El mes de diciembre es el caldo de cultivo ideal para la explosión de los contratos temporales de muy corta duración por la campaña navideña en el comercio y la mayor actividad en la hostelería. La Empresa de Trabajo Temporal (ETT) Adecco calculaba que este año se firmarían un 20% más de contratos que en 2020, un total de casi 1,2 millones. En realidad, según las estadísticas del Servicio Público de Empleo (SEPE), en diciembre se registraron 1,68 millones de contratos, de los que el 41,4% tenían una duración inferior al mes. Son muchos, pero es el porcentaje más bajo desde 2012, si se exceptúa 2020, un año laboralmente atípico en casi todos los parámetros por culpa de la pandemia y las consiguientes restricciones de la actividad. Además, en este último mes el número de contratos indefinidos firmados ha sido el más alto desde 2012: han alcanzado el 10,3%.
Como consecuencia, la duración media de los contratos de diciembre se ha elevado hasta los 45,62 días, casi seis días más que en 2019, el año anterior al coronavirus, cuando era de sólo 39,8 días.
Los contratos temporales de menos de cinco días tienen desde 2019 un recargo del 40% en la cuota empresarial de contingencias comunes –antes era del 36% para los de menos de siete días–, en un intento por desincentivar su uso. Pero, como no ha sido suficiente para frenar lo que es un buen ejemplo de precariedad en el empleo, una de las medidas incluidas en la reforma laboral que ahora se tramita en el Congreso de los Diputados es una nueva penalización: los contratos de menos de 30 días tendrán una cotización adicional de 26 días cuando el empresario dé de baja al trabajador. El objetivo es impedir así que las empresas despidan al empleado el viernes para recontratarlo el lunes y ahorrarse dos días de cotización. Ese recargo no está aún en vigor, habrá que esperar a que la reforma sea convalidada en las Cortes.
Aunque algo parece haberse movido esta última campaña navideña a tenor de los datos del SEPE. Los contratos indefinidos siguen siendo muy pocos, pero en un mes inclinado al empleo muy breve, esos 173.784 duplican tanto en cifras absolutas como en términos porcentuales los 83.792 de 2013 –el 6,5%–. En realidad, ningún mes de diciembre de la última década superó el 8% de contratos indefinidos.
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Por lo que se refiere a los temporales, en diciembre se registraron 696.523 con una duración inferior a un mes, 90.000 menos que en 2019. Son casi cuatro puntos menos que entonces, cuando alcanzaron el mayor porcentaje desde 2012. Es más, entre los ultrabreves, los de menos de siete días, el descenso ha sido del 14,7% respecto al año prepandemia. En diciembre de 2019 se firmaron más contratos inferiores a una semana que nunca: más de medio millón –527.221–. En diciembre de 2021 se registraron casi 77.000 menos. También se han reducido los que duraron 15 días y los que llegaron al mes, así como los de obra, que tienen una duración indeterminada –14.310 menos–. En cambio, han crecido todos los que tienen duraciones superiores y, como queda dicho, los indefinidos.
Cifras anuales
En el resto del año también se observa la misma tendencia. La duración media de los contratos ha aumentado hasta los 53,36 días, cuando en 2019 había descendido a su mínimo de la década, con sólo 49,12 días, tras caídas continuas desde 2015. Es la consecuencia de que los indefinidos representen casi el 11% del volumen de contratación, un punto y medio más que en 2019, y de que los inferiores a un mes hayan reducido su número hasta representar el 35,4%, cuando antes del coronavirus ascendían al 38,8%. Desde 2012, en realidad, esa cuota nunca descendió del 37,5%. Como puede verse, el peso de los contratos ultrabreves aumenta en diciembre cuatro o cinco puntos respecto a la media anual, tal es el volumen de empleo temporal que se activa por la campaña navideña. En 2019, que batió récords, esa brecha se elevó hasta los siete puntos sobre la media del año.
Pese a la recuperación del empleo y el descenso del paro, la contratación en 2021 no ha igualado aún la registrada en la prepandemia: el año pasado se firmaron 3,13 millones de contratos menos que en 2019, un descenso del 13,8%. Pero los más breves han caído mucho más, un 21,3%, casi el doble. Lo mismo ha ocurrido si la lupa se pone sólo en diciembre: se registraron 58.782 contratos menos que en 2019, una disminución del 3,37%, pero los inferiores a un mes han bajado un 11,46%, casi el triple que la contratación total. Hay que recordar que en 2020 la paralización de la actividad por el covid hundió los contratos hasta los 15,94 millones en cómputo anual.
El mes de diciembre es el caldo de cultivo ideal para la explosión de los contratos temporales de muy corta duración por la campaña navideña en el comercio y la mayor actividad en la hostelería. La Empresa de Trabajo Temporal (ETT) Adecco calculaba que este año se firmarían un 20% más de contratos que en 2020, un total de casi 1,2 millones. En realidad, según las estadísticas del Servicio Público de Empleo (SEPE), en diciembre se registraron 1,68 millones de contratos, de los que el 41,4% tenían una duración inferior al mes. Son muchos, pero es el porcentaje más bajo desde 2012, si se exceptúa 2020, un año laboralmente atípico en casi todos los parámetros por culpa de la pandemia y las consiguientes restricciones de la actividad. Además, en este último mes el número de contratos indefinidos firmados ha sido el más alto desde 2012: han alcanzado el 10,3%.