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Alberto San Juan pretende "dinamitar el concepto de discapacidad" desde el Centro Dramático Nacional

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Alberto San Juan llega al Centro Dramático Nacional con la intención de "dinamitar el concepto de discapacidad" con el teatro como herramienta y su adaptación de Lectura fácil como arma. "Todos sin excepción somos vulnerables y tenemos necesidades, todos necesitamos cuidados, unos más y otros menos dependiendo del momento de la vida de cada uno", afirma a infoLibre el actor y dramaturgo madrileño, quien aún añade: "Todos existimos, todos somos vulnerables y todos necesitamos ayuda y podemos ayudar en algún sentido".

La Sala Grande del Teatro Valle-Inclán acoge desde este fin de semana y hasta el próximo 8 de enero este espectáculo Lectura fácil, en coproducción con Bitò. Se trata de una versión libre de la novela homónima de Cristina Morales a cargo de Alberto San Juan, responsable de la dirección y la dramaturgia. Una novela, por cierto y no es un detalle en absoluto menor, que ganó el Premio Nacional de Narrativa en 2019 por su propuesta radical y radicalmente original, según remarcó el jurado.

La dificultad para adaptarse a las normas es la temática que vertebra esta obra que nos acerca a la vida de cuatro mujeres con discapacidad intelectual que conviven en un piso tutelado –en Barcelona en la novela, en Madrid en el montaje teatral–, en continuo enfrentamiento con diversas formas de control social. "Una comedia sobre cuatro chicas que comparten piso y también una tragedia sobre la dificultad de vivir la vida en un sistema de poder opresivo como el que sufrimos. Ambas cosas son ciertas. Yo pienso que la vida tiene drama y comedia y por eso las historias que más me gustan suelen tener las dos cosas", explica San Juan.

El propio título de la novela y ahora el montaje –y a partir de diciembre la serie de televisión dirigida por Anna R. Costa, en su caso llamada sencillamente Fácil– está repleto de significado, pues el término lectura fácil se utiliza para denominar el conjunto de adaptaciones que deben hacerse para facilitar la lectura y la comprensión por quienes puedan tener dificultades de lectura o comprensión, esto es, personas con discapacidad intelectual, con baja formación cultural, inmigrantes, personas con dificultades con el lenguaje, etcétera.

En la trama nos encontramos ante cuatro mujeres sometidas a tutela por los servicios públicos de bienestar. Una de ellas escapa. Una jueza la persigue porque tiene que decidir sobre su esterilización forzosa. El cuerpo es el centro de todo, el lugar de la opresión y el único lugar desde el que es posible emanciparse. El derecho de todo lo vivo a gobernarse a sí mismo. Partiendo de este planteamiento, aclara el director que el problema no es el sistema de tutelaje, sino el propio concepto de discapacidad: "Por eso en este relato hay una intención de dinamitar el concepto de discapacidad, que sirve para crear una división falsa entre personas capaces y personas discapaces". 

"Personas que pueden ayudar y personas que necesitan ser ayudadas y, en definitiva, personas que pueden gobernar y personas que tienen que ser gobernadas", destaca, hablando, a través del caso de las personas categorizadas como diversas funcionalmente, de la "incapacitación general que sufrimos el conjunto de la población a la hora de participar en el gobierno de nuestros asuntos en común". "Vivimos en un sistema que se adjudica el título de democracia pero que, como ya bien dijo el 15M, parece democracia y no lo es", afirma.

Y lo explica: "No lo es en el sentido de que el demos, el pueblo, no participa en las decisiones que determinan su vida diaria. Está incapacitado por el poder. Y cuando hablo de poder siempre hablo de dominio de unos sobre otros y de jerarquía. Y por tanto, un sistema de poder vertical es incompatible con la democracia y esa es la realidad que vivimos. Digamos que en esta sociedad creo que el poder funciona en parte por la fragmentación de la comunidad humana en categorías que sirven para la subordinación".

Para San Juan, una de esas categorías es la de personas con diversidad o discapacidad, que él considera una "ficción". Para el dramaturgo, son "conceptos artificiales" porque, desde su punto de vista, "es algo muy fascista establecer cuál es la norma, qué es lo normal, qué es lo correcto y qué es lo bueno, y en relación a eso clasificar a los demás". Más aún, apostilla, cuando en el fondo "es diverso todo lo que no sea un hombre blanco heterosexual y con dinero, que es el que está en la cúspide de la pirámide". 

"Así se estableció hace unos cuantos centenares de años, y es otra ficción para que una pequeña parte de la comunidad humana gobierne por el conjunto", señala, para acto seguido aclarar que no se trata de cambiar a esa pequeña parte arrebatándola el poder, sino de "acabar con la idea misma de poder", ya que "no hay poder bueno, no hay forma de dominio que sea buena para la humanidad, ni que vaya a favor de la vida": "Toda forma de dominio yo creo que es destructiva. El problema no son las personas que ocupan el poder, el problema es el poder en sí mismo. Esta es mi opinión, no estoy diciendo que tenga la razón".

Las cuatro compañeras de piso son interpretadas por Carlota Gaviño –y Laura Galán en determinadas funciones– (en el papel de Marga), Pilar Gómez (encarnando a Patri), Anna Marchessi (Ángeles) y Estefanía de los Santos (Nati). Completan el reparto Desirée Cascales Xalma, Marcos Mayo y Pablo Sánchez. Un elenco de siete "personas maravillosas y evidentemente distintas entre sí", pues está integrado por tres actrices normativas y cuatro intérpretes diversos funcionalmente, todos ellos con diferentes grados de experiencia profesional sobre las tablas: "Cada uno de los intérpretes es único y diferente del resto y ese es su tesoro".

Tras admitir que esta adaptación ha sido lo más difícil que ha hecho en su toda su trayectoria por tener que reducir una novela de más de 400 páginas a un libreto de 50 –con algunos textos originales para dar voz a tres personajes secundarios que no la tienen en la historia original–, insiste Alberto San Juan en que el proceso les ha abierto muchas miras a todos precisamente por estar el equipo formado por "personas que entre sí pueden parecerse menos de lo habitual, en el sentido de que unos caminan de una manera y otros hablan de otra", lo cual les ha obligado a ampliar su "capacidad de escucha y de comunicación".

Todos somos distintos, pero juntarse con aquel que es más distinto a ti es muy enriquecedor. Tanto el que funciona diferente de ti en el uso del lenguaje, de comunicarse o de moverse, como el que piensa distinto de ti

"Ha sido un aprendizaje convivir entre distintos. Que todos somos distintos, pero juntarse con aquel que es más distinto a ti es muy enriquecedor. Tanto el que funciona diferente de ti en el uso del lenguaje, de comunicarse o de moverse, como el que piensa distinto de ti", defiende. Y remata: "En un sistema de poder tendemos a agruparnos en identidades que tienden a cerrarse sobre sí mismas, aunque sea en un principio para emanciparse de alguna forma de opresión. Pero las identidades tienen su peligro a la hora de separarnos, por lo que creo que convivir y juntarnos nos hace más fuertes".

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Por último, habla el actor y director de "casualidad total" en la coincidencia de este montaje teatral y el inminente estreno de la serie de televisión que adapta a la pequeña pantalla esta misma novela –y que no ha gustado demasiado a Cristina Morales–. "La novela inspira todas las versiones, que evidentemente no existirían sin la novela", subraya San Juan, quien resalta asimismo que él ha hecho su versión y Anna R. Costa la suya. "A partir de que la autora de la historia original llega a un acuerdo conmigo o con Ana, ya funcionamos libremente y hacemos nuestra versión personal", aclara, añadiendo divertido que sí que hay un nexo a través de la actriz Anna Marchessi, que hace uno de los personajes principales en la obra de teatro y también en la serie.

"Espero que quien vaya a ver la obra disfrute. La intención no es dar ningún mensaje en concreto ni revelar ningún gran hallazgo, aunque quizás sí plantear algunas contradicciones en las que vivimos con el ánimo de pensar un poco más sobre ellas", termina Alberto San Juan.

Junto al elenco de actores, la escenografía y vestuario corren a cargo de Beatriz San Juan; Raúl Baena es el responsable de la iluminación; y Fernando Egozcue es el autor de la composición musical. Lectura fácil está desde ya y hasta el 8 de enero en la Sala Grande del Teatro Valle-Inclán del Centro Dramático Nacional. Posteriormente, la producción girará por diversas salas nacionales, visitando comunidades como Andalucía, País Vasco, La Rioja, Castilla y León, Asturias o Canarias.

Alberto San Juan llega al Centro Dramático Nacional con la intención de "dinamitar el concepto de discapacidad" con el teatro como herramienta y su adaptación de Lectura fácil como arma. "Todos sin excepción somos vulnerables y tenemos necesidades, todos necesitamos cuidados, unos más y otros menos dependiendo del momento de la vida de cada uno", afirma a infoLibre el actor y dramaturgo madrileño, quien aún añade: "Todos existimos, todos somos vulnerables y todos necesitamos ayuda y podemos ayudar en algún sentido".

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