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Cultura

Los nombramientos del INAEM empañan la política cultural del Gobierno

Ernesto Caballero, actual director del CDN, Amaya de Miguel, directora del INAEM, y Alfredo Sanzol, próximo director del CDN.

A unas semanas de las elecciones generales, el Gobierno de Pedro Sánchez se podía apuntar un tanto: haber mantenido la paz con la inmensa mayoría de la industria cultural. El ministro José Guirao, con una larga experiencia en gestión —tanto en el Ministerio como en La Casa Encendida—, no generaba la sospecha de sus homólogos conservadores y, además, se ha apuntado algunos tantos: la anulación de la cesión del Teatro de la Zarzuela al Teatro Real, la puesta en marcha de la intervención de la SGAE, un presupuesto en Cultura más generoso que los anteriores —con la inclusión de la rebaja del IVA al 4% para el libro electrónico y las publicaciones digitales—, aunque finalmente no saliera adelante, además de los avances en la ley estatal contra la reventa y en la reforma del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), que han quedado paralizados.

Pero ha sido justamente el INAEM el que ha acabado dándole dolores de cabeza a Guirao. La renovación de las direcciones de cinco de sus centros, cuyos responsables llegaban ya al final de su contrato, ha suscitado cierto malestar en los sectores de las artes escénicas y de la música. Primero fue el breve plazo que se daba a los interesados en presentarse a estos concursos públicos, que debían preparar y enviar sus proyectos en 10 días hábiles. Luego, el nombramiento de Lluís Homar como director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico aunque él mismo confesara que su experiencia "no está nada vinculada al tetatro clásico español", un hecho que según los sindicatos podría incumplir las bases del concurso. La última polémica ha sido que ninguno de los cinco nuevos responsables de estas unidades de producción públicas es una mujer, una decisión criticada por numerosas asociaciones de creadoras. 

Ninguna creadora al frente

El viernes, la directora del INAEM, Amaya de Miguel, hacía público el último nombramiento de la tanda: el director teatral y dramaturgo Alfredo Sanzol dirigirá el Centro Dramático Nacional durante los cinco próximos años, con posibilidad de renovar otros tres. Se sumaba así a Lluís Homar, nuevo director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico; el bailarín Rubén Olmo, nuevo responsable del Ballet Nacional de España; el bailarín Joaquín de Luz, a la cabeza de la Compañía Nacional de Danza; y Félix Palomero, nuevo director técnico de la Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE). A esta tanda de renovaciones realizadas por concurso público, hay que sumar al menos la de David Afkham como director titular y director artístico de esta última institución, y el nombramiento de Francisco Lorenzo Fraile de Manterola al frente del Centro Nacional de Difusión Musical el pasado julio. Las asociaciones feministas añaden también la renovación en el Festival de Almagro, del que el Ministerio es patrono, que tiene al frente ahora a Ignacio García, aunque ese anuncio se produjo en octubre de 2017. 

En una carta abierta a Amaya de Miguel, una docena de organizaciones feministas subrayan que todos estos nombramientos "han recaído en varones visibilizando una indiferencia muy grande a la presencia femenina en los altos puestos de dirección ejecutiva de las compañías mencionadas para los próximos años". "Creemos que se trata de una decisión que, potencialmente, instaura durante la próxima década una situación no paritaria en las posiciones de liderazgo de las unidades de producción del INAEM, con unas consecuencias difíciles de prever en cuanto al avance de la igualdad en la cultura", advierten las firmantes, entre las que se encuentra la asociación Clásicas y Modernas, la Liga de las Mujeres Profesionales del Teatro, Mujeres en las Artes Visuales y la Asociación de Mujeres en el Cine y Medios Audiovisuales (CIMA). Tampoco se partía de una situación especialmente propicia para las creadoras: hasta ahora solo había dos mujeres al frente de grandes unidades o eventos públicos estatales: Helena Pimenta en la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) y Natalia Menéndez en Almagro. 

¿Dónde están las mujeres?

En la rueda de prensa ofrecida el viernes, Amaya de Miguel restaba responsabilidad al INAEM en lo sucedido. En opinión de la directora del organismo, estos eran "procesos de selección abiertos a la ciudadanía", por lo que el Ministerio no tenía capacidad de acción sobre su resultado. De los 69 proyectos que optaban a los cinco concursos, 54 fueron presentados por hombres y 15 por mujeres, datos que explicaban para De Miguel la falta de paridad en los nombramientos. "Yo soy la primera preocupada y sorprendida [por la falta de mujeres en la dirección] y estoy dispuesta con ellas [las asociaciones feministas] a hacer una reflexión. Pienso que deberíamos animar a estas asociaciones a que empujen a sus creadoras a presentarse a estos proyectos", respondía.

La primera criba la realiza, efectivamente, el consejo artístico de cada área, formados por representantes de asociaciones profesionales y vocales del propio Ministerio: el de la Música y el de la Danza son paritarios, aunque en el del teatro hay el doble de hombres que de mujeres. Pero el INAEM elige dentro de esa terna, y aunque en los procesos del Ballet Nacional de España, la Compañía Nacional de Teatro Clásico y la Orquesta y Coro nacionales de España, ninguna mujer alcanzó la criba final, sí había una mujer entre las cuatro candidaturas dela Compañía Nacional de Danza y dos mujeres en las cuatro del Centro Dramático Nacional. El equipo de De Miguel no las seleccionó. Por eso a Anna Caballé, presidenta de Clásicas y Modernas, no acaban de satisfacerle las explicaciones del Gobierno: "Hemos acordado con el Ministerio estudiar el proceso paso a paso y detectar dónde se ha producido ese desplome de mujeres, para que no vuelva a suceder. ¿El problema es que no estamos capacitadas para llevar la dirección de un centro de estas características? ¿Eso es lo que nos quieren decir? Lo dudo, habrá otros problemas, y tenemos que solucionarlos". 

Caballé señala que, "cuando está en vigor una Ley de Igualdad", la administración "debe tener una actitud proactiva": "Igual que si una editorial organiza un premio literario y ve que no tiene manuscritos suficientes, mueve sus contactos para lograr tener más, aquí debería hacerse algo similar". De la misma opinión es Javier Figueroa, secretario general de UGT en el Ministerio de Cultura: "Hay creadoras a las que si el INAEM hubiera querido, las hubiera invitado a participar, como han hecho con hombres. Es una falta de voluntad política". En la mañana del viernes, Amaya de Miguel negaba que el organismo acostumbrara a invitar a nadie a participar en los concursos. "Eso es mentira, mentira total", contesta el sindicalista, asegurando que a José Carlos Martínez, antiguo director de la Compañía Nacional de Danza, se le propuso presentarse al concurso público para sustituir a Nacho Duato.  

Lluís Homar y el teatro clásico

"La mía es una experiencia que no está nada vinculada al teatro clásico español, nunca he interpretado una obra del Siglo de Oro". Eso decía el director y actor Lluís Homar en su presentación como director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, donde sustituye a Helena Pimenta, que a su llegada a este centro tenía a sus espaldas montajes como La dama boba, de Lope de Vega, La entretenida, de Miguel de Cervantes, o La noche de San Juan, de Lope de Vega. Esto podría haber quedado en un mero ataque de sinceridad si no fuera porque las bases de la convocatoria recogían como requisito acreditar experiencia "artística y/o de gestión en instituciones públicas o privadas dentro del ámbito del teatro clásico, en especial del Siglo de Oro". 

El sindicato UGT denunció, de hecho, que se incumplían las bases de la convocatoria, recogiendo, decían, "el malestar que existe en el mundo cultural que ha generado esta decisión unilateral y que vulnera la propia convocatoria del proceso selectivo y los principios del Código de Buenas Prácticas del INAEM". "Ha sido una metedura de pata increíble", subraya de nuevo Figueroa, que considera que el Ministerio debe "dar la cara": "Si esto es un chiringuito, que no lo escondan tras la apariencia de un concurso público con todas las de la ley, porque lo que hacen es engañar a la gente". El viernes los periodistas inquirían de nuevo a Amaya de Miguel sobre este nombramiento. ¿Cómo acreditó Homar su experiencia en el teatro clásico? "En su proyecto", se limitaba a decir la directora. 

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El sindicato ha pedido a la dirección del INAEM que haga público el proyecto enviado por Homar, la composición del jurado —señala que algunos miembros del Consejo Artístico del Teatro podrían no haber estado presentes— y las actas de deliberación. El equipo de De Miguel se escuda en que estos procesos son confidenciales y que se comprometen a no dar el nombre de los candidatos que no resultan ganadores. "Los candidatos a nosotros nos dan igual", contesta Figueroa, "lo que queremos saber es qué discusiones llevan a tomar esa decisión". En este sentido, Clásicas y Modernas ha pedido también poder analizar toda la documentación de los distintos procesos de selección, a partir de la cual elaborarán un informe que quieren hacer público. 

Por ahora, el INAEM solo se ha comprometido a publicar "las líneas maestras" de cada proyecto, a partir de septiembre. No se darán a conocer los documentos completos que les valieron a los ganadores la designación, sino un resumen que no tiene por qué corresponderse con los dosieres originales. "Esto ya está hecho, mala suerte", se lamenta Anna Caballé. En la misma línea habla Figueroa, que descarta tomar ninguna acción legal contra la administración, porque "esto ya no se va a arreglar". Salvo sobresaltos, la dirección de estos centros de producción, acertada o no, está comprometida para los próximos cinco u ocho años. Quizás tampoco se pueda remediar el regusto amargo con el que, a semanas de las elecciones, el Gobierno socialista deja a parte del sector cultural. 

 

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