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Un mes de septiembre que es el más caro de la historia de la luz en España. Una inflación disparada al 4%, la mayor subida en 13 años. Una revisión inédita del PIB por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE) al recortar la previsión de crecimiento del organismo la barbaridad de 1,7 puntos (de 2,8% del PIB al 1,1%). Con estos datos, cualquiera diría que España está en crisis, pero no: España está en una senda de recuperación económica este año y dejando totalmente atrás la crisis del coronavirus, algo que ningún economista se atreve a negar.
¿Que está pasando? Que hay indicadores preocupantes que contrastan con otros datos muy buenos. Por ejemplo, el consumo de los hogares creció en el segundo trimestre un 23,4% en tasa interanual, las exportaciones de bienes y servicios un 38,9% y las importaciones un 38,4%, según recogió el INE el mismo día que recortó el crecimiento del PIB. Igualmente, crecen en porcentajes de dos dígitos la formación bruta de capital fijo, la renta nacional brutal, la renta bruta disponible o las horas efecticamente trabajadas. Por no hablar del empleo y la Seguridad Social, de acuerdo con los últimos datos de la Encuesta de Población Activa y el Servicio Estatal de Empleo (Sepe): en el segundo trimestre el paro cayó un 3% hasta algo más del 15%, incorporándose 464.900 personas al mercado de trabajo en términos intertrimestrales, el segundo mayor aumento de la historia.
"La mejor respuesta que puedo dar es que estamos en plena recuperación pero no sabemos medirla", señala con ironía Manuel Hidalgo, profesor de Economía de la Universidad Pablo Olavide y ex secretario general de Economía de la Junta de Andalucía. Hidalgo ha dedicado más de dos décadas de su carrera a las predicciones y estadísticas macroeconómicas. "Incertidumbre hay siempre. Es inevitable. Solo que en tiempos de pandemia, ésta es más evidente. Vemos una contradicción entre el último dato del PIB, no tan bueno, y los indicadores de coyuntura económica, muy buenos. Pero no tenemos una información clara de lo que está pasando".
Una información que el INE no aportó al confirmar que el PIB se incrementó solo un 1,1% frente al 2,8% esperado. "La contradicción entre la EPA y el PIB es evidente, quizás haya mucho empleo improductivo, pero no puedo asegurarlo", señala Julio Rodríguez, ex presidente del Banco Hipotecario. "Pero nos falta mucha información sobre qué pasó en el segundo trimestre y sobre cómo podrían comportarse los indicadores en los trimestres que quedan. En mi opinión, es indudable que estamos ante un periodo de recuperación y que seguimos necesitando estímulos para que esa senda no se tuerza".
Mantener los estímulos
¿Cómo cerrará el año el PIB? Es la gran pregunta que nadie sabe o nadie quiere responder: aunque desde algunos medios se ha asegurado en los últimos días que las predicciones del Ministerio de Economía de crecer un 6,5% no se cumplirán, los expertos consultados prefieren no mojarse. Incluso no dudan de que haya un tremendo rebote a partir del tercer trimestre. Hay que recordar que Economía fue de los escasos organismos que clavó la caída del PIB en 2020 (finalmente un -10,8%) frente a las desviaciones –por no decir errores– del FMI, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Comisión Europea, el Banco de España o la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas), que vaticinaron un desplome más abrupto, por encima del 12% en algunos casos, que finalmente nunca se produjo.
La otra insitución que acertó el comportamiento de la economía en 2020 fue la Autoridad Fiscal Independiente, AIReF, presidida por Cristina Herrero. "La última previsión que ha hecho la AIReF es de un crecimiento del 6,4% del PIB para 2021", indican en el organismo. El informe fue publicado el 20 de septiembre, se puede leer aquí y en él se recoge que "la AIReF avala el escenario macroeconómico del Gobierno al considerar que tanto la senda esperada del PIB como los supuestos sobre los que se sustenta son realizables, si bien para 2022 predominan riesgos a la baja".
La cacofonía estadística es muy relevante estos días. Ahí van más datos: por un lado, la Comisión Europea pronostica que España será el estado miembro que más crecerá de los Veintisiete en 2022. Por otro, el Índice de Producción Industrial se estancó en julio, con datos actualizados en septiembre. Y luego está la energía: la escalada de los precios de la luz no se detiene "y eso puede afectar a la competitividad de nuestras empresas con relación a las foráneas si finalmente el precio se plasma en el recibo", advierte Julio Rodríguez.
"El turismo, mejor de lo esperado"
La ralentización económica por la factura de la luz la constató el Gobierno central el pasado 14 de septiembre en el paquete de medidas urgentes para mitigar el impacto de la escalada de precios del gas natural en los mercados minoristas de gas y electricidad, publicado en el BOE: "Esta evolución brusca y sin precedentes del gas natural, con un efecto muy negativo sobre la economía", expresaba el boletín, "coincide en el tiempo con el inicio de la senda de recuperación económica tras la crisis sanitaria causada por la pandemia del Covid-19. Ello supone un riesgo de ralentización de la recuperación".
Tampoco se moja con las predicciones macroeconómicas el ex ministro de Industria y profesor de Economía de la Universidad Complutense de Madrid, Miguel Sebastián. Pero Sebastián cree que los números de la vicepresidenta Calviño pueden cuadrar. "Mi sensación es que la temporada turística ha ido mejor de lo esperado y que los viajeros internacionales van a llegar el cuarto trimestre. Que la industria tiene problemas relacionados con la distribución o los semiconductores, lo que evidencia que la demanda va por delante de la oferta. Que la vacunación está siendo un éxito, a diferencia de Estados Unidos y otros países. Que hay atascos en las grandes ciudades".
"A lo mejor me equivoco", dice Hidalgo, siempre cauto, "pero creo que la abrupta correción del PIB por parte del INE se debe a una cuestión técnica y no que a la economía le vaya mal".
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