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Medio millón de parados llevan más de cuatro años sin trabajo y la mayoría son mujeres mayores de 55 años

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Casi medio millón de desempleados en España llevan más de cuatro años sin trabajar. Para ser precisos, 482.400 personas, el 14,1% de los 3,41 millones de parados que cuenta la Encuesta de Población Activa (EPA) en el tercer trimestre de 2021. Superan el 13,5% de noviembre de 2013, en lo peor de la crisis financiera, aunque en cifras absolutas el número es mucho menor: entonces había casi seis millones de parados y, entre ellos, quienes llevaban más de cuatro años en las listas del desempleo ascendían a 801.306. En todo caso, el dato es preocupante ya que el llamado paro de larga duración, el que afecta a quienes sobrepasan el año sin trabajo, no ha dejado de aumentar durante toda la pandemia. Según la última EPA, 1,64 millones de personas se encuentran en esa situación, casi la mitad –el 48%– de los parados. Y su número se ha elevado en 252.000 desde el cierre de 2019. El número de quienes llevan entre uno y dos años sin trabajo ha crecido tanto que ha regresado al nivel de 2016, en los inicios de la recuperación de la anterior crisis.

Para hacer una radiografía del paro de larga y muy larga duración, basta con destacar que de los 1,64 millones de personas que lo sufren, el 57,4% lleva más de dos años sin trabajo. Suman casi un millón –940.400– de personas, y de éstas, a su vez, son más de la mitad, el 51,3%, los que superan los cuatro años en el desempleo.

La última cifra procede de los microdatos de la EPA, que han sido analizados por Asempleo, la patronal de la Empresas de Trabajo Temporal. Según esos datos, el perfil del parado crónico es muy claro: tiene más de 55 años –uno de cada tres, unos 102.200–, y es una mujer –el 60%–. Además, posee una baja cualificación profesional: el 44% de quienes llevan menos de dos años en el paro y el 56% de quienes llevan más tiempo sólo poseen estudios primarios. Y donde más desempleados crónicos hay es en el País Vasco, precisamente la comunidad autónoma con menor tasa de paro, el 9,91%, cuatro puntos y medio por debajo de la media nacional. Allí quienes superan los cuatro años sin trabajo suponen el 22,2% de los parados. Le sigue Murcia, con un 18,3%, y Andalucía, con el 17,7%. Por el contrario, los territorios con menos paro enquistado son Baleares, con el 7,7%, y Cataluña, con el 9,7%.

Desde que estalló la pandemia, en marzo de 2020, el paro de larga y muy larga duración volvió a crecer después de años de recorte continuado. Según se recuperaba el PIB, iba menguando el número de quienes se quedaban atrapados en las listas del SEPE y no conseguían reenganchar con el mundo del trabajo. Las restricciones a la actividad forzadas por el covid invirtieron la tendencia, hasta que en el último trimestre de 2021 se produjo la primera caída en el número de desempleados de larga duración: un descenso de 96.000 personas.

Mujeres mayores de 55 años

El problema es que ese descenso no fue homogéneo ni por edades ni por sexo. Hay un grupo que no se ha beneficiado de la mejoría general, las mujeres mayores de 55 años. El 51,6% de quienes llevan entre uno y dos años en el paro son mujeres y son más incluso, el 57,8%, entre quienes superan los dos años sin trabajo. Desde que estalló la pandemia, hay 55.000 mujeres más en el primer grupo y 117.100 más en el segundo. Un total, por tanto, de 172.000 paradas de larga duración más. Entre los hombres, ha crecido más la cifra de quienes llevan entre uno y dos años sin trabajo –148.000 nuevos parados--, pero se ha reducido en 30.400 el de los que superan los dos años, por lo que el dato total es menor, 117.600 nuevos desempleados crónicos. Y este último trimestre el grupo de mujeres paradas que ha seguido creciendo cuando en el resto de edades se reducía ha sido el de mayores de 55 años con más de dos años sin trabajo.

En la comparación europea también se ve claramente el mismo sesgo. Según Eurostat, mientras en la Unión Europea la media de mujeres que sufren el paro de larga duración es el 2,6% de la población activa, en España esa cifra casi se triplica, y alcanzaba en 2020 el 6,1%, mientras que los hombres suponían el 2,4% en la UE y el 4,1% en España.

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Según el análisis de Asempleo, la bolsa del desempleo cronificado se nutre de muchos de quienes perdieron su trabajo en la anterior crisis, sobre todo en el sector de la construcción. Cuanto más tiempo se pasa en el paro, mayor es la pérdida de habilidades profesionales y más difícil resulta volver a la actividad. Si, además, su cualificación profesional ya era baja de inicio, resulta más complicado todavía reunir los requisitos demandados por unas empresas acuciadas por los cambios tecnológicos. Si no se supera el año en el paro, Asempleo calcula en un 24% las probabilidades de encontrar un nuevo empleo, pero si se supera ese umbral, se reducen al 9%.

Sin prestaciones

A ello se le suma el hecho de que los parados de larga duración terminan consumiendo las prestaciones de desempleo. La contributiva se puede cobrar durante un máximo de dos años, dependiendo del tiempo que se haya estado empleado antes. Entonces se puede percibir el subsidio de desempleo, por un máximo de seis meses, que se pueden prorrogar. Es decir, quien supere los dos años en el paro, puede en el mejor de los casos cobrar el subsidio... o nada. De acuerdo con las estadísticas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), en noviembre había 773.518 perceptores de una prestación por desempleo, de los que 170.460 no son parados sino beneficiarios de un ERTE. Es decir, de los 3,41 millones de desempleados de la EPA, apenas el 17,6% están cobrando una prestación contributiva. Si se les suman los 822.058 que cobran el subsidio, la cobertura se eleva al 41,7%.

Asempleo analiza con asiduidad las cifras del paro de larga duración porque sostiene que este tipo de trabajadores tienen más probabilidades de reincorporarse a la actividad mediante contratos temporales. La Ley de Empleo cuyo anteproyecto aprobó el Consejo de Ministros el pasado 4 de diciembre establece como uno de los colectivos que recibirán “atención prioritaria” para las políticas activas de empleo –formación y recualificación profesionales– a los parados de larga duración y a los mayores de 45 años.

Casi medio millón de desempleados en España llevan más de cuatro años sin trabajar. Para ser precisos, 482.400 personas, el 14,1% de los 3,41 millones de parados que cuenta la Encuesta de Población Activa (EPA) en el tercer trimestre de 2021. Superan el 13,5% de noviembre de 2013, en lo peor de la crisis financiera, aunque en cifras absolutas el número es mucho menor: entonces había casi seis millones de parados y, entre ellos, quienes llevaban más de cuatro años en las listas del desempleo ascendían a 801.306. En todo caso, el dato es preocupante ya que el llamado paro de larga duración, el que afecta a quienes sobrepasan el año sin trabajo, no ha dejado de aumentar durante toda la pandemia. Según la última EPA, 1,64 millones de personas se encuentran en esa situación, casi la mitad –el 48%– de los parados. Y su número se ha elevado en 252.000 desde el cierre de 2019. El número de quienes llevan entre uno y dos años sin trabajo ha crecido tanto que ha regresado al nivel de 2016, en los inicios de la recuperación de la anterior crisis.

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