El oro brilla en el caos arancelario de Trump: la onza supera el récord histórico de 3.200 dólares

La tormenta arancelaria tiene a las bolsas en una constante fluctuación, a las empresas instaladas en la incertidumbre y a los responsables políticos europeos buscando mercados que amortigüen una posible ruptura comercial con Estados Unidos (EEUU). En medio de este vendaval, el oro ha irrumpido como uno de los activos de inversión más atractivos, de forma que la onza ya se paga a unos 3.200 dólares y su precio no para de encadenar récords a medida que avanza la crisis comercial. En los últimos doce meses su cotización se ha incrementado en más de 840 euros y la razón principal, coinciden los expertos, es su papel como valor refugio.
Javier Molina, analista de la compañía de inversión eToro, explica que la salida de dinero desde fondos cotizados en bolsa que se produjo a lo largo de estos meses es síntoma de “una creciente inquietud” entre los inversores. “Este éxodo se contrapone a la creciente atracción por activos tradicionales y refugios de valor, como el oro, que se consolida como la alternativa preferida en un entorno de volatilidad”, concluye.
Los tiempos convulsos en los mercados suelen ser buenos para el metal dorado. Se considera un refugio porque históricamente ha mantenido su valor e incluso lo ha incrementado a pesar de las crisis y los periodos de incertidumbre. Durante la recesión global de 2008, el oro experimentó un notable aumento en su precio, alcanzando por primera vez los 1.000 dólares por onza en marzo de ese año. En la crisis del coronavirus de 2020 firmó otro récord de 1.943 dólares por onza y en agosto de ese año sobrepasó los 2.000 dólares por primera vez en la historia. La guerra arancelaria que Donald Trump ha desatado sobre el mundo tampoco parece sentarle mal y en marzo de este año superó otra marca histórica, cotizando por encima de los 3.000 dólares.
“El precio del oro ha marcado recientemente una sucesión de récords: en 2024 se registraron 40 nuevos máximos y su precio en dólares subió un 19% en el primer trimestre de este año, el mayor incremento trimestral desde 1986”, explica Ned Naylor-Leyland, gestor de inversiones, oro y plata del fondo Jupiter Gold & Silver. “Estas ganancias obedecen al papel que desempeña como refugio en tiempos de incertidumbre y como activo diversificador”, concluye. En lo que va de 2025 el metal ha subido más de un 20%, de hecho, según los analistas de eToro, en los primeros días de marzo se registró una entrada en fondos de este material de alrededor de 5.000 millones de dólares, mientras los fondos de criptomonedas experimentaban la salida de 2.600 millones. Unos movimientos que los expertos achacan a la percepción de riesgo alto que tienen los inversores.
“El oro es un refugio sencillamente porque tiene valor en sí mismo, además de una gran liquidez al poder convertirse en cualquier moneda”, explica Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas. Una de las características que mantienen al oro a resguardo de las crisis de pánico —que sí sufren, por ejemplo, las bolsas— es que carece de riesgo de contraparte. Esto quiere decir que tiene valor en sí mismo y no depende del comportamiento o de la gestión de otra persona, entidad o gobierno. Por eso es una inversión diferente de, por ejemplo, las acciones, cuyo riesgo de contraparte está en que la empresa quiebre, o de los bonos, en los que el riesgo está en que una compañía o gobierno determinados no los pueda abonar al vencimiento, algo que con el oro esto no sucede. “Es muy independiente de cualquier actuación de los Estados para influir en su valor”, concluye Pedraza.
Fin al idilio de Trump con las bolsas
La incertidumbre ha pasado a ser el sustantivo más repetido desde que se inició la crisis de los aranceles y quienes acuden al oro lo hacen en busca de una guarida mientras pasa la tormenta. Y es que Donald Trump empezó siendo un aliado para las bolsas, pero el idilio va camino de no terminar muy bien.
Precios más altos, inflación y menos competencia: los aranceles de Trump llegan al bolsillo de los ciudadanos
Ver más
En diciembre, las promesas de desregulación, la integración de las criptomonedas o su insistencia en reducir impuestos sonaban bien en un Wall Street que avanzaba en positivo. Incluso se llegó a denominar como Trump Trade (el comercio de Trump, en castellano) a la conjunción de un dólar fuerte con unos mercados al alza. Pero los aranceles y sus continuos cambios de opinión terminaron por dar la vuelta a esta situación y en el cuarto mes del año llegaron semanas negras para la economía mundial. Desde el 2 de abril —denominado en la jerga trumpista como el Día de la Liberación—, índices estadounidenses como el Nasdaq o el S&P 500 dibujaron una caída en picado que siguieron también el resto de bolsas mundiales.
“Cuando no se sabe lo que va a pasar en los mercados, lo que buscas es algo que no tenga un emisor. La lógica es buscar un activo en el que no dependas de las políticas que se están haciendo y el oro es uno de ellos”, explica Lluís Aragonés, experto en sistemas financieros y doctorando de la Universidad de Navarra. Aragonés, como la mayoría de los expertos consultados, explica que este escenario de guerra comercial está gobernado por la incertidumbre y eso afecta también al dólar y debilita su reputación de activo refugio. “El qué va a hacer Trump, cuándo va a ejecutar los aranceles o cuánto le puede subir a China, afecta también al dólar y a la política de su banco central”, concluye.
Por el momento, la mayor parte de su paquete arancelario está paralizado durante 90 días y las conversaciones entre la Unión Europea y Washington empezaron esta semana, aunque la desconfianza de los mercados tardará en desaparecer y el oro, previsiblemente, seguirá siendo el lugar en el poner a cubierto las inversiones. En su discurso de investidura, tras llegar a la presidencia en enero, Donald Trump señaló que comenzaba “la era dorada de Estados Unidos”, una predicción que tal vez se esté cumpliendo, aunque no en los términos que él esperaba.