Restaurantes sí, teatros no: los expertos critican el "agravio comparativo" contra la cultura en las medidas del Govern

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Ir a comer al interior de un restaurante, sí; ir al teatro, no. Así lo ha decretado el Gobierno catalán en sus nuevas medidas sanitarias contra el repunte de positivos por coronavirus en algunas zonas de la región, como son Barcelona y su área metropolitana, la Noguera y el Segrià. Ante el aumento de casos, con 755 nuevos confirmados el lunes, el Govern ha suspendido "todas las actividades extraordinarias y de carácter temporal de tipo cultural, espectáculo público, recreativo, deportivo y de ocio nocturno". Pero los expertos consultados por este periódico consideran que la falta de distinción entre diferentes actividades dentro de estos sectores, y su tratamiento con respecto a otras actividades, obedece a un "exceso de celo" y puede suponer, en última instancia, un "agravio comparativo" contra los eventos culturales. La misma Generalitat ha sido ambigua con su norma, y al final de la tarde del lunes anunciaba que, aunque la suspensión general se mantenía, los ayuntamientos podrían habilitar espacios con la autorización previa del Procicat, el plan territorial de protección civil.

Desde este lunes y durante dos semanas, quienes vivan en las zonas más afectadas por los rebrotes podrán consumir en el interior de un bar o restaurante, que pueden abrir siempre que mantengan su aforo al 50%, pero de manera general no pueden acudir al teatro ni al cine, que deben cerrar sea cual sea su limitación de aforo, y tampoco a conciertos o representaciones al aire libre, que quedan suspendidas incluso aunque se mantenga la distancia de seguridad, la obligación de usar mascarilla y otras medidas de prevención. Sí se permiten otras formas de ocio al aire libre, como ir a la playa, manteniendo la separación de dos metros, y también otras actividades a cubierto, como acudir al centro de trabajo. Además de lo anterior, la Generalitat pide a la población que permanezca en sus domicilios y evite desplazamientos innecesarios. 

"Está habiendo un exceso de celo con las actividades culturales, que creo que radica en que hay una concepción por parte de las instituciones de que esta es una actividad superflua", lanza Javier Padilla, médico de atención primaria y experto en salud pública, autor de libros como ¿A quién vamos a dejar morir? o Epidemiocracia, junto al epidemiólogo Pedro Gullón. Padilla señala que las investigaciones en torno al virus han llegado a ciertas conclusiones sobre las actividades que más favorecen la transmisión del patógeno y el entorno en el que estas se dan. "Los contagios son mayores cuando la gente está muy cerca y haciendo actividades que sean más propicias a la transmisión: hablar, hacer ejercicio, bailar...", explica. "Además, sabemos que la mejor forma de reducir el riesgo es estar en espacios al aire libre o muy bien ventilados".

¿Se está "penalizando" a la cultura?

"La situación de riesgo cero no existe", dice el médico Salvador Macip, investigador en biomedicina, autor de títulos como Las grandes epidemias modernas, "pero en el momento en que sales a la calle se trata de empezar a reducir los factores de riesgo". Si se sabe que se puede evitar la propagación del virus mediante el uso de mascarilla, la distancia de seguridad y la buena ventilación, a mayor incumplimiento de estas medidas, mayor riesgo. "En principio, un bar o una discoteca son los peores sitios: no se respeta el uso de mascarilla porque se está consumiendo, no se respeta la distancia porque no hay asientos asignados y normalmente no se da una ventilación adecuada", explica Macip. En su opinión, un cine con buena ventilación o un teatro al aire libre son espacios más seguros siempre que cumplan con las medidas sanitarias. "En cambio parece que se está dificultando más la actividad a los cines y teatros y dejando manga ancha a bares y restaurantes, algo que no parece tener mucho sentido. Entiendo que hablen de agravio comparativo".

En los distintos sectores culturales afectados esperaban el lunes a que la Generalitat rectificase. No era imposible: la consellera de Cultura, Mariàngela Vilallonga, aseguraba el viernes que su Departamento iba a proponer alternativas al cierre total de los eventos dictaminado por el Procicat. "Todo el trabajo conjunto, hecho por el Departament para el sector cultural y con el sector cultural, reclama un tratamiento justo", decía. No obstante, el domingo por la noche la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, anunciaba la cancelación del festival Grec, no sin criticar las prohibiciones "muy genéricas" de la Generalitat, y pidiendo una reconsideración del plan: "La cultura es segura, porque se están siguiendo todos los protocolos sanitarios". Un día después, después de que la alcaldesa se hubiera paseado por distintos medios defendiendo el festival, y después de que el Govern matizara la norma general, el Grec cambió de idea y dijo que retomaba su programación.

Las promotoras musicales contaban el lunes por la mañana que aún no se habían reunido con la Generalitat, pero que confiaban en un cambio de criterio. "No hay ninguna evidencia de que haya contagios por actividades culturales al aire libre, es una barbaridad penalizar una actividad de esta manera", critica Patricia Gabeiras, portavoz de la Asociación de Festivales de Música (FMA). Además de al Grec, la prohibición afecta a citas como las Nits del Fórum, organizadas por el Primavera Sound —que ya ha anunciado un parón de 15 días—, o el festival Cruïlla —que todavía no ha aclarado sus planes—. Gabeiras defiende que el sector ha establecido una serie de protocolos unificados que incluyen el cumplimiento de la distancia, el uso obligatorio de mascarillas, la organización del acceso y salida de los recintos y la asignación de asientos fijos para facilitar los posibles rastreos. El matiz añadido por la Generalitat a la norma general exigiría que cada ayuntamiento reclame el permiso especial para cada espacio cultural, siempre que este cumpla todas las medidas de seguridad. Los promotores consultados por este periódico consideran esta modificación confusa y estudian aún cuál es el proceso que tienen que seguir los ciclos ya en marcha. 

¿Qué conlleva más riesgo?

Si entre las actividades que favorecen la transmisión están hablar, cantar, bailar o moverse, es porque pueden emitirse con más facilidad las gotas minúsculas de saliva en las que reside la carga viral. Dentro de estas actividades hay agravantes: por ejemplo, será peor si debemos hablar más alto para superar el volumen de la música ambiente; si la ventilación del espacio no es adecuada; si no se respeta la distancia de seguridad; si se hace sin mascarilla... Así, una charla a un volumen elevado entre comensales sin mascarilla en un bar cerrado permitirá más fácilmente la transmisión del virus que entre un grupo de espectadores que mantienen en el cine la distancia de seguridad entre sí, conservan la mascarilla y no interactúan demasiado, y a su vez esta actividad supondría un riesgo mayor si se realiza en interior que si se trata de una representación al aire libre. 

Distintos estudios apuntan en esta dirección. Una investigación japonesa analizó 110 casos de coronavirus en 11 focos distintos, y concluyó que la probabilidad de transmisión del covid-19 es 18,7 veces mayor en interiores que en exteriores. Otra investigación china estudió 318 brotes que dieron 1.245 positivos en total: de estos casos de transmisión, ocurridos dentro del domicilio, en trenes, transportes, oficinas o pistas de baile, entre otros espacios, solo un brote se produjo en el exterior, con solo dos positivos. (Estos estudios no han pasado aún una revisión por pares). Para prevenir los contagios, la Organización Mundial de la Salud aconseja, además de otras medidas, evitar "espacios cerrados con poca ventilación", "llevar mascarillas en espacios cerrados y atestados" o "asegurar una buena ventilación ambiental".

Otros estudios han señalado ya la eficacia del uso de mascarillas para detener la transmisión de los virus: incluso una mascarilla de algodón —menos efectivas que las quirúrgicas— detiene el 96% de la carga viral de la tos de un paciente con covid-19. De la misma forma, existen evidencias, recabadas en crisis sanitarias anteriores, como la del SARS de 2002-2004, la gripe aviar o la gripe porcina, de la utilidad del uso generalizado de mascarillas en la lucha contra una epidemia causada por patógenos de este tipo. Otra investigación llevada a cabo en Hong Kong concluye que el uso de medidas no farmacéuticas, como el distanciamiento social y la mascarilla, redujo en un 44% la transmisión comunitaria de coronavirus y gripe A en este territorio, entre finales de enero y mediados de febrero. Según este estudio, esto fue posible porque entre el 74,5% y el 97,5% de la población empezó a usar mascarilla, y entre el 61,3% y el 90,2% evitó acudir a lugares muy concurridos. (Este estudio no ha pasado aún una revisión por pares).

¿Son equiparables las discotecas y los teatros?

"Mientras no nos digan lo contrario, los brotes se están produciendo por actividades que nada tienen que ver con los festivales de música", defiende, "y ni siquiera con otras actividades culturales". Este periódico solo ha encontrado hasta el momento un caso documentado de brote de coronavirus en un evento cultural de este tipo, una vez instalada la distancia de seguridad y el uso de mascarillas: la celebración de un concierto en Tokyo, en el interior de una sala cerrada, podría ser el origen de un cluster de al menos 37 positivos.  Entonces, ¿por qué se produce lo que la FMA considera una "estigmatización" de la cultura? "Estamos más expuestos en los medios de comunicación, a diferencia de otros espacios, como las oficinas o los aviones, donde no vemos lo que pasa, y se quiere dar una sensación de seguridad prohibiendo esto, pero no tiene sentido". Gabeiras teme, además, que esta decisión del Gobierno catalán haga que otras comunidades puedan acabar optando por lo mismo en un futuro. 

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Los expertos critican que el Govern no haya diferenciado en su nuevo mandato entre las distintas actividades que engloban las "de tipo cultural, espectáculo público, recreativo, deportivo y de ocio nocturno" de las que habla. Están en el mismo saco discotecas, cines en interior y conciertos al aire libre, por ejemplo. "En primer lugar", dice Javier Padilla, "debería diferenciarse entre actividades en interior y al aire libre, y de hecho creo que una medida que tendrían que tomar las instituciones es intentar poner a disposición de los agentes culturales todos los espacios al aire libre que dependan de su gestión para que las actividades salgan de dentro a afuera".

Pero, además, no es comparable para ellos ir al cine que a una discoteca: "Está claro que en espacios cerrados, donde además la música obliga a hablar alto, se favorece mucho la transmisión, ya sea por gotas o por vía aérea", explica Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas). "Además, se quitan la mascarilla para beber, hay mucha cercanía entre la gente. Es el caldo de cultivo perfecto". Este contexto permite, además, que se den grandes números de contagios en un mismo brote, como el ocurrido en una discoteca de Córdoba, que alcanza hasta el momento los 83 positivos (de 1.700 tests realizados), convirtiéndose en el mayor de Andalucía. En Santa Pola se iniciará este martes un macroestudio para detectar posibles casos a raíz de cinco positivos en una discoteca de la localidad. También Murcia y Peñíscola han sufrido brotes en entornos similares. 

Las distintas fuentes consultadas proponen de hecho para el sector del ocio nocturno medidas similares a las que ya ha adoptado el de los espectáculos en directo. Para Hernández, es necesario "repensar" el funcionamiento de las discotecas en este contexto sanitario: que los responsables se aseguren de que se cumplen las medidas de seguridad, con protocolos estrictos —particularmente sobre el uso de la mascarilla—, o incluso que este tipo de ocio nocturno se haga en lugares amplios o espacios al aire libre. "Si ponemos en plano de igualdad espacios al aire libre donde se usa mascarilla y espacios cerrados donde no se usa", dice Salvador Macip, "se puede incluso confundir a la gente, que ya no sabrá qué recomendaciones es importante seguir". 

Ir a comer al interior de un restaurante, sí; ir al teatro, no. Así lo ha decretado el Gobierno catalán en sus nuevas medidas sanitarias contra el repunte de positivos por coronavirus en algunas zonas de la región, como son Barcelona y su área metropolitana, la Noguera y el Segrià. Ante el aumento de casos, con 755 nuevos confirmados el lunes, el Govern ha suspendido "todas las actividades extraordinarias y de carácter temporal de tipo cultural, espectáculo público, recreativo, deportivo y de ocio nocturno". Pero los expertos consultados por este periódico consideran que la falta de distinción entre diferentes actividades dentro de estos sectores, y su tratamiento con respecto a otras actividades, obedece a un "exceso de celo" y puede suponer, en última instancia, un "agravio comparativo" contra los eventos culturales. La misma Generalitat ha sido ambigua con su norma, y al final de la tarde del lunes anunciaba que, aunque la suspensión general se mantenía, los ayuntamientos podrían habilitar espacios con la autorización previa del Procicat, el plan territorial de protección civil.

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