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Natalia Menéndez: “No hay que tener prejuicios para mostrar el teatro clásico”

El Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro cierra este domingo su 40 edición con la obra , de la compañía francesa Transe Express, dedicada al imaginario de Julio Verne y del Bosco. Un espectáculo monumental y cargado de referencias oníricas que define la apuesta del festival para este cumpleaños redondo. “La idea [de la obra] habla del mundo del cielo, de las estrellas, de la imaginación y el sueño en positivo. La intención es respirar algo que sea bello, hermoso, que sugiera y que provoque”, explica Natalia Menéndez, actriz y directora teatral que desde 2010 está al frente de la cita más importante del teatro clásico español.

Aunque se da por hecho que Menéndez dejará el mando del festival después de esta edición –“Natalia, te vamos a echar de menos”, se le escapó al alcalde almagreño, Daniel Reina, durante la presentación de la programación el pasado mes de marzo—, la todavía directora prefiere no confirmar nada y hablar sólo del festival. En esta edición, se han programado 102 espectáculos, de los cuáles 25 han sido estrenos, y han contado con la participación de 50 compañías de 13 países. El Almagro más internacional desde que en 1978 unas jornadas de teatro clásico creadas para revitalizar el género y paliar el rechazo del público sentaran las bases de la cita. Cuatro décadas después, la localidad castellanomanchega de 9.000 habitantes es una de las capitales mundiales del teatro clásico.

Si se fuera, Natalia Menéndez (Madrid, 1967) dejaría un festival con las cuentas saneadas, después de asumir su gestión con una deuda de 1,3 millones de euros, duplicar el número de espectadores (que pasó de 30.000 en 2010 a 60.000 en la pasada edición) y esquivar la amenaza de desaparecer en 2012. Cree que la imagen con la que debería quedarse el público de las ocho ediciones que ha capitaneado el festival de Almagro está “en los escenarios, no en la gestión”.

Pregunta. A la espera de los datos finales del festival, ¿cómo ha ido esta edición hasta la fecha?

Respuesta. El festival está yendo fantásticamente bien, están gustando la mayoría de los espectáculos. La sensación es que va mejor que el año pasado. Además, estamos teniendo una repuesta del público directa en la calle y es muy agradable.

P.Decía en una entrevista que el festival estaba viviendo una segunda juventud, ¿cómo es esta nueva etapa de Almagro?una entrevista 

R. Yo digo que los 40 años es la segunda juventud. En esta edición se ha querido recordar el pasado y, por otro lado, tener muy claro que estamos en el presente y lo que se vive es el presente. Por eso se trata de una edición muy atrevida, con 25 estrenos, tanto nacionales como internacionales, de 50 compañías. Me parece que deja muy claro el tipo de edición que plantea, llena de atrevimiento, de riesgo, de apuesta y, también, de montajes y personajes más conocidos y otros estilos para todos los públicos.

P. A finales de 2016 consiguió finalmente sanear las cuentas del festival, ¿cuáles cree que han sido sus aciertos para conseguir este objetivo?

R. Primero, hubo una voluntad política para poder realizarlo. Creamos una fundación, unificamos toda la deuda que había en distintos bancos y cajas, y luego hicimos una repartición año a año del pago de la deuda que tenían que asumir las distintas instituciones y el festival. Eso es que se ha hecho, junto a la tenacidad, la  persistencia y no cejar en el empeño desde que se creó la fundación en 2011 hasta finales del 2016, que se ha cubierto la deuda.

P. ¿Han cambiado sus criterios de programación a lo largo de los ocho festivales que ha dirigido?

R. Sí, claro. A lo largo de estos años he ido haciendo autocrítica inmediata y también he dejado que pasaran los meses para hacer una valoración. Estoy permanentemente valorando mi trabajo. Por eso, voy a ver todos los espectáculos que puedo y así constatar y comprobar lo que sucede sin que me lo cuente nadie.

P. ¿Y cuáles han sido esos cambios?

R. He quitado el amateurismo. Me parece que tenerlo en un festival de esta categoría sería como meter en un equipo de fútbol de primera división a un jugador aficionado. El amateurismo no venía a cuento en este festival, tiene otro recorrido y otro camino que no es Almagro. A partir de ahí, he probado con distintos estilos, desde obras más arriesgadas hasta las más clásicas en su concepción. Además, al no tener producción propia, este festival tiene que coproducir, ver lo que se está haciendo en España y lo que se puede idear. El resultado es muy variado. No hay que tener prejuicios respecto a los estilos y de formas de mostrar el teatro clásico.

P. ¿Por qué cree que Almagro es un festival único?

R. Creo que se trata del más importante en el mundo por varias razones. La primera es que no toca sólo el Siglo de Oro, sino también el Barroco europeo o historias orientales del siglo XVI o XVII, algo que no hace ningún otro festival de manera específica. Después, se mueve entre 24 y 25 días en cada edición, en unos 20 espacios, y eso lo hace diferente. Además, a Almagro llegan compañías nacionales e internacionales y mucho público de todas partes, algo que lo convierte en internacional desde las propias compañías, hasta la autoría y los espectadores. Este último rasgo también resulta muy especial.

P. Para la exposición El festival y yo la organización del festival ha recibido escritos y fotos del público, ¿le ha sorprendido la importancia que tiene esta cita para los espectadores?El festival y yo

R. Me sorprendió que la idea cuajara tanto y el público tuviera tantas ganas de hablar y de dar las gracias, contándonos anécdotas familiares e íntimas. Se lo toman casi como si fuera una navidad.

P. ¿Cómo es estar al frente de la gestión de un evento cultural de esta envergadura en un país como España?

R. Hay que tener claro el objetivo, ir a por él y hacer lo que se pueda. Este es el resumen.

P. En estos años, ¿ha echado de menos dirigir o embarcarse en otros proyectos al margen del festival?

R. Bueno, a veces sí, pero también sabía y me había comprometido con esta aventura. Lo que no pensé es que fuera tan absorbente, ya que prácticamente no he tenido un día libre. En ocasiones he podido echar de menos no haber dedicado más tiempo a descubrir y conocer programaciones de otros lugares por haber estado metida en asuntos de cuentas y deudas. Realmente el tema de la deuda nos ha absorbido mucho tiempo a muchos niveles. Las noches sin dormir y la preocupación a veces te quita cierta calma para poder dedicarlo a otros menesteres que tendrían más de artístico.

P. ¿Cuáles son sus planes de futuro respecto al teatro?

R. En noviembre estreno una obra contemporánea, Tebas Land, del autor uruguayo Sergio Blanco, en coproducción con Salvador Collado y Kamikaze. Ahora mismo estoy en eso y por suerte, puedo hacerlo.

Kamikaze Teatro, Premio Nacional del Teatro

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P. Se ha hablado, y se da por hecho, que dejará la dirección del festival tras el final esta edición, aunque hasta entonces prefiera hablar sólo del festival y nada más, ¿con qué imagen le gustaría que se quedase el público de usted?

R. No quiero que se queden con ninguna imagen de mí, yo quiero que se queden con imágenes que han vivido en el festival, las ediciones hablan de mí. Quizás la fotografía de algún cartel si les han gustado, pero la imagen está en los escenarios, no en la gestión.

 

El Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro cierra este domingo su 40 edición con la obra , de la compañía francesa Transe Express, dedicada al imaginario de Julio Verne y del Bosco. Un espectáculo monumental y cargado de referencias oníricas que define la apuesta del festival para este cumpleaños redondo. “La idea [de la obra] habla del mundo del cielo, de las estrellas, de la imaginación y el sueño en positivo. La intención es respirar algo que sea bello, hermoso, que sugiera y que provoque”, explica Natalia Menéndez, actriz y directora teatral que desde 2010 está al frente de la cita más importante del teatro clásico español.

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