a otros lugares donde no necesariamente se hable esa lengua. El entorno digital ha favorecido mucho que podamos llegar a escuchar a estas bandas que antes se quedaban en una anécdota local y que solo conocían los vecinos. Pero la buena música siempre es buena música y da igual el idioma en el que se cante".

Señala la periodista hacia Asturias para remarcar que desde allí está Rodrigo Cuevas reivindicando el folclore asturiano, y mueve su mirada hacia la derecha del mapa peninsular hasta Cataluña para mencionar el "avance salvaje" del indie en catalán de nombres como Els amics de les Arts, El petit de Cal Eril o esos Manel que "llenaron uno de los escenarios principales del Primavera Sound hace unos años". "Y ahí tenemos a bandas como Tanxugueiras, que intentaron representar a España en Eurovisión con un tema cantado en gallego y música tradicional gallega", agrega.

"España es un donut con Madrid en el centro", afirma Rubén González, periodista musical y autor de Piedra contra tijera, volumen que repasa la historia del rock español entre 1991 y 2021. "Aburre la falsa dicotomía mainstream-indie, que deja fuera muchísimas músicas como la de ETS, que arrastra una gran masa de público, pero no entra en esos parámetros", continúa, planteando que "afortunadamente el Estado español no es lo que nos vende la caverna mediática centralista". "Les da grandes réditos económicos y electorales, sí, pero existe una realidad paralela que florece cada muy poco tiempo. Su Matrix no es perfecto y esta es nuestra trinchera", remata.

Y tercia en este punto Turbulencias: "Estamos más receptivos a escuchar en nuestras lenguas dentro de las comunidades que las tienen. En Cataluña ya llevan años, pero en Euskadi y Galicia están ahora mismo en auge. Además, pienso que fuera de estas comunidades también la gente está más abierta que nunca a escuchar las lenguas cooficiales. Pero no debemos confundir apertura con igualdad. Cuando un grupo llena en Madrid, hay focos. Cuando Tanxugueiras llena el Coliseum de A Coruña, apenas se menciona en medios nacionales. Lo periférico sigue estando fuera del relato dominante. Casos como ETS o Zetak en euskera, o The Tyets o Joan Dausà en catalán, demuestran que estamos en un momento importante para la música en lenguas propias. Hay una apertura real, sobre todo entre las nuevas generaciones. Aunque, como es lógico en esta sociedad polarizada, también hay un movimiento a contracorriente". 

Las propuestas en nuestras diversas lenguas son ahora mismo múltiples y diversas, absolutamente a las etiquetas o a escenas regionales estilísticamente concretas. Poco o nada tienen que ver, aparte de su procedencia gallega, Fillas de Cassandra, Grande Amore o Baiuca. Desde Euskadi parten también Chill Mafia (que se despidieron hace menos de un mes ante 7.000 seguidores en el BEC de Bilbao), Gorka Urbizu (quien fuera líder de una banda de rock tan internacional como Berri Txarrak, siempre cantando en euskera), Gatibu, Ken Zazpi o, por supuesto, Fermin Muguruza como precursor de todos ellos desde los tiempos de Kortatu y Negu Gorriak. En Cataluña son también especialmente populares formaciones con recorrido nacional como Els Catarres, Oques Grasses, Txarango, Blaumut, María Arnal o Al.lèrgiques al pol.len.

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"Cuando trabajaba como editora en Spotify era fácil ver que el skip-rate -pasar a la siguiente canción voluntariamente antes de que termine- de una playlist se disparaba cuando cambiaba la lengua, por ejemplo cuando llegaba un tema en catalán. Ahora es todo lo contrario, ahora la gente escucha con total normalidad una playlist en la que pueda haber música en castellano, en gallego y en inglés", explica Al-Athamna, para acto seguido argumentar que en esto tiene influencia incluso el éxito mundial de figuras como Rosalía: "El camino que ella abrió triunfando con un disco de flamenco hizo que le perdiéramos el miedo a enorgullecernos de la música tradicional y de nuestro folclore. Ella pudo extender las vías para que todo esto que ha sucedido en años posteriores culmine en que ETS llenen pabellones de deportes. Además, todo esto ha venido porque somos más maduros a la hora de escuchar música y hemos aprendido a valorar lo nuestro".

Turbulencias abre una nueva vía de diálogo señalando que muchos de estos éxitos también "se sostienen gracias a la emigración" de gallegos, catalanes o vascos que viven fuera y "llenan salas por afecto y pertenencia". Más allá de eso, en cualquier caso, él ve "curiosidad" e "interés genuino" en estos artistas, algo que se aprecia en festivales como el belga Emigrason, que se celebra en Bruselas y "lleva la cultura gallega a la capital de Europa". "Asisten más de mil personas, muchas emigradas, otras simplemente atraídas por una cultura viva. No son conciertos al uso, son eventos que construyen comunidad", explica, antes de lanzar una última reflexión sobre el calado global de estas propuestas: "En muchos casos, los músicos en lenguas cooficiales entendieron que tienen que hacer música para todos los públicos, pero, a la vez, en la gran mayoría de bandas y artistas dentro de esas músicas hay un mensaje social o político que puede ser más menos explícito".

Son ciclos naturales de resistencia cultural autóctona versus otras épocas de cosmopolitismo u homogeneización del sonido

Rubén González — Periodista musical

Concluye González tirando de hemeroteca para recordar que más allá de que en el momento presente hayan coincidido muchos nombres desde diferentes latitudes, en realidad esto es algo que "lleva pasando desde siempre". Así culmina: "El concierto de Raimón en el Pabellón de Deportes de Madrid debería estudiarse como ejemplo de un Madrid y una España catalanófila. Los años dorados de Viñarock propagando el euskera con Fermin Muguruza, Berri Txarrak y compañía por todo el Estado. La primavera valenciana contra la corrupción, el neo-auge del indie catalán en paralelo al procés, el celtismo gaiteiro de los noventa o de fusión actual de tradición y vanguardia... Son ciclos naturales de resistencia cultural autóctona versus otras épocas de cosmopolitismo u homogeneización del sonido".

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