Cannes prosigue en estos días con sonrisas y desaciertos, con momentos de glamour a pesar de ciertos nubarrones que lo oscurecen, tan orgulloso de sí mismo como obstinado ante cada una de las polémicas que debe afrontar. La de Netflix persigue al certamen desde hace algunas ediciones. La federación de salas de Francia forma parte de su patrocinio y se opone radicalmente a que las películas que no se proyecten en sus pantallas puedan competir aquí.
Otra de las piedras en el zapato es la Palma de Oro de Honor, que esta edición ha dedicado a Alain Delon. El actor francés, más allá de su carrera artística, es conocido en su país por su apoyo a la ultraderecha, por “sexista y misógino” y por su oposición al matrimonio gay. Otra incomodidad: el delegado general, Thierry Fremaux, ha cambiado los horarios de las proyecciones para la prensa, a los cuales nos tenía acostumbrados exitosamente desde hace décadas, creando ahora muchos obstáculos para proseguir con un orden establecido. Todo para evitar que la crítica pueda expresarse mal de las películas antes de su pase oficial en la alfombra roja.
Pero en la Croisette, todo se puede dejar pasar. Más aún si es el día de Elton John y de Rocketman, un film un poco biopic, un poco rock-opera basado en la vida del legendario autor de Your Song y Cocodrile Rock, Candle in The Wind y, por supuesto, de Rocketman... Decenas y decenas de canciones que han marcado la vida de varias generaciones. La cinta se estrena a distancia de un año de Bohemian Rhapsody, la biopic de Queen que ha merecido un Oscar a Rami Malek, quien encarnaba a Freddy Mercury, y que ha recaudado ya 900 millones de dólares en taquilla mundial.
Ambas películas son firmadas por el mismo director, Dexter Fletcher. Y como es de esperarse en todas las historia de estrellas de rock, aquí hay drogas, alcohol y otros demonios de Sir Elton. Pero Rocketman, producido por David Furnish, su conyugue y compañero desde hace 26 años, es menos biográfica y más fantasía. Y el protagonista Taron Egerton, a diferencia del playback de Malek, tiene su propia voz.
Lo curioso del asunto es que Egerton, a sus 17 años, hizo la prueba para entrar en la escuela de recitación cantando Your Song. Ahora, doce años después, es nada menos que Elton John. “Realizar esta película, cuyo prerequisito era saber cantar, ha sido una experiencia aterradora y, al mismo tiempo, gratificante. Elton John se ha comportado espléndidamente al dejarme entrar en su vida y estrechar nuestra amistad, lo que ha hecho que todo sea más personal, más real”, señala el actor.
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“He logrado convertirme en Elton viendo muchas filmaciones sobre él”, admite Egerton. “Debo decir que me han parecido más fáciles las partes en las que lo interpreto como es él hoy en día, porque tal cual lo he conocido, dos años atrás, cuando iniciamos a conversar sobre el proyecto en su casa. Cuando te dan el honor de representar a uno de los personajes más adorados y famosos del mundo, sientes una gran responsabilidad”.
El intérprete asegura sentir mucha afinidad por el célebre cantante. “En algunas de sus neurosis e inseguridades, sí. Allí dentro hay mucho de mí… la volubilidad emotiva, las reacciones extremas y agudas, también soy un poco inestable emotivamente”, destaca.
Definitivamente, con Rocketman una nueva generación podrá acercarse más a su música. “Sin duda la música de Elton sigue sonando aún mucho en la radio. Pero espero que con esta película puedan conocerlo quienes no lo habían escuchado antes. Hay universalidad en su música, porque su éxito no está condicionado al tiempo. Ha sido música brillante desde 1971 y sigue siendo brillante hoy. Su producción es increíble, al igual que su vestuario. Elton ha trascendido los límites. Espero realmente que con esta película la gente lo puede redescubrir”, termina.
Cannes prosigue en estos días con sonrisas y desaciertos, con momentos de glamour a pesar de ciertos nubarrones que lo oscurecen, tan orgulloso de sí mismo como obstinado ante cada una de las polémicas que debe afrontar. La de Netflix persigue al certamen desde hace algunas ediciones. La federación de salas de Francia forma parte de su patrocinio y se opone radicalmente a que las películas que no se proyecten en sus pantallas puedan competir aquí.