Con la llegada del final del mes de noviembre y mientras las ciudades españolas se engalanan ya con las luces navideñas, los escaparates de los comercios y las bandejas de correos electrónicos se llenan de anuncios con fondo negro que pregonan a bombo y plantillo la llegada de los descuentos del Black Friday, que este 2021 se celebra este viernes 26. Pero no todo reluce en esta fiesta del gasto, para los trabajadores del sector del comercio esta jornada es un viernes negro porque persiste, un año más, la precariedad que, en esta industria, tiene, mayoritariamente, cara de mujer y de joven.
Aunque su origen está al otro lado del Atlántico, donde los estadounidenses aprovechan la jornada posterior a la fiesta de Acción de Gracias para dar rienda suelta a las ofertas, en España el Black Friday también es una fecha marcada en rojo en el calendario de comercios y marcas desde el año 2012, cuando Mediamarkt introdujo el concepto con la campaña Black Friday Sale. Actualmente, cuando está a punto de celebrarse los diez años de su llegada a nuestro país, es una jornada clave para las grandes superficies pero también para el pequeño comercio marcando el inicio de la campaña de Navidad.
Según un estudio sobre intención de compra en esta fecha realizado por Worten y recogido por Europa Press, el 63% de los consumidores aprovechará el Black Friday para comprar los regalos de Navidad de familiares y amigos. En concreto, según la OCU, un 77% de los clientes tiene pensado comprar algo, frente al 30% de hace un año.
Por esta razón, y con la mente puesta en intentar ahorrar, el consumidor gastará este año en el Black Friday una media de 210 euros, según un estudio de Google en España. Esta cifra supone un 12% más que hace un año. Y preferentemente lo harán de forma online: el 75% comprará en web, mientras que sólo un 22% acudirá a una tienda física.
Escasez de productos no, pero aumento de precios sí
Aunque parecen evidentes las ganas de los consumidores por sumergirse en el frenesí consumista, lo cierto es que este Black Friday llega ensombrecido por los posibles efectos de la actual crisis mundial de materias primas y los problemas en el transporte de contenedores, principalmente los que vienen de Asia. Según una encuesta realizada por Milanuncios, casi la mitad de los encuestados, un 49%, asegura sentirse preocupado por la falta de stock. Una falta de existencias que también preocupa de cara a Navidad.
¿Por qué puede que nos quedemos sin productos? Desde el fin de los confinamientos masivos producidos durante los primeros meses de la pandemia del coronavirus, en la primavera de 2020, se está produciendo una de las mayores crisis de desabastecimiento global por tres grandes motivos. El primero, el cuello de botella de la producción ya que tras el parón de la industria y su producción por el covid, ahora las fábricas no son capaces de reactivar la fabricación al mismo ritmo que la demanda. El segundo, la escasez de contenedores que además ha visto incrementado su precio por diez. Y tercero, la estrategia geopolítica de China que es más proteccionista desde hace años y que se ha incrementado en los últimos meses acaparando materias primas.
La pregunta entonces es clara: ¿se van a quedar los comercios sin existencias? Según expone Neus Soler, profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la Univesitat Oberta de Catalunya (UOC) y experta en consumo y marketing, en principio no, aunque matiza que siempre que hayan adelantado "las compras a proveedores" para paliar el aumento de los plazos de entrega.
Eso sí, Soler advierte que el problema puede que no sea tanto este año, sino a partir del mes de enero. "Según los expertos en logística, en 2022 va a seguir esta crisis de suministros, van a subir más los precios, la distribución va a seguir igual y China va a seguir acaparando materias primas y encima las que envían son más caras", argumenta. Asimismo, también apunta a la "incertidumbre" que se abre en el próximo año con el futuro de los ERTE, la subida de otros productos como la luz o los carburantes y, como no, "que no sabemos qué va a pasar con el coronavirus".
Aunque Soler es optimista, también señala dos problemas para el sector del comercio. Por un lado, la falta de stock de productos tecnológicos "por la crisis de los microchips, ya que hay escasez". Y, por otro, los pequeños comercios "que no han podido adelantar las compras", como han llevado a cabo las grandes superficies, por lo que pueden tener escasez.
¿Y los juguetes? Según Soler, podría producirse una escasez en algunos, aunque destaca que "esto no es algo nuevo" y "este año se puede dar más". No obstante, la Federación Gallega de Comercio, por ejemplo, ya ha advertido de un posible "desabastecimiento" de juguetes para las fiestas navideñas. En palabras de su presidente, José María Seijas, explica que "no cabe duda de que esto de seguir así, de cara a Navidades, las ventas más fuertes de finales de año, se pueden tener problemas en la juguetería en ciertos artículos", con "alguna falta de existencias".
Aunque Neus Soler desmonta el cliché extendido este otoño sobre una escasez de productos, sí que advierte de que puede haber menos diversidad y un aumento de precios. Un incremento que genera un "gran dilema" a los comerciantes: "El Black Friday es una campaña donde el descuento que se aplica es importante" por lo que "si optan por no aumentar tanto el precio y aplicar menos descuento, no es tan atractiva". "Como cliente, si ahora no me das tanto descuento, ya no me atraes", admite esta profesora de la UOC.
A esta subida de precios por la crisis de suministros y de materias primas hay que sumarle otros encarecimientos como el de la luz, el gas o los combustibles que podrían estar formando la tormenta perfecta para este Black Friday y para la campaña de Navidad que le precede. "Aseguran que no trasladan el coste al precio, pero la pandemia nos ha afectado a todos", expone Neus Soler que reconoce que puede que haya menos descuentos que en años anteriores.
En 2020, los precios subieron un 2,6%
Aunque a pesar de las múltiples campañas publicitarias que anuncian grandes descuentos por marquesinas, correos electrónicos y folletos, tal y como recuerda la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en 2020 durante la Black Week solo bajaron de precio un 19% de los productos, frente a un 28% que subieron los precios. De hecho, durante el propio Black Friday los precios se incrementaron un 2,6% de media. En concreto, la OCU señala que en Worten (51%) o en Fnac (52%) más de la mitad de los productos analizados eran más caros durante esta semana.
Y este año la cosa no pinta mucho mejor ya que en el Single's Day apenas un 3% de los productos analizados estuvieron realmente más baratos esta jornada. La pregunta entonces es evidente: ¿hay de verdad ofertas? "Gracias a la OCU y Facua, sí. Hace unos años se destaparon estas prácticas con Mediamark", señala Neus Soler que también apunta que "aunque no está tan extendido, siempre lo hacen en algún producto". "Cada campaña hay un producto estrella, y en estos es más complicado. Saben que el consumidor no es tonto", admite esta experta en consumo y marketing.
Un viernes negro para los trabajadores
Y entre problemas de suministros, subida de precios y triquiñuelas para que las ofertas parezcan más ofertas, el sector del comercio vive su particular crisis continua: la precariedad laboral dominada por salarios bajos, largas jornadas laborales o el falso autoempleo. Si la situación ya era compleja antes de la pandemia del covid, con el coronavirus no mejoró. Hace un año, desde los sindicatos avisaban que se produjo una caída en la contratación por el retorno de los empleados en ERTE que impedía, en muchas circunstancias, los refuerzos y por el traspaso de funciones de muchos empleos que pasaron de trabajar en la tienda física a hacerlo en la online.
¿Y este año? Según las previsiones realizadas por Randstad, el Black Friday y el Cyber Monday generarán en España alrededor de 43.170 contrataciones, la cifra más alta de los últimos años, un 22,7% superior a la del año pasado y un 48,8% más que en 2019, antes de la irrupción de la pandemia. No obstante, desde CCOO y UGT no son tan optimistas.
Ángeles Rodríguez, responsable de Comercio de CCOO, asegura que "contrariamente a lo que la gente opina, no hay un aumento de contrataciones" a pesar de que en el Black Friday, que se encadena con Navidad, son jornadas con "mucha carga de trabajo". Y este año, aunque hay "más aperturas", el número de contratos sigue a la baja y los pocos que hay mantienen uno de los problemas más extendidos en el sector del comercio: el contrato a tiempo parcial. "Los salarios son muy bajos y generan problemas de sobrecarga de trabajo y de conciliación familiar", señala Rodríguez que recuerda que este tipo de contratos tiene "cara de mujer y de jóvenes".
Asimismo, desde CCOO han enviado una carta a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, para alertar de que este Black Friday es un "viernes negro, literalmente, para los trabajadores", sobre todo para aquellos del sector electrónico, señalando directamente a Amazon, que continúa reportando ganancias récord pero sometiendo a sus trabajadores a malas condiciones laborales. Asimismo, también exigen al Gobierno que "vigile y sancione las prácticas abusivas que infringen la legislación laboral".
"Esto es un consumo sin freno"
Fernando Luján, secretario confederal de UGT, también reconoce que desde su sindicato ven esta fecha con "preocupación". "El Black Friday se sostiene sobre contratos precarios y sobre una posición de dominio y abuso de las grandes plataformas", explica al tiempo que recuerda que esta fiesta es "algo importado" que se ha implantado "sin unos mínimos estándares de calidad, de dignidad y de control de las condiciones y los riesgos laborales". "Esperamos también que la bajada de precios no sea a costa de unos bajos salarios y que sea sobre los beneficios", asegura. Asimismo, Luján también recuerda que este modelo de consumismo tampoco es "respetuoso con la conservación del plantea": "Esto es un consumo sin freno".
Por eso, desde Ecologistas en Acción recuerdan la incompatibilidad del actual modelo de producción y consumo con el contexto de crisis climática. Desde la ONG hacen un llamamiento a la ciudadanía para sumarse al Día sin Compras ya que en fechas como el Black Friday el consumo se vuelve "voraz e innecesario" con campañas publicitarias con "grandes ofertas" que asocian "la compra de productos a añorados momentos de felicidad".
Con la llegada del final del mes de noviembre y mientras las ciudades españolas se engalanan ya con las luces navideñas, los escaparates de los comercios y las bandejas de correos electrónicos se llenan de anuncios con fondo negro que pregonan a bombo y plantillo la llegada de los descuentos del Black Friday, que este 2021 se celebra este viernes 26. Pero no todo reluce en esta fiesta del gasto, para los trabajadores del sector del comercio esta jornada es un viernes negro porque persiste, un año más, la precariedad que, en esta industria, tiene, mayoritariamente, cara de mujer y de joven.