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De Serhiy Zhadan a Serguéi Loznitsa: libros, películas y canciones para hacer frente a la invasión de Ucrania

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El mundo llevaba varias semanas vigilando a Ucrania sin poder disimular su preocupación ante la amenaza de una invasión por parte de la vecina Rusia. Desde hace un par de días, con el ataque en marcha, este sentimiento ha pasado a ser de tristeza y temor sin ambages ante la situación de vulnerabilidad en la que quedan sus 40 millones de habitantes.

Y algo hay que preguntarse en este punto: ¿Qué sabemos de ellos? Madrid y Kiev están separadas por unos 3.500 kilómetros, una distancia que se hace más corta con cada noticia de avance de las tropas rusas, con cada testimonio anónimo de quien no sabe qué le espera. Su incertidumbre in situ es nuestro desconcierto desde la lejanía.

Tan cerca en las noticias, tan lejos culturalmente. Porque no es Ucrania un país que exporte en masa sus artes, lo cual nos lleva a otra afirmación: el desconocimiento aleja. Cuanto más conoces del cine, la literatura o la música de un país más puedes comprender a sus habitantes hasta, por qué no, llegar incluso a sentirte uno de ellos. Un poquito al menos.

A esa proximidad contribuye especialmente el cineasta Serguéi Loznitsa, quien ha consagrado su producción artística a relatar la historia de Ucrania y a retratar en particular el conflicto entre Rusia y Ucrania. No hace ni dos meses estuvo de visita en Madrid con motivo de la retrospectiva sobre su obra en la Filmoteca Española.

Su última obra es el documental Babi Yar, Context, que relata los meses que precedieron a la exterminación de 33.000 judíos en Ucrania por parte de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, en particular los que fueron asesinados en la tristemente conocida como masacre de Babi Yar, un barranco a las afueras de Kiev, en septiembre de 1941.

Donbass (2018), con la que participó en el Festival de Cannes y ganó el Giraldillo de Oro en el Festival de Cine de Sevilla, cuenta la situación en el este de Ucrania desde 2014, donde se enfrentan los separatistas a favor de Rusia y los que apoyan el gobierno del país. En Maidan (2014) filmó las protestas de la población de finales de 2013 en Kiev contra el entonces presidente ucraniano, Viktr Yanukovich. Sirvan estos como ejemplos del compromiso con su propio país.

La compleja relación entre Ucrania y Rusia está plasmada también en Evge (Homeward), película de 2019 del joven realizador ucraniano Nariman Aliev y proyectada en Cannes, que relata la historia de un padre que, habiendo perdido a su hijo mayor en la contienda del este de Ucrania (Guerra del Donbass) iniciada en 2014, debe resolver cómo repatriarlo a su tierra natal, Crimea. 

El creciente conflicto entre ambos países es también la fuente de inspiración de Serhiy Zhadan, uno de los escritores ucranianos más populares desde el gran reconocimiento en 2005 con su bestseller Anarchy in the UKR. Líder de una banda de ska, activista político y enamorado de Lorca, su última gran obra es El orfanato (2017), 

En esta novela, narra la desorientación de la población después de tantos años de escalada del conflicto entre los dos países vecinos. Personaliza su relato en un profesor de lengua ucraniana al que no le interesa la política pero que un día se encuentra con una línea de frente que tiene que cruzar para recoger de un orfanato de la otra parte a su sobrino.

Inquietudes históricas impulsan también la creación literaria del súperventas Vasyl Shklyar, conocido como el padre de los bestsellers en su país natal. En su caso destaca El cuervo negro, novela de 2009 centrada en la Guerra de la Independencia de Ucrania hace ahora un siglo. Tal fue su éxito que fue llevada al cine en 2019 por el cineasta Taras Tkachenko. Otros de los autores ucranianos más traducidos del momento son Yuri Andrujóvich y Andríy Kurkov.

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Musicalmente, Ucrania transita con orgullo entre tradición y vanguardia, sin ser impermeable a géneros comerciales como el pop y el rock. Un buen ejemplo de esto son Dakh Daughters, proyecto musical y teatral de siete mujeres que cantan en diferentes idiomas textos de famosos autores como Taras Shevchenko (uno de fundadores de la literatura moderna ucraniana), William Shakespeare, Joseph Brodsky o Charles Bukowski.

La banda de metal Jinjer, con cientos de miles de seguidores en las redes sociales, es una habitual del circuito de conciertos y festivales de todo el mundo. En sus canciones tratan temáticas diversas aunque, por supuesto, no faltan referencias de un tiempo a esta parte a la Guerra del Donbass y sus efectos en su región natal de Donetsk. Aprovechando su visibilidad, han publicado en las últimas horas un mensaje en las redes sociales reclamando la detención de la invasión rusa.

La historia de Ucrania se ha colado incluso en el festival de Eurovisión recientemente. Fue gracias a Jamala, ganadora de la edición de 2016 cuando, a pesar de que en el certamen están prohibidas las composiciones con mensajes políticos, ella se impuso con 1944, que habla sobre la deportación de los tártaros de Crimea ocurrida en la década de los años cuarenta por la Unión Soviética de Iósif Stalin.

El mundo llevaba varias semanas vigilando a Ucrania sin poder disimular su preocupación ante la amenaza de una invasión por parte de la vecina Rusia. Desde hace un par de días, con el ataque en marcha, este sentimiento ha pasado a ser de tristeza y temor sin ambages ante la situación de vulnerabilidad en la que quedan sus 40 millones de habitantes.

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