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Una empresa de renovables despierta esperanzas entre los extrabajadores de Delphi en Cádiz 12 años después del repentino cierre

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La globalización y su reverso de precariedad sorprendió a 1.900 trabajadores de la fábrica de la multinacional Delphi en Puerto Real (Cádiz) un mal día de 2007. Hace 12 años, el 22 de febrero, la dirección de la compañía comunicó al comité de empresa, entonces comandado por Comisiones Obreras, su decisión de cerrar su fábrica gaditana, aduciendo pérdidas millonarias. Los empleados sabían que la empresa, dedicada al diseño, fabricación y distribución de componentes y sistemas para automóviles, estaba en una situación muy comprometida, pero no podían esperar que de un día para otro todos estarían en la calle. A Delphi le salía más rentable deslocalizar la producción y mudar sus fábricas a países donde la mano de obra fuera mucho más barata.

Hace 12 años empezó un auténtico calvario de promesas incumplidas, iniciativas inútiles, depresión y paro, que hasta hace muy poco parecía no tener solución: según UGT, de aquellos 1.900, 472 "quedaron fuera", condenados a buscarse la vida, sin una solución por parte de las administraciones. De ellos, unos 200 siguen sin trabajo. Ahora parece esbozarse una posible luz al final del túnel: eBiON (European Bioenergy Network), otra transnacional –pero de energías renovables– está intentando obtener la financiación para hacerse con las antiguas instalaciones de Delphi, rehabilitarlas y construir una planta de tratamiento de aguas oleosas, una instalación fotovoltaica y una de cogeneración mediante bioenergía, y "no descarta" que parte de los empleos sirvan para devolver al mercado laboral a exempleados de Delphi.

Los trabajadores, sin embargo, son cautelosos. "Por ahora, todo son rumores", asegura Antonio Montoro, delegado sindical de UGT FICA en Cádiz y extrabajador de Delphi. "Lo de EbiON nos ha llegado a través de las declaraciones del alcalde" de Puerto Real, Antonio Romero (Sí se Puede Puerto Real) que ha despertado las ilusiones del colectivo: el Consistorio gaditano ve con muy buenos ojos el proyecto de la empresa de renovables, y ya han tenido las primeras conversaciones.

Todo lo contrario que con el otro proyecto que, en un principio, competía por EbiON por los terrenos abandonados por Delphi: Lógica, una plataforma impulsada por el antiguo Gobierno socialista de la Junta de Andalucía junto al Gobierno central y que busca adquirir cientos de hectáreas de terreno en la Bahía de Cádiz para ofrecer soporte logístico al tejido empresarial y fomentar la creación de empleo. El Ayuntamiento fue muy duro con la iniciativa: "La propuesta de Junta y Estado, ahora ambos gobernados por el PSOE y por tanto con vía libre para hacer y deshacer, es un desvío disfrazado de legalidad de unos fondos que deben destinarse a la creación de empleo y el desarrollo socioeconómico de la Bahía de Cádiz", afirmó el Consistorio en septiembre de 2018.

Lógica realizó una oferta por los terrenos de Delphi, incluidos en su plan, a la administración concursal, pero estos finalmente fueron seducidos por la oferta de EbION. El acuerdo ya está cerrado, aseguran medios locales, y en unos meses se hará pública la concesión. La empresa de energías limpias ahora busca financiación por 30 millones de euros para sacar adelante sus planes. A la planta de tratamiento de aguas oleosas, una instalación fotovoltaica y una de cogeneración mediante bioenergía, que pretenden surtir de electricidad limpia y barata a las fábricas de la zona mediante una potencia total de 25 MW, EbION suma la rehabilitación de las naves abandonadas para su uso industrial, hotelero y de restauración. Debido a la cercanía de la zona con uno de los campus de la Universidad de Cádiz, la empresa proyecta también electrolineras y nuevos proyectos de movilidad eléctrica sostenible, con los estudiantes como público objetivo.

Sin embargo, la ilusión que ha despertado en los extrabajadores de Delphi no está acompañada de un compromiso, por ahora, demasiado firme. La empresa "no descarta" que los 200 puestos de trabajo (directos e indirectos) que puede generar el proyecto "puedan ser para los cerca de 2.000 empleados que perdieron su trabajo en la antigua fábrica". Por ahora no hay, ni siquiera, una promesa. "Los trabajadores del entorno de la Bahía están capacitados para un proyecto de estas características y nuestra idea es contar con el talento local", asegura su presidente, Jacobo Sartorius, sin mojarse más. Aunque, dados los antecedentes, mejor sin promesas de por medio.

12 años de promesas incumplidas

Porque los extrabajadores de Delphi están hartos de promesas. Si algo les dolió, y les duele, no fue el desempleo repentino. Al quedarse en la calle de un día para otro, muchos, a pesar del palo, guardaban esperanzas: tanto el Gobierno de la Junta de Andalucía, por entonces presidido por Manuel Chaves, como el central, liderado por José Luis Rodríguez Zapatero, les insistieron en que nadie se quedaría sin trabajo. Los empleados despedidos firmaron en julio de 2007 un protocolo de colaboración junto a la compañía y la Junta. Muchos de ellos pudieron prejubilarse: los que no, se embarcaron en un año de viajes por España curso de formación tras curso de formación. En muchos casos, no les sirvieron de nada.

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El exconsejero de Hacienda de la Junta de Andalucía (1987-1990) Ángel Ojeda está imputado por los delitos de fraude en las subvenciones, falsedad documental, integración en organización criminal y blanqueo de capitales por, en parte, apropiarse del dinero de las subvenciones destinadas a los extrabajadores de Delphi, derivadas de dicho protocolo, que otorgaba el Gobierno andaluz y desviarlo o, en el mejor de los casos, ofrecer una formación de poca calidad. El fraude de los cursos de formación que se dirime en los juzgados fue la puntilla de una decepción tras otra de los centenares de exempleados a los que les prometieron todo y se quedaron sin nada.

Denunciaron a la Junta por no haber obtenido la oportunidad que les dijeron que tendrían: el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía lo desestimó en 2016. "El Acuerdo de 4 de julio de 2007 no establece la obligación de la Administración de recolocación de todos y cada uno de los trabajadores afectados de Delphi, es decir, no contiene ninguna obligación de resultado, sino de actividad", sentenció la sala, sin posibilidad de recurso. Ese mismo año los que se quedaron sin nada, demasiado jóvenes para prejubilarse y demasiado mayores para ser atractivos para el mercado laboral, finalizaron el encierro más largo de la historia de las movilizaciones laborales en España: 1.074 días.

Desde aquel 2016 los avances han sido nulos. Muchos de los exoperarios han visto cómo sus familias se desintegraban, cómo caían en la pobreza, cómo enfermaban. Otros no pudieron soportar el cambio radical en sus condiciones de vida y se suicidaron. Ahora se abre una pequeña ventana a la esperanza con la recuperación de las naves abandonadas y la llegada de una empresa de renovables, que representa un pequeño guiño al futuro de transición energética: generación limpia frente a fabricación de recambios para automóviles. "Estamos ilusionados, la verdad", reconoce Antonio Montoro. Pero aún queda trecho, aún queda lucha.

La globalización y su reverso de precariedad sorprendió a 1.900 trabajadores de la fábrica de la multinacional Delphi en Puerto Real (Cádiz) un mal día de 2007. Hace 12 años, el 22 de febrero, la dirección de la compañía comunicó al comité de empresa, entonces comandado por Comisiones Obreras, su decisión de cerrar su fábrica gaditana, aduciendo pérdidas millonarias. Los empleados sabían que la empresa, dedicada al diseño, fabricación y distribución de componentes y sistemas para automóviles, estaba en una situación muy comprometida, pero no podían esperar que de un día para otro todos estarían en la calle. A Delphi le salía más rentable deslocalizar la producción y mudar sus fábricas a países donde la mano de obra fuera mucho más barata.

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