¿Debe ligarse el mínimo exento de IRPF al SMI? Ni los expertos lo creen ni haría el sistema más justo

María Jesús Montero y Yolanda Díaz, en una sesión de control.

El mínimo exento es la base de ingresos por debajo de la cual no se tiene que tributar. Aunque, como todo lo que tiene que ver con impuestos, tiene mucha letra pequeña. Este umbral acapara la atención estos días porque Hacienda ha decidido mantenerlo en los 15.876 euros al año y no equipararlo a la nueva cuantía del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), situada en 16.576 euros al año, como había hecho en 2023 y 2024. Pero el umbral mínimo exento de IRPF no ha estado nunca vinculado al SMI de manera oficial, de hecho los salarios base siempre han estado muy por debajo.

Por ejemplo, entre 2015 y 2018 el SMI rondaba los 9.900 euros anuales, pero el mínimo exento estaba en 12.000 euros. Hasta que en 2022 —y como consecuencia de la subida del SMI hasta los 1.000 euros— ambas cuantías se equipararon en los 14.000 euros anuales. Así, cuando en 2023 y 2024 se siguieron elevando los salarios base, se empujó también hacia arriba el límite que exonera de la obligación de practicar retención. Pero Hacienda ha echado el freno este año.

“A medida que el salario mínimo crece, en algún momento razonable, no sé cuándo, esos salarios comenzarán a tributar”, explica el economista Daniel Fuentes. “Otra cosa es que se quiera plantear una reforma integral del IRPF, porque se considere que la progresividad no es justa”, señala. De hecho, cuando se habla de justicia fiscal, se hace referencia a si esa escala de tributación resulta o no equitativa y los que más tienen son realmente quienes más pagan. “¿Por qué hay que declarar que un colectivo de trabajadores por ley esté exento de tributar? Yo lo veo muy cuestionable desde un punto de vista progresista”, concluye. 

Cuando el mínimo exento aumenta, todos los contribuyentes que estén por debajo de ese rango dejan de contribuir. Así, aunque la polémica ha surgido a raíz del aumento del salario mínimo, afecta a todos los ciudadanos y no solo a los trabajadores que cobran esta retribución. Las razones del ministerio que lidera María Jesús Montero para no acompasar son dos: la primera, que España las rentas bajas pagan impuestos por debajo la media europea —de hecho, Eurostat recoge que una persona soltera y sin hijos pagaría un 6,7% frente a una media comunitaria del 19%—; la segunda, que afectará a pocos trabajadores porque muchos de ellos pueden acogerse a exenciones de, por ejemplo, familiares a cargo. A este razonamiento se opone tanto el ministerio de Trabajo, como los sindicatos. 

Los sindicatos tampoco hablan de atar el mínimo exento de IRPF a las retribuciones mínimas, pero creen que el alivio fiscal debería durar más tiempo. “El sistema debe ser progresivo, pero entendemos que el comienzo de esa progresividad debería fijarse en el salario mínimo interprofesional mientras el SMI no llegue a niveles europeos”, explica Fernando Luján, vicesecretario general de Política Sindical de UGT. “Está aún muy próximo a niveles de mera supervivencia, porque con 1.184 euros se antoja complicado vivir con o sin hijos, trabaje o no trabaje tu pareja”, concluye. En la misma línea, el secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo, ha señalado que es necesario “fijar por ley que cualquier persona que cobre el SMI, al menos se lleve a casa un sueldo neto igual o superior al 60% de la media salarial”, concluyó. 

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“El mínimo exento se modificó en 2008, 2009, 2010, 2011. Ahí se para, y no se vuelve a modificar hasta 2015. Luego se mueve de nuevo en el año 2018 y hasta 2023 no se modifica nuevamente”, explica José María Mollinedo, economista del Sindicato de Técnicos Hacienda (Gestha). “La modificación de este umbral suele ser una decisión política”, apunta Raquel Jurado, del Consejo General de Economistas. “Puede haber gobiernos que lo suban, que lo bajen o, incluso, que lo eliminen”, concluye. Bajo el Gobierno de Mariano Rajoy, entre 2011 y 2018, el umbral se movió desde los 11.162 euros hasta los 12.000. Entre 2018 y 2022 se situó en 14.000 euros. Fue en este año en el que el SMI y el umbral mínimo para tributar se encontraron. En 2023 pasó a ser de 15.000 euros y en 2024 y 2025 se quedará en los 15.874. 

“Lo ambicioso sería rediseñar toda la escala de tipos para que no haya grandes diferencias entre declarantes y no declarantes, o entre los que tienen uno y varios pagadores”, explica el economista Miguel Artola. “Habría que evitar que hubiera un salto tan grande entre pagar 0% hasta 15.000 y empezar a pagar bastante más a partir de esa cantidad o si has tenido más de un pagador”, concluye.

De nuevo, el debate vuelve hacia la progresividad y ahonda en la percepción pública de que el sistema no opera de forma justa, algo que tiene interiorizado cerca de un 80% de los españoles, según apunta el último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas. La percepción, en algunos casos, responde a la realidad de que, por ejemplo, en 2022, el 1% más rico soportó un tipo efectivo medio del 24,1% sobre su renta, once puntos porcentuales menos que la media nacional. El 20% más pobre, indica un estudio de Fedea, pagó un tipo del 27,5%.

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