LOS FALLOS DE LA RECUPERACIÓN
España cuadriplica el número de parados de muy larga duración que tenía antes de la crisis
Ya son seis los años de recuperación económica, pero España aún cuenta en sus estadísticas casi millón y medio de parados de larga duración. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al segundo trimestre de este año, 1,46 millones de personas llevan más de un año sin encontrar trabajo. Y de ellos, más de un millón superan los dos años desempleados. No sólo son los más difíciles de recuperar para el mercado de trabajo, sino que también configuran el grupo más amplio de parados: el 45% de los 3,23 millones de ciudadanos que hacen de España el país de la UE con mayor tasa de desempleo después de Grecia.
Los parados de larga y muy larga duración sufren la obvia desventaja de que cuanto más tiempo se pasa en el paro, más difícil resulta salir de él. De ahí que, además, casi el 55% de ellos supere los 45 años. La reconversión, reorientación y recualificación profesional de quienes fueron despedidos durante la crisis es una asignatura pendiente que los servicios públicos de empleo han suspendido por culpa de los recortes de gasto público: el presupuesto para para políticas activas de empleo en 2013, en lo peor de la recesión, llegó a caer a la mitad de la cantidad destinada a tal fin en 2008.
No obstante, los años de crecimiento económico que comenzaron en 2014 sirvieron para reducir la bolsa de parados de larga duración a gran ritmo. Casi un 60% se recortó su cifra desde que en el cuarto trimestre de 2013 alcanzó un máximo de 3,6 millones de personas. El número de quienes llevaban entre uno y dos años sin trabajar cayó incluso más, un 67% desde el máximo de 1,37 millones registrado en el segundo trimestre de 2014. Quienes superan los dos años en el paro disminuyó un 58%.
Pero el descenso está muy lejos de ser suficiente. Los parados de larga duración aún son el triple de los que había en el segundo trimestre de 2008, justo antes de que estallara la crisis con la caída de Lehman Brothers el 15 de septiembre de ese año. Entonces la EPA sólo contaba 506.900 personas con más de un año en el paro. Si se tienen en cuenta los que llevan más de dos años, el grupo de más difícil recolocación, su cifra actual multiplica por cuatro la de 2008.
Baleares sólo tiene un 7,8% de parados de muy larga duración
En cualquier caso, el recorte del paro tampoco ha servido para apear a España del liderazgo europeo en desempleo crónico. Sigue siendo el segundo país de la UE con mayor número de personas con más de un año de paro a sus espaldas, tanto en cifras absolutas como en porcentaje. Sólo la superan Italia –1,57 millones– y Grecia –13,6%, el doble que España–. La media de la zona euro es del 3,8%.
Como ocurre con otros indicadores laborales, el paro de larga duración muestra diferente comportamiento según la comunidad autónoma. Baleares es la que tiene menos desempleados con más de uno y de dos años sin trabajo, el 6,7% y el 7,8%, respectivamente. Por el contrario, Asturias y País Vasco destacan por el enorme volumen de parados de más de dos años: el 42% y el 41%.
En las islas, la duración media del paro es la menor de todo el país, sólo 8,6 meses, puesto que la mayoría de sus desempleados encuentran trabajo antes, gracias a la oferta estacional del turismo. En cambio, en el País Vasco, la segunda comunidad con menor tasa de paro de España después de Navarra –un 8,63%–, el tiempo medio de permanencia en el desempleo es el mayor del país, 28,4 meses, según explica un estudio sobre el coste social del paro elaborado por Iseak, un grupo de investigación impulsado por la catedrática de Economía Sara de la Rica. Así, en el País Vasco, el número de quienes se apuntan a las oficinas de empleo es más elevado que en el resto de España, al tratarse de un requisito indispensable para acceder a la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) –625 euros mensuales a cambio de formación–. Los autores del estudio precisan que la larga permanencia de sus beneficiarios en los registros del paro se explica por el hecho de que se trata de una medida para reducir la pobreza, que no desincentiva necesariamente la búsqueda de empleoque no desincentiva necesariamente la búsqueda de empleo. “Por el contrario”, aseguran, “la formación que reciben sus usuarios tiene un fuerte impacto positivo en su reincorporación al empleo”.
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Para este año la Comisión Europea calcula que la tasa de paro estructural española será del 14,9%. Se trata de una medida, denominada Nawru por sus siglas en inglés, polémica y puesta en entredicho por muchos economistas, que relaciona paro y salarios. Se supone que mide la tasa de paro a la que puede llegar un país sin que suban los salarios o los precios. O dicho de otro modo, representa la capacidad real que tiene una economía de crear empleo. En teoría, y siempre según los cálculos de la Comisión Europea, si España bajara del 14,9% este año, empezarían a subir los salarios como muestra de que escasea la mano de obra empleable, pese a que el número de parados seguiría siendo enorme. Ése sería el paro estructural español; por encima de esa cifra, el paro sería creado por el ciclo económico.
El caso es que el desempleo ha bajado ya de ese porcentaje, se halla en el 14,02%, y los salarios están subiendo, pero más bien fruto de los acuerdos de la negociación colectiva y del alza del salario mínimo. La inflación, en cambio, sigue en tasas muy discretas –0,5%–. Además, en años anteriores, como en 2015, la Comisión Europea llegó a calcular una tasa de paro estructural elevadísima, del 26,6%, que muchos economistas rechazan por irreal y sinsentido.
En un artículo publicado en los Cuadernos de Información Económica de Funcas, la fundación de las cajas de ahorro, los economistas María Romero y Daniel Fuentes plantean la necesidad de recortar esa tasa de paro estructural puesto que implica la “exclusión laboral de un colectivo nada desdeñable de trabajadores” y, por tanto, “la infrautilización de la capacidad productiva” española. Para ello proponen la reorientación profesional de los parados mayores de 45 años que llevan más de un año sin trabajo y de los jóvenes, reforzando el gasto en políticas activas de empleo. España, recuerdan, es uno de los países de la UE con menor gasto por parado en este capítulo. También recomiendan impulsar el autoempleo, aplicar medidas en defensa de la competencia y reducir las “rigideces del mercado laboral”, pero sin menoscabar la “calidad del empleo generado”.