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El Gobierno recompone las alianzas con sus socios: salva el paquete fiscal y allana el camino de los presupuestos

Autónomos en Europa: los españoles no son los que más impuestos pagan y menos prestaciones reciben

El acuerdo presupuestario firmado por el Gobierno y Podemos incluye la reforma del sistema de cotización de los trabajadores autónomos. El objetivo es que las cuotas que pagan a la Seguridad Social dependan de sus ingresos reales, puesto que ahora el 80% de los 3,2 millones de trabajadores por cuenta propia que hay en España cotizan por la base mínima, independientemente de lo que facturen. Las asociaciones de autónomos ven con buenos ojos que se reduzcan las cuotas para el 30% de autoempleados que declaran rendimientos inferiores a la base mínima –932,7 euros al mes– pero temen que el resto tenga que pagar más. En julio las dos principales asociaciones –ATA y UPTA– presentaron una propuesta conjunta que, según sus cálculos, sólo aumentaría las cotizaciones de quienes declaran rendimientos por encima de los 30.000 euros anuales, medio millón de autónomos.

Al tiempo, una de las soluciones que expertos y grupos políticos estudian para aumentar los ingresos de la Seguridad Social, en déficit desde 2012, es equiparar los distintos regímenes, entre ellos el de los autónomos, con el general, el de los asalariados. Según los cálculos de CCOO, los trabajadores por cuenta propia cotizan por una base media casi un 39% inferior a la de los trabajadores por cuenta ajena. Además, el actual sistema de módulos grava más a los ingresos más bajos, al tiempo que deja escapar a los más altos.

También la subida del Salario Mínimo Interprofesionalla subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) amenaza con polémica. ATA asegura que su aumento hasta los 900 euros mensuales se traducirá en un alza del 12,5% de la base mínima de los autónomos, por la que cotizan 1,7 millones de estos trabajadores: 420 euros más al año. “Muchos pasarán a la economía sumergida”, advirtió su presidente, Lorenzo Amor. El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, negó que quienes ingresan más de 12.000 euros al año vayan a pagar más. La Ley de Presupuestos de 2018 establece que las cuotas de los autónomos subirán como lo haga el SMI, “salvo disposición expresa en contra”. “Y nosotros vamos a trabajar para que exista esa disposición”, avanzó. El Gobierno también ha adelantado que desvinculará la subida del SMI de la cuota mínima.

Entre 1,7 y dos euros

España es el tercer país de la UE con mayor porcentaje de trabajadores por cuenta propia, después de Grecia, con un 34%, e Italia, con un 24%. Los españoles son el 17,3%, según las últimas cifras de afiliación de la Seguridad Social. Desde 2013, su número ha crecido un 7,4%, aunque todavía está un 3,8% por debajo de las cifras de 2008, antes de que estallara la crisis.

La queja repetida de los autónomos se refiere a lo mucho que pagan y a las exiguas prestaciones que reciben a cambio. Sin embargo, un reciente informe elaborado por el economista José Antonio Herce para ATA destaca que los autónomos reciben de la Seguridad Social entre 1,7 y dos euros por cada euro que cotizan, dependiendo de su base de cotización. En comparación, los asalariados cotizan más pero obtienen menos del sistema, entre 1,5 y 1,8 euros. “Se puede echar por tierra la afirmación de que los autónomos españoles son [entre los europeos] quienes más pagan y quienes menos derechos tienen”, aseguró en la presentación del estudio Lorenzo Amor.

No hay dos países en la Unión Europea que tengan el mismo sistema de cotizaciones, fiscal y de protección social para los autónomos. En algunos de ellos, las cuotas e impuestos están por debajo de los españoles, o los autónomos cotizan por los ingresos reales o por los beneficios; en otros, las prestaciones que reciben son sustancialmente menores que en España.

En España, los autónomos pagan una cuota mínima de 278,87 euros al mes y una máxima de 1.137 euros. Es el trabajador quien elige la base de cotización a la que se aplica luego el tipo del 29,9%. La cuota es obligatoria. También deben pagar el IVA cada trimestre y el IRPF, un 15% que se queda en un 7% para los nuevos autónomos. A cambio, tienen la misma cobertura sanitaria que los asalariados, universal y gratuita. La Seguridad Social cubre la incapacidad temporal a partir del cuarto día de baja, mientras que para los asalariados es desde el 16º día. También tienen derecho a la pensión de jubilación en las mismas condiciones que los asalariados, pero su cuantía es un 37% menor que la de éstos por la mayoritaria elección de la base mínima para cotizar cuando están en activo. Otro tanto ocurre con las prestaciones por viudedad y orfandad, así como con la incapacidad permanente. Además, tienen derecho a una prestación por cese de actividad, equivalente a la de desempleo de los trabajadores por cuenta ajena, pero no a un subsidio. Finalmente, las prestaciones por paternidad y maternidad son iguales a las de los asalariados.

Pues bien, en Portugal e Italia no existe una cuota fija, en Holanda y Alemania los autónomos no tienen derecho al seguro médico del resto de los trabajadores. En la mayoría de los países se paga según los ingresos; en Italia, según las ganancias.

Sin seguro médico 

En Reino Unido los autónomos pagan el mismo IRPF que los asalariados: hasta 11.850 libras –13.461 euros– de rendimientos no tributan a Hacienda. Entre esos ingresos y 46.350 libras anuales tributan el 20%. A partir de 46.350 libras, el 40%. A la Seguridad Social pueden ingresar dos tipos de cuotas: la Clase 2 y la Clase 4. La primera la pagan quienes ganan al menos 6.205 libras al año –7.099 euros– y es de sólo 2,95 libras a la semana o 153,4 libras al año. Si superan las 8.424 libras anuales pero no exceden las 46.350 libras, pagan la Clase 4, lo que se traduce en una aportación equivalente al 9% de sus rendimientos. Y si sobrepasan esa última cifra, deben abonar a la Seguridad Social un 2% adicional. A cambio, el trabajador por cuenta propia sólo tiene derecho a la pensión básica, la baja por maternidad y un seguro por defunción, pero no al seguro médico o a una prestación por cese de actividad –aunque sí a un subsidio– o a la incapacidad temporal. El IVA debe pagarlo con periodicidad anual.

En Alemania, los trabajadores por cuenta propia no pagan IRPF si ganan menos de 9.000 euros al año y un 14% si ganan entre 9.000 y 54.949 euros. Si sus beneficios superan esa cifra, deben abonar el 42%. En el caso de que no facturen más de 17.500 euros al año, no tienen que pagar cuota a la Seguridad Social. Además, si no superan ese umbral y tienen menos de 30 años, están exentos del IVA, que es del 19% para los demás. La cuota se compone de una primera parte de 140 euros y la segunda, para un seguro médico obligatorio, oscila entre 150 y 200 euros. Pero si no facturan más de 1.700 euros al mes, no pagan los 140 euros. Sin embargo, no forman parte de la Seguridad Social, por lo que deben pagarse su propio seguro médico a través de mutuas públicas o privadas, y no tienen derecho a pensión de jubilación, prestación por maternidad o desempleo –sí pueden cobrar un subsidio–. El gasto en medicamentos deben adelantarlo y luego les es reembolsado. Para tener baja por enfermedad cubierta deben abonar una cotización adicional.

En Italia no hay cuota, se hace un pago único del IVA, del 22%, y al fisco se abona un 23% si se ingresan 15.000 euros al año, un 27% hasta 28.000 euros, un 38% hasta 50.000 euros, un 41% hasta 75.000 euros y un 43% a partir de esa cifra. Es decir, muy por encima del IRPF para los autónomos españoles. Los italianos tienen derecho a pensión de jubilación, prestación por desempleo y asistencia sanitaria. Con una cotización adicional los agricultores tienen cubierta la incapacidad temporal y los accidentes de trabajo.

Portugal exime a sus autónomos de pagar el IVA, pero no el IRPF: abonan un 14,5% si facturan menos de 7.091 euros al año, un 28,5% hasta 20.261 euros, el 37% hasta 40.522, el 45% si superan los 80.640 euros y un 48% por encima de esa cifra. La contribución a la Seguridad Social es del 29,6%, que se queda enun 28,3% para los agricultores pero sube al 34,75% para los empresarios, unos tipos que se aplican a unas bases divididas en 11 tramos, desde 421,32 euros hasta 5.055,84 euros. Todo ello les convierte en receptores de las mismas prestaciones que un asalariado, desde la jubilación hasta el desempleo o la asistencia sanitaria y la incapacidad temporal. El primer año de actividad están exentos de pagar la cuota.

Francia elimina el régimen especial 

El pasado 1 de enero Francia integró a sus 2,8 millones de autónomos en el Régimen General de los asalariados, lo que les ha supuesto una subida de la Contribución Social Generalizada, que grava las rentas de trabajo y de capital, compensada con una bajada en las cotizaciones con las que financian las ayudas familiares y la asistencia sanitaria. Durante el primer año de actividad los autónomos no pagan nada, a partir del segundo, abonan un 13,1% si se dedican a actividades comerciales y un 22,7% el resto, siempre que la facturación no supere los 170.000 euros en el primer caso y los 70.000 euros para servicios y actividades liberales. El IRPF no se paga por debajo de 9.710 euros, pero por encima de 152.260 euros anuales se tributa un 45%. En ausencia de ingresos o cuando los ingresos son muy bajos, se paga una contribución mínima de 970 euros. A cambio, los autónomos galos tienen derecho a pensión de jubilación y de viudedad, al pago de la incapacidad temporal y al reembolso de entre el 65% y el 100% de sus gastos sanitarios, pero no a la prestación por desempleo, y sólo los agricultores tienen cubiertos los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales.

El Gobierno y Podemos se reúnen el miércoles para negociar la cuota de autónomos para 2019

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Holanda no impone cuota a sus trabajadores por cuenta propia, que deben pagarse un seguro médico mensual obligatorio de unos 100 euros y el IRPF, desde el 8,9% para quienes ingresen más de 19.982 euros al año hasta el 52% si superan los 67.702 euros. No tienen cubiertas la incapacidad temporal, ni la jubilación ni otros beneficios sociales.

En Dinamarca existe un tope máximo del 51,95% que nadie puede superar a la hora de pagar el IRPF, pero hasta ese límite, los autónomos aportan un 8% de sus ingresos como contribución laboral, un impuesto municipal que varía según el ayuntamiento pero que de media alcanza el 24,9%, un impuesto para la iglesia del 0,69% y las cotizaciones sociales. Eso sí, el mínimo exento es de 45.000 coronas danesas –6.035 euros–, 33.800 coronas –4.530 euros– para los autoempleados con menos de 18 años. Los impuestos que pagan les dan derecho a asistencia sanitaria y pensión de jubilación, y prestación por maternidad y enfermedad. Pero la de desempleo es voluntaria, tienen que pagarla aparte y no existe la pensión de viudedad.

En Estados Unidos los autónomos deben pagar un 15,3% por sus ingresos, que se divide en dos partes: un 12,4% de seguridad social –jubilación, viudedad e incapacidad temporal– y un 2,9% para asistencia sanitaria.

El acuerdo presupuestario firmado por el Gobierno y Podemos incluye la reforma del sistema de cotización de los trabajadores autónomos. El objetivo es que las cuotas que pagan a la Seguridad Social dependan de sus ingresos reales, puesto que ahora el 80% de los 3,2 millones de trabajadores por cuenta propia que hay en España cotizan por la base mínima, independientemente de lo que facturen. Las asociaciones de autónomos ven con buenos ojos que se reduzcan las cuotas para el 30% de autoempleados que declaran rendimientos inferiores a la base mínima –932,7 euros al mes– pero temen que el resto tenga que pagar más. En julio las dos principales asociaciones –ATA y UPTA– presentaron una propuesta conjunta que, según sus cálculos, sólo aumentaría las cotizaciones de quienes declaran rendimientos por encima de los 30.000 euros anuales, medio millón de autónomos.

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