España se acostó el viernes con la noticia de que la hucha de las pensiones se quedará casi vacía estas navidades. De hecho, para no dejarla a cero, el Gobierno ha preferido tirar de deuda y tendrá que repetir la operación –pedir un préstamo– el próximo año. En la OCDE, el club de los 35 países más desarrollados, 18 cuentan con fondos de reserva que protegen el pago de las pensiones públicas frente a posibles tensiones de tesorería en las arcas del Estado. El informe Una mirada a las pensiones, que el organismo internacional publica cada dos años, avanza que los fondos de reserva tendrán cada vez “un papel más importante en la financiación de los sistemas públicos de pensiones, aliviando el impacto del envejecimiento demográfico en el erario público”. También insta a aumentar el volumen de estos activos en los próximos años al tiempo que destaca la peculiaridad de España, el único país que los ha menguado desde 2012.
Sólo hay un caso en que el fondo de reserva de un país haya desaparecido, el Irish National Pension Reserve Fund, que en 2009 destinó parte de sus activos al rescate de los bancos irlandeses y en 2014 se convirtió en el Ireland Strategic Investment Fund, ahora dedicado a invertir en sectores estratégicos para la economía local.
El fondo de reserva español no se ha agotado aún, pero apenas cuenta con 8.095 millones de euros, el 0,71% del PIB, cuando llegó a acumular 66.815 millones en 2011, el 6% del PIB. Es decir, ha retrocedido al nivel que tenía en 2003, sólo tres años después de su creación. Las huchas de la OCDE poseen de media fondos equivalentes al 19% del PIB de sus países, señala el informe, que utiliza datos de 2015. En ese año, a la hucha española de las pensiones sólo le quedaban ya fondos que representaban el 3% del PIB nacional. El fondo de reserva español se encuentra entre los más jóvenes, al igual que los de Australia, Bélgica, Chile y Polonia, que nacieron el mismo año. También es de los que menor volumen de activos acumulaba incluso en sus mejores días. El más rico es el coreanorico, con 436.950 millones de dólares –369.559 millones de euros–, el 32,8% de su PIB, seguido del luxemburgués, con el 30,2%, el sueco con el 29,5% y el japonés con el 25,8%. Es decir, multiplican por más de cuatro la cantidad que llegó a acumular el fondo de reserva español cuando alcanzó su máximo histórico.
En cualquier caso, la hucha de las pensiones más grande del mundo es la de Estados Unidos, que guarda 2,81 billones de dólares, el 15,4% de su PIB. Sólo el fondo de la Seguridad Social estadounidense supone el 54,7% de los activos acumulados por los fondos de los 18 países de la OCDE que poseen uno. El japonés suma 1,1 billones de dólares, el 22,1% de los activos de esas naciones.
Según las cifras de 2015 aportadas por el informe, incluso Portugal adelantaba a España, con una hucha que suponía el 7,9% de su PIB. En Suecia, el fondo de reserva posee 147.883 millones de dólares, el 29,5% del PIB. La hucha de las pensiones de Finlandia equivale al 8,8% de la riqueza nacional; el de Bélgica, el 5,2%. Con cifras absolutas superiores a las españolas pero relativas al PIB inferiores, la OCDE sitúa a Francia –2,5%–, Alemania –1,1%– y Polonia –1,1%–.
La OCDE también está preocupada por el aumento de la tasa de dependencia, el número de personas mayores de 65 años por cada 100 personas en edad de trabajar. Según sus previsiones, esa ratio se duplicará en 2075: pasará de 28 a 58,6 de mediaratio. Pero en España será aún peor. En 2015 ya era superior en más de dos puntos –30,6– a la media de la OCDE y se disparará hasta 77,5, la segunda más alta sólo después de Japón, en 2050. Para 2075 el organismo pronostica que habrá bajado a 70,54, aun así casi 12 puntos por encima del promedio.
A la cola en número de pensionistas que trabajan
Entre los remedios para garantizar las pensiones de un número creciente de personas mayores, la OCDE no sólo defiende la aplicación de reformas, sino también el recurso a los planes privados y a los fondos de reserva públicos, además del incentivo a las fórmulas flexibles de jubilación. Y en este último apartado, España también es singular.
Es el país de la OCDE donde menos personas compatibilizan el trabajo con una pensión, sólo el 0,5%. En Suecia, el primero de la lista, el 17% trabaja y cobra una prestación. En Reino Unido, el 16,3%. La media de la Unión Europea se sitúa en el 6,2%.
Pese a que el Gobierno promociona el envejecimiento activo y desde 2013 permite combinar pensión –sólo el 50%, si el trabajador no es autónomo– con un empleo, en España el número de quienes se han acogido ronda los 30.000. El informe de la OCDE resalta que España es uno de los siete países del club que limita las pensiones a quienes quieren seguir trabajando más allá de la edad legal de jubilación.
De ahí que España también figure en la cola de los países con tasas de empleo más bajas entre los individuos de mayor edad. Entre los de 65 a 69 años, sólo siguen en activo el 5,3% de los españoles. En Estados Unidos siguen trabajando en esas edades el 31% y en Corea hasta el 45%. Pero también el 39,3% de los israelíes, el 21% de los británicos, el 15,5% de los alemanes… Aunque es reseñable que el descenso más acusado de la actividad comienza mucho antes en España: de quienes tienen entre 55 y 59 años sólo trabajan el 59,3%, 10 puntos porcentuales por debajo de la media de la OCDE. A esa edad siguen en activo el 85,7% de los islandeses, el 83,2% de los suecos, el 79,4% de los alemanes o el 70,7% de los franceses. Una razón para este diferencial son los despidos colectivos de la crisis, que han echado del mercado de trabajo a los individuos de mayor edad y antigüedad en las empresas, incentivando en muchos casos su marcha con jubilaciones anticipadas.
Éxito contra la pobreza de los mayores de 65 años
Otro de los parámetros en los que destaca España es en la llamada tasa de reemplazo, la relación entre los salarios percibidos y la pensión que se cobra una vez jubilado el trabajador. La española es de la más altas de la OCDE, el 72,3% en 2015. Según pronostica el organismo, llegará al 82% en 2019, casi 20 puntos por encima de la media de la OCDE para ese año. Aunque el documento también hace notar que en algunos países la tasa de reemplazo cae según avanza la edad del pensionista. Ocurre con España, que es donde más se recorta –sólo superada por Austria–: a los 80 años, la pensión equivale al 60% del salario que el jubilado cobró cuando trabajaba, 12,3 puntos menos que cuando se retiró. La razón es que en España, a diferencia de otros países, las pensiones no se actualizan según crecen los salarios, explica el informe. En la OCDE, la caída promedio de la tasa de reemplazo a los 80 años es la mitad que en España, seis puntos porcentuales.
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El documento compara también el importe acumulado de la pensión pública que cada trabajador cobra durante todo su retiro. El mayor lo perciben los jubilados de Luxemburgo, donde equivale a 22,4 veces su salario anual en el caso de los hombres y 24,5 veces en el de las mujeres. Los pensionistas españoles ingresan 15 veces su salario anual y 17,3 veces las españolas. El importe percibido por las mujeres es mayor que el de los hombres porque su expectativa de vida es mayor. El acumulado también varía dependiendo del método con el que se actualizan las pensiones: según la inflación, según la evolución de los salarios o del PIB. En España, desde la reforma de las pensiones de 2013, suben un porcentaje fijo, del 0,25%, si la Seguridad Social tiene déficit. Si no, suben lo que el IPC más un 0,5%.
Con estas cifras, España es uno de los países de la OCDE donde los pensionistas tienen unos ingresos más altos en relación con el resto de los ciudadanos. Son un 95% superiores a la media nacional. El promedio de los 35 miembros del organismo no supera el 87,6%. Esos ingresos proceden en un 70,6% de las prestaciones públicas que reciben, pero en Bélgica se elevan al 84,1% y en Francia al 77,3%. Del capital –planes de pensiones privados– proceden el 11,1% de los ingresos, la mitad que en Dinamarca, por ejemplo. Sólo en un 18,3% se trata de salarios porque siguen trabajando.
Según el informe, los sistemas públicos de pensiones resultan ser eficaces, al menos en 20 de los 35 países de la OCDE, a la hora de proteger a los mayores de 65 años de la pobreza. Así, el estudio resalta el caso de España entre los “más notables” –junto con Grecia–, puesto que la tasa de pobreza de quienes superan los 65 años, el 5,4%, está 10 puntos por debajo de la tasa de la población general. Entre los hombres es incluso menor, el 3,7%, tres puntos inferior a la de las mujeres.
España se acostó el viernes con la noticia de que la hucha de las pensiones se quedará casi vacía estas navidades. De hecho, para no dejarla a cero, el Gobierno ha preferido tirar de deuda y tendrá que repetir la operación –pedir un préstamo– el próximo año. En la OCDE, el club de los 35 países más desarrollados, 18 cuentan con fondos de reserva que protegen el pago de las pensiones públicas frente a posibles tensiones de tesorería en las arcas del Estado. El informe Una mirada a las pensiones, que el organismo internacional publica cada dos años, avanza que los fondos de reserva tendrán cada vez “un papel más importante en la financiación de los sistemas públicos de pensiones, aliviando el impacto del envejecimiento demográfico en el erario público”. También insta a aumentar el volumen de estos activos en los próximos años al tiempo que destaca la peculiaridad de España, el único país que los ha menguado desde 2012.