La robustez de la economía española se afianza a golpe de correcciones de previsiones al alza de organismos nacionales e internacionales. El Banco de España ha revisado su estimación de crecimiento y la ha elevado en 0,4 puntos porcentuales que la conducen al 2,3% para este año, aunque mantiene sin cambios el 1,9% para 2025 y el 1,7% para 2026. Ya lo hizo hace unos días el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta el 2,4%, mientras el Gobierno dejó en un 2% su estimación de la expansión del Producto Interior Bruto (PIB) nacional.
En sus Proyecciones macroeconómicas e informe trimestral de la economía española de este mes de junio, el regulador estatal anota que el “principal factor” que explica el cambio de la tasa media de avance del PIB este ejercicio es “el efecto arrastre positivo resultante de los nuevos datos recogidos en el avance de la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR)”, tanto de la elevación de “las tasas de crecimiento de los últimos trimestres de 2023”, como del avance “por encima de lo esperado en el primer trimestre del año”, en el que la economía avanzó un sorpresivo 0,7%. Esto ha sido posible en buena medida gracias "al dinamismo de las exportaciones de servicios turísticos, en un contexto de notable afluencia de turistas, cambios en los patrones estacionales de las llegadas, mayor diversificación de destinos y gasto medio por turista más elevado". Es más, entre los pasados meses de enero y abril, "el gasto turístico en términos reales se situó un 36% por encima del registrado en el mismo período entre 2016 y 2019", se refleja en el análisis. Una bonanza turística a la que ha contribuido la Semana Santa. Con todo, parte de ese empuje podría continuar en el corto plazo, gracias a elementos como "un mayor dinamismo potencial del turismo de negocios" y por la recuperación de flujos provenientes de algunos países que todavía no han alcanzado sus cifras prepandemia de visitas al país como Japón, según aporta la propia entidad.
El Banco de España confía en que las tasas de crecimiento del PIB “converjan paulatinamente hacia aquellas acordes con la capacidad de crecimiento potencial de la economía española” que, de acuerdo con sus cálculos, se situaría “alrededor del 1,6% interanual al final del horizonte de proyección”. En ese sentido, estiman que la economía española varíe desde el 2,5% observado en 2023 hasta el 2,3% en 2024, el 1,9% en 2025 y el 1,7% en 2026, debido, entre otras cuestiones, al “impacto neto sobre la actividad económica de diversos factores que inciden sobre la misma en direcciones opuestas”. Para el segundo trimestre de este ejercicio, la institución cree que seguirá habiendo un crecimiento significativo del PIB, del entorno del 0,5%, pero reconoce que pesan sobre estimación bastantes incertidumbres aún.
Por un lado, se espera que en los próximos trimestres “se debiliten algunos de los vientos de cola que han impulsado recientemente el crecimiento de la economía" como la existencia de "una importante demanda embalsada de determinados bienes y servicios y la corrección de algunas de las perturbaciones de oferta negativas que lastraron la actividad en 2021 y 2022”. Por otro, entre los factores que soportarán el dinamismo del PIB, recogen “la moderación gradual del impacto negativo sobre la actividad por parte del endurecimiento acumulado en las condiciones de financiación, la reactivación paulatina de la economía europea y global, el crecimiento poblacional previsto, el avance de las rentas reales de los agentes económicos en un contexto de desaceleración de la inflación y el mayor despliegue” de los fondos europeos.
En ese escenario, el Banco de España augura que “a finales de 2026, el PIB de la economía española se situará un 8,9% por encima" del contabilizado antes del comienzo de la crisis del covid, una crecida que, no obstante, “será sensiblemente menor -del 4,8%- en términos per cápita”, se matiza en el documento de proyecciones consultado por infoLibre. Será la demanda interna “el principal soporte de la actividad a lo largo del horizonte de proyección” y la exterior neta “presentará en 2024 una contribución positiva al crecimiento del PIB que se tornará nula en 2025-2026”.
Paro e inflación
El empleo, el buen tono del mercado laboral, ha ayudado, de su lado, a la mejora del dato de crecimiento. En las proyecciones del Banco de España se señala que la tasa de paro, que alcanzó en 2023 el 12,2%, "mantendrá una senda descendente en los próximos años”, si bien permanecerá por encima del 11% en 2026. Por ramas de actividad, en los dos últimos meses ha sobresalido la ocupación en Servicios, especialmente en Transporte, Hostelería y en las Actividades profesionales, científicas y técnicas. Han sido las grandes empresas las que han tirado de la creación de puestos de trabajo. "En particular, el porcentaje del total de afiliación de la economía española que aglutinan las empresas de 500 o más empleados ha pasado de un 33,2% a finales de 2019 a un 35,7% a finales de 2023 y a un 36,1% en abril de este año", aseveran. En cambio, el peso de las microempresas, las que cuentan con entre 1 y 9 trabajadores, "ha descendido del 21,6% al 18,7%". Se vaticina, asimismo, que se producirá “una cierta recuperación de la productividad”.
El regulador espera, igualmente, que “el proceso de moderación de la inflación siga avanzando" de forma gradual en los próximos trimestres, aunque, de momento, también corrige al alza, en este caso en 0,3 puntos porcentuales, la tasa de inflación general prevista para 2024 hasta el 3%; el 2% en 2025 y el 1,8% en 2026. Vincula la crecida del presente ejercicio a “las mayores contribuciones previstas del componente energético y de la inflación subyacente”, mientras que las de 2025 y 2026 se basan, sobre todo, en "una senda de desaceleración de la inflación de los servicios ligeramente menos acusada” que la contemplada en sus previsiones del pasado marzo.
Focos de riesgo nacionales e internacionales
En cualquier caso, estas proyecciones no están exentas de riesgos que, en el ámbito externo, el Banco de España engarza a “los actuales focos de tensión geopolítica mundial”, como la invasión de Ucrania o el conflicto bélico de la Franja de Gaza; a la evolución de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China; o a posibles “episodios de turbulencias financieras” que no pueden descartarse. En la órbita nacional, se apunta a la incertidumbre que hay “en relación con el grado de persistencia del considerable dinamismo que los servicios, especialmente los turísticos", han tenido en España en los últimos trimestres. Tampoco se obvia otra realidad: la reactivación de las reglas fiscales a escala europea. En detalle, se avisa de que el cumplimiento de éstas requerirá “del diseño y la ejecución de un plan de consolidación fiscal a medio plazo que permita una corrección del déficit público estructural más acusada que la contemplada en estas proyecciones”.
La robustez de la economía española se afianza a golpe de correcciones de previsiones al alza de organismos nacionales e internacionales. El Banco de España ha revisado su estimación de crecimiento y la ha elevado en 0,4 puntos porcentuales que la conducen al 2,3% para este año, aunque mantiene sin cambios el 1,9% para 2025 y el 1,7% para 2026. Ya lo hizo hace unos días el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta el 2,4%, mientras el Gobierno dejó en un 2% su estimación de la expansión del Producto Interior Bruto (PIB) nacional.