La CNMV vigila el boom de la renta fija mientras la banca sigue sin remunerar a los clientes por sus ahorros

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La CNMV ha redoblado la presión para que las entidades financieras sean transparentes al ofrecer fondos de renta fija. Esta forma de inversión ha experimentado un boom en los últimos meses, que en muchos casos por desconocimiento han perdido rentabilidad al no percibir el riesgo de este instrumento financiero. Este aumento de la demanda de renta fija, ilustrado en la imagen de las colas en la puerta del Banco de España, está propiciado en parte por la falta de alternativas, ante la escasa remuneración que ofrece la banca a sus clientes.

Según datos de diciembre recogidos por el Banco Central Europeo, los bancos españoles están pagando un interés medio del 0,42% a los clientes que les confían sus ahorros, frente un 1,34% en la eurozona, que también es bajo, aunque menos. Los tipos de interés han escalado desde julio desde el 0% al 3%. Como consecuencia, los bancos lo han trasladado inmediatamente al precio de sus hipotecas, que se han encarecido a la par. Sin embargo, la traslación a la remuneración de los depósitos está siendo mucho más lenta. El precio del dinero solo ha crecido para el interés de la banca, lo que ha supuesto un toque de atención del Banco Central Europeo a las entidades. 

Paralelamente, los consumidores han ido colocando sus ahorros allá donde han podido para tratar de proteger sus ahorros de una inflación que ha ido restándoles valor mes a mes. Los más conservadores, que huyen de la volatilidad de los mercados, se han refugiado en los fondos de renta fija, ampliamente promocionada por los bancos. La CNMV ha desvelado este mes que en 2022 se han inscrito 32 nuevos fondos con estrategia de “comprar y mantener” (largo plazo) y otros 41 con un objetivo concreto de rentabilidad.  

“Los consumidores no son conscientes del riesgo”, explica Antonio Luis Gallardo, responsable de estudios de la asociación de consumidores financieros Asufin. “Habrá quien tenga conocimientos financieros, no digo que sean todos. Pero mucha gente creerá que la renta fija ofrece seguridad 100%. No tienen en cuenta que si se retira el dinero antes, se puede perder parte. Solo hay que invertir el dinero que se sabe que no se va a necesitar”, añade. 

La renta fija no es fija

La renta fija son bonos que emiten las empresas o los Estados para financiarse. En el caso de la deuda pública, es una operación prácticamente exenta de riesgo, siempre y cuando no se retire el dinero antes del plazo al que se ha comprometido el ahorrador. El riesgo de impago de un país como España es prácticamente inexistente. Según la última subasta de Letras del Tesoro, el ahorrador de compró Letras por valor de 1.000 euros con un plazo de 12 meses, recuperará 1.028 en febrero de 2024, es decir, una rentabilidad del 2,8%.

La rentabilidad de los bonos no solo depende de los tipos de interés, también del riesgo. Es por ello que existen fondos de renta fija que hacen “cestas” de bonos de diferentes empresas o países, tratando de hacer una mezcla para diferentes equilibrios de rentabilidad y riesgo dirigidos a diferentes tipos de inversores. Así, mediante estos fondos, al comprar una participación se está comprando un poco de deuda de una amplia cantidad de actores económicos. 

La percepción de muchos inversores es que la renta fija es una operación sin apenas riesgo, pero el valor de estas participaciones fluctúa. Y el año pasado fluctuó para mal. Si un ahorrador, que compró bonos con un interés al 2% hace un año, necesita recuperar su dinero invertido antes de tiempo y quiere revender sus bonos, tiene que mirar al mercado. Si las subastas de ahora ofrecen un 3% de interés, nadie va a querer los bonos antiguos, que prometen una rentabilidad menor. Por ese motivo, el valor de mercado de la renta fija ha disminuido en 2022, tras el enorme aumento de los tipos de interés, que revaloriza los nuevos bonos.

Los fondos de renta fija europea han perdido, de media, un 6,53% de valor en enero, respecto al mismo mes del año anterior; un 2,21% respecto a enero de 2020 y un 1,05% en comparación al mismo mes de 2018. En algunos fondos de renta fija a largo plazo ofrecido por bancos españoles, esto ha supuesto pérdidas de más del 10% en un año. El fondo Santander Renta Fija Privada tiene una rentabilidad negativa del 11,9% respecto a hace un año; el fondo Sabadell Bonos España, un 13,6%; el de Ibercaja Horizonte, un 11,7%; el de Bonos Corporativos a Largo Plazo de BBVA, un 11,6%.  

Por este motivo, la CNMV ha lanzado este mes un proyecto de modificación de la guía técnica que publicó en 2017 para el refuerzo de la transparencia en las operaciones a largo plazo. Entre estas modificaciones, el organismo regulador exigirá (y vigilará) que los fondos de inversión especifiquen que en un contexto de subidas de tipos de interés, los reembolsos antes del vencimiento pueden suponer minusvalías para el inversor. Un supuesto que ha sido una certeza a lo largo de todo 2022.

Otra de las advertencias es el impacto de la inflación en esta rentabilidad. Si un producto financiero consigue una rentabilidad inferior a lo que crece la inflación, la rentabilidad real es negativa.

El negocio de los bancos con la renta fija

“La Banca lleva mucho tiempo tratando de derivar a los ahorradores a los fondos de inversión, sin éxito”, explica el director de estudios de Asufin. “El cliente más conservador es normalmente el que tiene más dinero, el de mayor edad, que ya ha pagado su hipoteca y tiene menos cargas familiares. Se ha intentado muchas veces y de muchas maneras llevar a este tipo de clientes a los fondos de inversión”, añade.

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El primer peldaño para esa conversión son los fondos de renta fija: uno que está a medio camino entre las predecibles Letras del Tesoro y los volátiles fondos de renta variable. “El problema para los bancos, bendito problema, es el que hay un control bastante fuerte. Los bancos tienen que distinguir muy bien en su publicidad los fondos de renta fija de otros productos, como las Letras del Estado”, explica Antonio Luis Gallardo. 

La predilección de los bancos por estos fondos son las comisiones. En un depósito, el banco paga al cliente por tener ahí sus ahorros. En un fondo de inversión, la rentabilidad la da el comportamiento del producto financiero y el banco cobra una comisión al cliente, gane o pierda dinero

“Estas comisiones, de gestión y de depósito, suelen ser invisibles. Los consumidores no ven que el banco les quita 15 euros al mes, sino que su fondo en lugar de ganar un 2,5%, gana un 2,1%. Pero hay otro beneficio más importante para el banco: los fondos de inversión generan un vínculo mucho más estable con los clientes, lo que posibilita también colocarles otros productos a largo plazo”, explica Gallardo.

La CNMV ha redoblado la presión para que las entidades financieras sean transparentes al ofrecer fondos de renta fija. Esta forma de inversión ha experimentado un boom en los últimos meses, que en muchos casos por desconocimiento han perdido rentabilidad al no percibir el riesgo de este instrumento financiero. Este aumento de la demanda de renta fija, ilustrado en la imagen de las colas en la puerta del Banco de España, está propiciado en parte por la falta de alternativas, ante la escasa remuneración que ofrece la banca a sus clientes.

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