Uno de los motivos por los que los precios siguen sin bajar en el supermercado es porque en la cadena agroalimentaria sigue habiendo factores que los empujan al alza. Uno de los factores que mantienen los alimentos caros es el precio de los fertilizantes, que siguen disparados, aunque fuentes del sector apuntan que lentamente están bajando. El Ministerio de Agricultura va a trasladar a la UE la próxima semana la necesidad de reducir la dependencia extranjera para fabricar estos abonos, que encarecen toda la cadena productiva de los alimentos desde antes de que salgan de la tierra.
La traslación del precio de los fertilizantes a los alimentos tiene una doble cara. En primer lugar, encarece la actividad de los agricultores, que acaban trasladando este aumento del coste al resto de la cadena, hasta llegar al precio que aparece en la etiqueta del supermercado. Pero hay otro motivo: el hecho de que el precio de los fertilizantes haya estado disparado en los últimos meses ha reducido su uso en las cosechas, y por lo tanto, ha mermado la cantidad de alimentos que salen de ella. Es la ley de la oferta y la demanda: cuanto menos alimentos se producen, mayor es su precio.
“El precio de los fertilizantes va bajando lentamente”, expresa a infoLibre Juan Pardo, presidente de la Asociación Comercial Española de Fertilizantes (ACEFER). “Llegará a un punto en el que se alcance un equilibrio otra vez. En el día a día todavía no se nota la disminución. El agricultor compra los fertilizantes para la próxima siembra, entre febrero y abril. La reducción del precio se notará cuando el cultivo esté creciendo”, añade.
Fuentes del Gobierno, con datos de la segunda quincena de noviembre de 2022, expresan una conclusión similar: los precios están bajando “de forma sensible”, aunque reconocen que aún se mantienen en valores muy altos. El precio de los fertilizantes ha llegado a dispararse más de un 100% en 2022.
La necesidad de tener fertilizantes asequibles made in Europe
Los fertilizantes aportan nutrientes a las cosechas y son imprescindibles para que estas tengan un rendimiento suficiente para satisfacer una demanda cada vez más creciente. Fuentes del Gobierno han trasladado a infoLibre que el ministro de Agricultura, Luis Planas, ha planteado en varias ocasiones este necesidad en los últimos Consejos de la UE en los que se ha abordado.
En noviembre España presentó una comunicación que fue apoyada por una mayoría cualificada de 15 países de los 27. El objetivo era asegurar el abastecimiento de fertilizante asequible a los agricultores, que a su vez garantiza el abastecimiento suficiente de alimentos a la población. El plan no solo consiste en reducir a corto plazo el precio para tratar de aplacar otro frente de la inflación, sino también a largo plazo: que Europa tenga cierta independencia para abastecer a los agricultores, en caso de otra crisis.
El Consejo de Ministros de la UE volverá a abordar el tema la próxima semana, aunque aún no se ha presentado ninguna iniciativa concreta para reducir la dependencia exterior de estos abonos, que es a lo que urge el ministro Planas.
Tres tipos de fertilizantes, todos caros
Hay tres tipos de fertilizantes: nitrogenados, fosfatados y a base de potasio. Los últimos precios disponibles, de octubre, revelan que se han disparado un 64%, un 36% y un 49%, respectivamente, sobre el mismo mes de 2021. Los agricultores necesitan normalmente de los tres para hacer prosperar sus cosechas. La bolsa básica de abono que se puede adquirir en cualquier tienda de jardinería suele tener un código con tres números, por ejemplo, “15-15-15”, que es la composición de estos tres tipos de fertilizante. Tanto España como la UE dependen del exterior para abastecerse.
“En el caso de los fertilizantes nitrogenados, hacen falta dos cosas para producirlo: gas natural y una atmósfera. Por suerte, atmósfera tenemos. Gas natural no tanto”, broma Juan Pardo. El precio de este tipo de abono se ha disparado, en consonancia con el del gas. “En el futuro será posible utilizar otro tipo de energías para producirlos. Ahora estamos trabajando para intentar hacerlo con hidrógeno verde mediante electrólisis, para producir fertilizante verde”, añade. España es un país dependiente del gas exterior, la mayor parte de Estados Unidos y Argelia.
Respecto al fertilizante fosfatado, el portavoz de la asociación comercial apunta que en España hay varias reservas de fosfato que no son explotables porque no resulta rentable para las empresas: “Hay algo en algunas zonas de Extremadura, pero no se explotan porque no es económico hacerlo. La mayor parte de este tipo de fertilizantes los importamos, la inmensa mayoría desde Marruecos”, añade.
España tiene sus propias minas para producir el potasio necesario para el tercer tipo de fertilizante. “En España hay un único productor, en la provincia de Barcelona: la compañía israelí ICL Iberia. Se producen más fertilizantes potásicos de los que España necesita, por este motivo se exportan”.
Soluciones a corto, medio y largo plazo
En el tercer Real Decreto-ley de mitigación de efectos de la invasión rusa de Ucrania, anunciado en diciembre, el Gobierno ha incluido una línea de 300 millones de euros para subvencionar el acceso de los agricultores a los fertilizantes. El Ejecutivo estima que unos 300.000 agricultores se beneficiarán de esta ayuda directa, que será de 22 euros por hectárea en superficie de secano y 55 en regadío, hasta un máximo de 300 hectáreas. Esto se suma a la deducción del 15% para la adquisición de fertilizantes sobre el IRPF.
El presidente de la Asociación Comercial Española de Fertilizantes valora que el ministro de Agricultura “es muy consciente” de la situación del sector: “Nos reunimos con él dos veces al año y cuatro con su secretario general. La ayuda viene estupendamente, pero dará para lo que dé. Si el precio del fertilizante baja, dará para más. En cualquier caso, bienvenida sea”, señala Pardo.
A medio plazo, el Plan de Recuperación de los fondos Next Generation también incluye una línea de ayudas de 135 millones de euros, que gestionan las comunidades autónomas para impulsar la “agricultura de precisión”. Este concepto implica mejorar la eficiencia de las cosechas con base a una multitud de variables; una de ellas, es el ajuste del fertilizante a las necesidades del cultivo.
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El Gobierno ha trasladado esa cantidad a las comunidades autónomas en dos anualidades: una a finales de 2021 y otra a finales de 2022. Las regiones ya han publicado sus convocatorias de la primera mitad de la financiación. Por ejemplo, en el caso de la Comunidad de Madrid, el plazo se extendió entre el 30 de abril y el 30 de mayo.
A largo plazo, el plan es hacer que Europa sea más independiente del exterior para tratar de evitar otra oleada inflacionista sobre todos los productos alimentarios: “La idea no es que Europa sea autárquica ni autosuficiente en fertilizantes, pero para producir alimentos suficientes para aguantar una crisis sí que necesitamos una industria de fertilizantes”, señala el presidente de ACEFER.
“Luego cada país tiene su industria y sus propias ideas, pero el camino es el sentido común. Parece que el sector agroalimentario es el más anticuado, pero está en línea de cabeza de los planes más futuristas de la región, por ejemplo, en cuanto a sus planes de conexión con las energías renovables, como el hidrógeno verde”, remacha Juan Pardo.
Uno de los motivos por los que los precios siguen sin bajar en el supermercado es porque en la cadena agroalimentaria sigue habiendo factores que los empujan al alza. Uno de los factores que mantienen los alimentos caros es el precio de los fertilizantes, que siguen disparados, aunque fuentes del sector apuntan que lentamente están bajando. El Ministerio de Agricultura va a trasladar a la UE la próxima semana la necesidad de reducir la dependencia extranjera para fabricar estos abonos, que encarecen toda la cadena productiva de los alimentos desde antes de que salgan de la tierra.