España es uno de los países con más horas de sol. Con sus diferencias geográficas, claro. Y eso es una ventaja. Sin embargo, hasta octubre de 2018, aprovechar su energía tenía un recargo económico que se bautizó, de hecho, como impuesto al sol. Lo aprobó el Gobierno del PP liderado por Mariano Rajoy y provocó las quejas, sobre todo, de ecologistas. Pero el Ejecutivo del PSOE lo derogó hace ahora poco más de un año. A través de un decreto ley, el Consejo de Ministros decidió dejar de gravar la electricidad que los usuarios generaban en su propia placa solar y, de este modo, paliar "el retraso de España" en el uso de la energía solar, tal y como dijo la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Desde entonces, no hay ni peajes ni cargos a la hora de usar la energía generada a través de las placas solares. Y desde que el pasado mes de abril el Gobierno aprobó el decreto de regulación de autoconsumo eléctrico también se ha facilitado la instalación, incluso compartida en una comunidad de vecinos. Por eso, ahora mismo España cuenta con 10.000 instalaciones de este tipo, según informa Mariano Sidrach de Cardona, vicepresidente de la Fundación Energías Renovables (FER).
La evolución ha sido evidente, según explican los expertos en la materia. Y en parte tiene que ver con el decreto aprobado por el Ejecutivo socialista. Y es que ya no sólo era el impuesto al sol, sino también las trabas a la hora de instalar las placas. El decreto anterior, aprobado en 2015, obligaba a la mayoría de instalaciones —aunque fueran pequeñas o no vertieran energía a la red— a registrarse como productores de electricidad y hacer estudios de viabilidad complejos, con un trámite que podía alargarse más de un año. Complicaba el autoconsumo compartido y obligaba a instalar el contador en el exterior, fuera del edificio, lo que en caso de bloques de pisos encarecía y dificultaba la obra. "Hay un antes y un después en el autoconsumo eléctrico. La eliminación de la barrera económica con la derogación del impuesto al sol ha sido importante, pero casi más la eliminación de las barreras administrativas que había. Esto ha hecho que vivamos un fuerte crecimiento del sector", celebra José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF).
Pero aunque ahora se han facilitado las cosas, los trámites burocráticos que todavía perduran siguen siendo una de las razones que hacen que España continúe a la cola en la instalación de placas solares, tal y como critica Sidrach de Cardona. "Italia tiene 700.000 instalaciones, Inglaterra 800.000 y Alemania un millón y medio", dice. "Hay que simplificar los trámites porque, si no, parece que queremos desincentivar el autoconsumo en lugar de impulsarlo", añade.
Aun así, según los expertos consultados por infoLibre, no hay ningún motivo para no instalar placas solares. Ni en un edificio residencial ni en uno de oficinas. Las ventajas, sostienen, son más que las desventajas. Mario Sánchez-Herrero, profesor de Economía en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y director de Ecooo, lo tiene claro. ¿Merece la pena hacerlo? "La respuesta es un sí rotundo", dice. Por dos razones, según Sidrach de Cardona: la medioambiental y la económica. Y esta última es, quizá, la que pueda convencer a más personas.
El ahorro en la factura y la rebaja fiscal
La primera ventaja económica es la más palpable e inmediata: la factura de la luz disminuye. Para entenderlo, hay que comprender primero cómo funciona. Sánchez Herrero explica, de manera muy simplificada, que en el recibo de la luz se pagan dos cosas: la parte fija y la parte variable. La primera es "un término fijo que se paga en función de la potencia contratada" y la segunda "la que es más o menos elevada en función del consumo". Es en esta segunda, dice, donde se nota la reducción. Porque al final, una placa solar hace que el consumo de energía procedente de la comercializadora sea menor. Y esto se nota desde la primera factura.
Pero eso sí, para llegar a conseguir esta ventaja lo primero que hay que hacer es desembolsar el importe de la instalación que, según Sidrach de Cardona, es bastante económica. Sánchez-Herrero pone un ejemplo. Imaginemos un edificio compuesto por 15 viviendas que decide fomentar el autoconsumo. Para ello, hacen una instalación de 20 kW de potencia que cuesta 30.000 euros. Cada vecino aportaría 2.000. A priori, una cantidad elevada que, sin embargo, disminuye si se analiza. "Los bancos y las empresas pueden financiarlo. Y lo que se destina a pagar ese préstamo es más o menos lo que se ahorra de la factura", dice el profesor. En un plazo de tiempo de entre seis y siete años, además, se habrá recuperado esa inversión. Y "la vida útil de la instalación es de hasta 30 años", añade. "No hay nada que podamos hacer con nuestro dinero que tenga más sentido que poner placas solares. Es una inversión que se recupera en unos siete años y dura 30", asegura.
En cualquier caso, también hay ayudas a la hora de acometer la instalación. Algunas comunidades autónomas, dice Donoso, han establecido sistemas de subvenciones para que el desembolso inicial no sea tan elevado. Andalucía, por ejemplo, dispone de un plan que finaliza en el año 2020 y que, entre otras cosas, tiene un desarrollo de incentivos para la instalación de sistemas de autoconsumo. En Canarias, por ejemplo, existe el Plan Operativo FEDER de Canarias 2014-2020, que contempla subvenciones para la mejora de la eficiencia energética. Otras como Murcia o Castilla-La Mancha lo hicieron también, pero el plazo de solitud ya expiró.
También hay un esfuerzo por incentivar el autoconsumo a nivel local. La Fundación de Energías Renovables publicó un estudio el pasado mes de octubre en el que analizó cómo funcionan las bonificaciones existentes por el uso, y por tanto fomento, de una energía limpia como la solar. La organización lo hizo sobre 77 municipios en total: los mayores de 100.000 habitantes o los que son capital de provincia. De todos ellos, 47 (el 62%) aplican bonificaciones a la hora de pagar el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). La mayoría del 50%, aunque de estos hay ocho que imponen unas condiciones que hacen prácticamente imposible que esto pueda ser viable. Los otros 30, en cambio, no otorgan ningún beneficio en este gravamen por la instalación de placas solares.
Fuente: informe de Fundación de Energías Renovables (FER).
Según el estudio elaborado por la organización, y basándose en el importe de la bonificación, los límites a los que se aplica y la cantidad de población que sale beneficiada, el municipio que mejor incentiva el autoconsumo mediante una rebaja en el IBI es Sevilla. Por detrás, Getafe, Bilbao, Córdoba y Sabadell. Y en el lado opuesto de la lista, en cambio, FER sitúa a Jerez de la Frontera, Málaga, Alcobendas, Cuenca y San Sebastián.
Y no sólo es el IBI. Casi todos los ayuntamientos analizados por la FER también bonifican el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO). Respecto a este impuesto, dice el informe, "34 municipios aplican una bonificación del 90% o superior, de los cuales 27 aplican la máxima bonificación que permite la ley". "En cambio, en el otro extremo, 14 municipios no tienen ningún tipo de bonificación en este impuesto para las instalaciones de autoconsumo", añade.
"Esto, y que en algunas comunidades autónomas haya subvenciones para la instalación de placas solares, mejora mucho los números", celebra Donoso.
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Pero los números mejorarán todavía más, coinciden los expertos, cuando se regule la norma que establezca cómo se venderá la energía generada pero no consumida. "Siempre hay excedentes de energía", dice Sidrach de Cardona. La explicación es muy sencilla. Tal y como dice Sánchez-Herrero, una persona que vive sola y sale por la mañana a trabajar no consume nada durante el día. No obstante, las placas están generando energía. Y esta va, directamente, a la red. Sin embargo, el decreto del Gobierno socialista ya contemplaba la posibilidad de que ese traspaso de energía pueda ser compensadotraspaso al usuario. Pero todavía no se ha hecho. Según Sánchez-Herrero, la norma que establecería el modo de hacerlo podría estar lista en apenas unas semanas.
El problema, coinciden Donoso y Sánchez-Herrero, al menos a nivel usuario, es que el precio de venta será a "precio mayorista", dice el director de la UNEF. Es decir, inferior al que se compra. Por ejemplo, dice Sánchez-Herrero, si un usuario paga 12 céntimos por kW/hora, la compensación podrá ser, a lo mejor, de 5 céntimos por kW/hora.
Y por último, hay otra ventaja: la certificación energética. Se trata de una nota que califica la eficiencia de una vivienda, siendo la A el sobresaliente y la G el mayor suspenso. Lógicamente, una instalación de placas solares que permita el autoconsumo eleva la nota. Pero en España, dice Sánchez-Herrero, todavía no hay mucha "cultura energética", por lo que conseguir la certificación se ve como "un trámite que no sirve para nada". Pero nada más lejos de la realidad. Tenerlo puede servir como argumento, incluso, para lograr una venta.
España es uno de los países con más horas de sol. Con sus diferencias geográficas, claro. Y eso es una ventaja. Sin embargo, hasta octubre de 2018, aprovechar su energía tenía un recargo económico que se bautizó, de hecho, como impuesto al sol. Lo aprobó el Gobierno del PP liderado por Mariano Rajoy y provocó las quejas, sobre todo, de ecologistas. Pero el Ejecutivo del PSOE lo derogó hace ahora poco más de un año. A través de un decreto ley, el Consejo de Ministros decidió dejar de gravar la electricidad que los usuarios generaban en su propia placa solar y, de este modo, paliar "el retraso de España" en el uso de la energía solar, tal y como dijo la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Desde entonces, no hay ni peajes ni cargos a la hora de usar la energía generada a través de las placas solares. Y desde que el pasado mes de abril el Gobierno aprobó el decreto de regulación de autoconsumo eléctrico también se ha facilitado la instalación, incluso compartida en una comunidad de vecinos. Por eso, ahora mismo España cuenta con 10.000 instalaciones de este tipo, según informa Mariano Sidrach de Cardona, vicepresidente de la Fundación Energías Renovables (FER).