LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Al teatro, sin sala ni público

¿Mira las webs y las revistas teatrales y no sabe qué escoger ni adónde ir? Eso es, quizá, que anda desubicado. Teatre d'Estrangis, también. Surgido en Barcelona, este proyecto ofrece una solución ejemplar tanto para los que no se deciden como para los amantes del enigma: uno compra un billete para una función desconocida, y 24 horas antes de la fecha establecida recibe una dirección y una contraseña. Con ella se gana acceso al espacio donde tendrá lugar la representación, siempre en algún local privado a no más de diez paradas de metro de distancia de la Plaza de Catalunya.

¿Que es que resulta que Barcelona no le pilla a mano? A lo mejor, Madrid le viene mejor. La compañía estadounidense Pop Up Theatrics ha llevado el teatro a un lugar insólito, aunque en este caso bien definido: el céntrico hotel Intercontinental. Con el nombre de Inside, la propuesta (hasta el 23 de junio, los viernes, sábados y domingos desde las 18.40 hasta las 22.00) se limita a un cupo de público reducidísimo: concretamente, para dos. Repartidos en tres estancias diferentes, los actores acogen a las parejas de espectadores que, a lo largo de una hora, deambulan entre habitaciones para construir una historia de tránsito.

“Es un viaje donde ves diferentes piezas en espacios del hotel que nunca habías visto: una suite, un almacén de toallas y un sótanosuite”, explica Lucía R. Miranda, de la compañía española The Cross Border Project, que junto al director escénico Darío Facal, de Metatarso teatro, ha colaborado en la puesta en marcha de la iniciativa, inspirada en el Hotel Project de Pop Up Theatrics, que ha convertido al teatro en huesped de diferentes hoteles de EE UU y México. A la entrada, los visitantes reciben sendos móviles, donde irán recibiendo las instrucciones del trayecto. “Y por el camino se irán encontrando con los actores”.

Menos claro queda el dónde de la propuesta de Teatre d'Estrangis. “Puede ser una tienda de ropa, una lavandería, un zoo…”, cuenta al otro lado del teléfono una voz femenina que, para mantener el intríngulis, rehúsa revelar su identidad. “Esa es nuestra filosofía: como público, no sabes ni quién soy, y paso a paso vas descubriendo lo que sucede”. Con dos representaciones ya estrenadas, una ya terminada, y a punto de lanzar la tercera, el experimento, cuenta la confidente oculta, ofrece una experiencia cercana y de pequeño formato, ideal para una noche de misterio. “Primero se elige el sitio, y a partir de ahí se buscan actores y se hace una dramaturgia nueva que se crea para el espacio”.

La idea, que tomaron de una función que vieron en una trastienda en Londres, responde en cierta medida, como dice la interlocutora, a la necesidad de aportar soluciones imaginativas ante la debacle de la crisis. “Siempre lo hacemos en espacios que no están destinados para hacer teatro”, explica. “Lo que hacemos es contactar a los propietarios y contarles el proyecto, y la gente suele ser superabierta y superreceptiva”. Y el público, muy dispuesto a la experimentación, también está respondiendo: "Hasta 24 horas antes no sabes dónde se te cita, y este no es el lugar donde se hace la obra: esto hace que se cree una chispa, y las obras están yendo muy bien". 

¿Mira las webs y las revistas teatrales y no sabe qué escoger ni adónde ir? Eso es, quizá, que anda desubicado. Teatre d'Estrangis, también. Surgido en Barcelona, este proyecto ofrece una solución ejemplar tanto para los que no se deciden como para los amantes del enigma: uno compra un billete para una función desconocida, y 24 horas antes de la fecha establecida recibe una dirección y una contraseña. Con ella se gana acceso al espacio donde tendrá lugar la representación, siempre en algún local privado a no más de diez paradas de metro de distancia de la Plaza de Catalunya.

Más sobre este tema
>