La cúpula de la banca se sube el sueldo hasta un 270% mientras que la ley que podría limitarlos sigue siendo tabú

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Con permiso de la tensión que rodea a las elecciones madrileñas, el gran debate estos días está en la gran banca: más de 18.000 despidos en el sector tras el último anuncio del BBVA de hacer un ERE para 3.798 empleados justo después de que la junta de accionistas aprobara un bonus de 157,8 millones para unos tres centenares de directivos. Y dos días antes, el mayor ERE de la historia de la banca en Caixabank, con 8.291 salidas una vez consumada la fusión por la cual el Estado deja de tener la titularidad de una entidad rescatada (Bankia). Y con José Ignacio Goirigolzarri triplicando el sueldo que percibía, que podría ser hasta cuatro veces mayor en 2021 si recibe las retribuciones variables por objetivos. 

Todo lo anterior, a lo que hay que sumar que la pandemia todavía está presente y que las limitaciones salariales del año anterior vinieron impuestas por el Banco Central Europeo, choca con los onerosos sueldos que está recuperando la alta dirección. Las subidas –teóricas, porque incluyen la retribución variable, sujeta a objetivos– van del 50% de Ana Patricia Botín (Banco Santander, de 6,5 a 9,8 millones) al 270% que aumenta Goirigolzarri (Caixabank), de 500.000 a 1,85 millones, bonus incluidos. Carlos Torres (BBVA) pasa de percibir 4,10 millones a 6,9 este año y César González-Bueno (Sabadell) dobla los 1,3 millones que recibió Jaume Guardiola –jubilado– para cobrar 2,6 millones en 2021.

Esto ha indignado incluso a la vicepresidenta económica Nadia Calviño, poco sospechosa de atentar contra los intereses de las entidades. Calviño, que pidió el pasado jueves a Caixabank en concreto "actuar con responsabilizar" y al sector en general "minimizar los despidos", abundó más después e instó al Banco de España a buscar fórmulas para limitar los salarios de presidentes, consejeros delegados y consejeros ejecutivos, lo que viene a ser alta dirección. 

La empresa resulta extremadamente compleja. Ni el FROB (Autoridad de Resolución Ejecutiva, antes Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) ni el Banco de España han querido responder a los requerimientos de infoLibre sobre cómo el supervisor español podría doblar el brazo a la gran banca privada para frenar las subidas de sueldos. Y también los miles de despidos, que chocan frontalmente con las intenciones del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, de sancionar las jubilaciones anticipadas y bonificar las tardías. 

Otras fuentes financieras apuntan al supervisor comunitario: el Banco Central Europeo (BCE) tendría la última palabra. Portavoces de Economía aportan una escueta versión: "La ministra habló de que la decisión recaía sobre un supervisor, sin matizar cuál. Y de que se había trasladado al Banco de España, cuyo gobernador [Pablo Hernández de Cos] se sienta en el Consejo de Gobierno del BCE y cuyos inspectores forman parte de la inspección del BCE".

Las fuentes desarrollan esta versión: "Cada banco tiene sus comités de retribuciones desde los que informan al BCE. Y cada supervisor nacional conforma junto al BCE algo que se llama Joint Supervisory Team, Equipo Conjunto de Supervisión, que podría plantear elevar recomendaciones a Fráncfort y, a partir de ahí, confiar en que el BCE emita algún tipo de recomendación. Es algo altamente improbable, por no decir imposible, y que depende de muchos componentes políticos y no técnicos. No lo veo". Una recomendación del BCE es obligatoria aunque no lo parezca, dicen todos los consultados. El BCE recomendó no repartir dividendos a las entidades durante la pandemia, y éstas acataron hasta que el organismo con sede en Fráncfort abrió la espita.

La ley 1:12

En realidad hay una posibilidad, que sin duda suscitaría polémica y es tabú en España: limitar por ley los sueldos escandalosos de las empresas privadas, como intentó Suiza en un referéndum que fue tumbado en 2013 pero que cosechó un inesperado 35% de apoyos. Hasta el momento solo lo ha propuesto CCOO y también Izquierda Unida (IU) llevó en 2015 la iniciativa suiza en su programa electoral para las elecciones generales de diciembre de ese año. Otro de los que defiende el tope salarial máximo es el economista Vicenç Navarro.

Esto dice una fuente supervisora: "Los salarios de los bancos, sobre todo los de la alta dirección tienen en teoría que estar relacionados con el desempeño del negocio. Las retribuciones variables [bonus], se cobran diferidos en el tiempo, por la normativa europea. Pero si la junta de accionistas de un banco decide pagarle algo desproporcionado a su presidente o consejero delegado, es su problema". La única manera sería una ley estatal como la que afecta a las cajas de ahorros y a las entidades rescatadas: por esa razón Goirigolzarri solo percibía medio millón al añosolo . Igualmente, las indemnizaciones escandalosas por despidos a directivos de banca están topados por las normas de la Autoridad Bancaria Europea (ABE). Pero tratándose de una entidad financiera privada no intervenida, la norma causaría un revuelo notorio en España.   

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La propuesta de referéndum en Suiza nació con la crisis anterior. El pago de bonus millonarios a directivos de la entidad helvética UBS no impidió que la firma tuviera que ser rescatada por el Estado en 2009, algo que recuerda al rescate bancario español cuya factura supera ya los 70.000 millones de euros, a los que podrían añadirse otros 35.000 millones que han engordado la deuda pública española procedentes de Sareb, la sociedad que aglutinó los activos tóxicos inmobiliarios para que el coste de no traspasarlos los termine pagando el contribuyente. 

Las Juventudes Socialistas de Suiza organizaron el referéndum, con un informe del sindicato Travail Suisse de la mano: ahí se dieron cuenta que los CEO de muchas multinacionales percibían hasta 200 veces más que el salario de los trabajadores peor pagados dentro de una misma firma. El referendum apuntaba a que esa diferencia entre empleados y directivos de una empresa nunca fuera más de 12 veces superior. Fracasó en su intento, pero dejó huella. 

Los sindicatos ya han anunciado que darán batalla en BBVA y Caixabank. En BBVA, el consejero delegado Onur Genç, cuya remuneración pasa de 3,4 millones en 2020 a 6,32 millones ahora, había incluso llegado a prometer que no haría un ERE solo meses antes. El cometido que ha recibido el Banco de España para limitar sueldos puede tener muy poco recorrido

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