La banca intervenida por el Estado reparte casi 1.000 millones de euros en dividendos

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La banca intervenida por el Estado, integrada por las cajas de ahorros nacionalizadas y las que han recibido ayudas públicas, ha repartido un total de 959 millones de euros en dividendos entre sus accionistas desde 2011 hasta el día de hoy. Algunas de las entidades ya han devuelto las ayudas que el Fondo Ordenado de Reestructuración Bancaria (FROB) les dio para apoyar su saneamiento y algunas han salido a Bolsa. Otras, en cambio, ni una cosa ni la otra.

Bankia, propiedad del Estado en un 64,2%, distribuyó su primer dividendo el año pasado. Fueron 202 millones de euros con cargo a los beneficios de 2014, que sumaron 747 millones. Este año sus accionistas recibirán aún más, 302,3 millones de euros, sobre unas ganancias de 1.040 millones. La entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri recibió ayudas públicas por importe de 22.424 millones de euros, aunque según el informe elaborado por los peritos del Banco de España en el caso de la salida a Bolsa de Bankia, pueden ascender a 46.000 millones si se añaden los bonos emitidos por la Sareb (el banco malo) a cambio de los activos tóxicos que le transfirió. En cualquier caso, el banco sólo ha devuelto hasta el momento 1.626 millones, el 7,2% de lo que recibió.

El Gobierno siempre ha defendido que estas entidades repartan dividendos porque considera que es una forma de que el Estado, principal accionista de algunas de ellas, recupere el dinero invertido en ellas. “Es un indicio de la vuelta a la normalidad”, aseguraba el Ejecutivo cuando respondió a una pregunta de UPyD en el Congreso sobre Bankia. “También se da una clara señal al mercado de que la entidad es rentable y solvente”, remarcaba.

Así, del total de 504,3 millones de euros que el banco ha repartido estos dos últimos años, el Estado, como su principal accionista, ha ingresado 322 millones. Los restantes 1.304 millones de euros recuperados por las arcas públicas proceden del 7,5% del capital que Bankia vendió en Bolsa en 2014.

Cuando Mariano Rajoy firmó el rescate europeo de las cajas españolas en 2012, el FROB prohibió a los bancos, si querían recibir las ayudas, repartir dividendos por encima del 30% del beneficio, y a las cajas, hacer dotaciones a la obra social que superaran ese porcentaje. Si las ayudas excedían el 2% de los activos, la supresión de los dividendos o de las aportaciones a la obra social era total. Hay que recordar que, además de Bankia, fueron nacionalizadas CatalunyaCaixa y Novagalicia.

315 millones de Abanca

Bankia se estrenó en el parqué en julio de 2011. Liberbank –resultado de la fusión de Cajastur-Banco CCM, Caja Cantabria y Caja Extremadura– lo hizo en mayo de 2013. Y en diciembre de 2014 amortizó la emisión de obligaciones convertibles contingentes (llamados cocos) que el FROB suscribió para recapitalizar la entidad. Es decir, ya ha devuelto ayudas por importe de 124 millones. De forma que ya no tenía obstáculos para repartir un dividendo de 40,39 millones a cuenta del ejercicio de 2015, que cerró con unos beneficios de 54,69 millones de euros. El año pasado los había doblado –117 millones–, pero no llegó a distribuirlos entre sus accionistas.

El consejo de administración de Abanca, la antigua Novagalicia, adquirida por el banquero venezolano Juan Carlos Escotet, ha aprobado pagar un dividendo de 315 millones de euros con cargo a los beneficios de 2015 –330 millones–. La decisión final deberá tomarla la junta general de accionistas, que el año pasado rechazó retribuirlos con los 150 millones que en principio había autorizado el consejo.

Novagalicia recibió 8.982 millones en ayudas públicas, de las que el Estado sólo recuperará 1.003 millones, el precio que se comprometió a pagar Escotet por la entidad en diciembre de 2013. De esa cifra aún debe al FROB 600 millones de euros, que Escotet promete reducir a la mitad con cargo al dividendo –el dueño de Banesco posee el 88% del capital de Abanca–.

Banca Cívica fue la primera

En 2014 la malagueña Unicaja culminó la compra de Banco CEISS. La entidad que integraban Caja España y Caja Duero recibió 604 millones de euros en forma de obligaciones convertibles, al igual que Liberbank. Antes, el FROB le había inyectado otros 525 millones en forma de preferentes. Y, tras la compra por Unicaja, el organismo público le concedió una garantía de 241 millones de euros más para cubrir el coste de los litigios que los inversores pudieran plantear tras rechazar la oferta que hizo la malagueña por CEISS. Ésta debía ser aceptada por el 75% de los accionistas de la castellano-leonesa, pero no llegó a cubrirse ese porcentaje. En total, pues, 1.370 millones de euros en dinero público.

Unicaja aún no ha salido a Bolsa. “No está decidida ni la fecha ni el importe de la operación”, explica un portavoz de la entidad. El caso es que debe salir al parqué antes de que acabe este año, por imposición de Bruselas. Y los 604 millones en obligaciones, que fueron convertidas en capital, deben ser devueltos antes de abril de 2017. Pero sí ha repartido dividendos desde que integró CEISS. En 2015 retribuyó a sus accionistas con 25 millones de euros con cargo a unos beneficios de 238,7 millones en el ejercicio anterior, y este año acaba de aprobar la distribución de 19 millones más a cuenta de las ganancias de 2015, 230,06 millones.

También Banca Cívica –Cajasol, Caja Canarias, Caja Navarra y Caja Burgos– repartió beneficios entre sus accionistas. De hecho, fue la primera que lo hizo, en 2011, tras haber recibido ayudas públicas. En febrero de 2011 el FROB suscribió una emisión de preferentes por valor de 977 millones de euros para apoyar la integración de Cajasol en Banca Cívica. En julio de ese mismo año salió a Bolsa. Y antes de que acabara el ejercicio acordó pagar un dividendo de 55,04 millones de euros, con cargo a los beneficios de 190 millones obtenidos en 2011.

Sólo unos meses después, en marzo de 2012, Caixabank anunciaba la compra de Banca Cívica por 979 millones de euros. La entidad que encabeza Isidro Fainé devolvió los 977 millones de ayudas públicas –amortizando las preferentes adquridas por el FROB– en abril de 2013, un año después. Con la operación, Caixabank preveía conseguir sinergias por valor de 540 millones de euros a los tres años de absorber Banca Cívica.

Sin repartir dividendos

Por el contrario, Catalunya Banc, Banco Mare Nostrum e Ibercaja no han repartido dividendos. La primera fue nacionalizada en septiembre de 2011 y desde entonces ha recibido 12.624 millones de euros en ayudas públicas. Cerró 2015 con pérdidas de 78,1 millones de euros, aunque sí ganó dinero en 2013 y 2014 –468,8 y 123 millones, respectivamente–. Fue subastada y adjudicada en julio de 2014 al BBVA por 1.187 millones, aunque descontados créditos fiscales y garantías no le costó más de 600 millones de euros. La compra supuso también la pérdida para el FROB del total de las ayudas concedidas a Catalunya Banc. “No tenemos nada que devolver”, asegura un portavoz de la entidad a infoLibre. La integración en el BBVA será completa el próximo mes de septiembre: Catalunya Banc ya no presenta resultados, los consolida con los del grupo presidido por Francisco González. Su aportación al resultado de la entidad alcanzará los 300 millones de euros en 2018, según los cálculos del propio banco.

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Banco Mare Nostrum (BMN) –Cajamurcia, Sa Nostra, Caja Granada y Caixa Penedès– ha sumado beneficios desde 2013, un total de 189 millones. Pero los ha destinado íntegramente a reservas, precisa un portavoz de la entidad. También está a la espera de salir a Bolsa, “cuando mejore la situación de los mercados”, apunta. Entonces confía en devolver los 1.645 millones de euros en ayudas públicas recibidas. El 65% de su capital pertenece al Estado. Así que planea sobre BMN una posible fusión con Bankia, la otra entidad aún con una participación pública mayoritaria, que Bruselas no ve con malos ojos y el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha dejado ya en manos del próximo gobierno.

Finalmente, Ibercaja compró en 2013 Banco Caja3, a su vez resultado de la fusión de Caja Inmaculada, Cajacírculo y Caja de Badajoz. El FROB había suscrito cocos en Caja3 por valor de 407 millones de euros, que Ibercaja ha comenzado a reintegrar este año: 20 millones. En marzo de 2017 prevé amortizar 163 millones más y en diciembre, el resto.

Lleva ya dos ejercicios cerrando con beneficios –151 millones en 2014 y 84,1 millones en 2015– tras otros dos con pérdidas –485 millones en 2012 y 29 millones en 2013, el año en que adquirió Caja3–. Pero de momento ha dedicado sus ganancias a la obra social, señala un portavoz de la entidad. Ibercaja tampoco ha salido aún a Bolsa, una vez más a la espera de que las condiciones del mercado sean más favorables. “Tenemos hasta 2020 para salir al parqué”, indica la misma fuente, “o bien que un inversor interesado nos compre la parte que tenemos que desinvertir”.

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