El patrimonio de las sicav se dispara en España un 48% durante la crisis

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El cliché sobre las oportunidades que encierra cada crisis se ha convertido para algunos en una verdad incontestable. Por ejemplo, para el mercado de las sicav. Las Sociedades de Inversión de Capital Variable son instrumentos de inversión colectiva que precisan un mínimo de 100 socios y un capital también mínimo de 2,4 millones. Su característica más sobresaliente, su mayor atractivo, lo constituye el régimen fiscal: tributan sólo al 1% por los beneficios obtenidos. De ahí que se haya convertido en uno de los vehículos favoritos de las grandes fortunas, que pueden diferir el pago de sus impuestos. Los accionistas pagan a Hacienda por los dividendos que se reparten o cuando venden sus acciones al tipo establecido para las rentas de capital: el 19,5% los primeros 6.000 euros anuales, el 21,5% hasta los 50.000 y el 23,5% a partir de esa cantidad.

Pues bien, ajenas a la depresión económica general, las sicav llevan desde 2012 en pleno auge. Se han disparado el número de sociedades, la cifra de socios y, sobre todo, el volumen de su patrimonio, que ha crecido un 48% desde entonces. Al terminar ese año, el patrimonio de las sicav radicadas en España ascendía a 23.681 millones de euros. A 31 de octubre de este año se eleva a 35.029 millones, 11.347 millones de euros más.

Para hacerse una idea de la cantidad, basta con recordar que supera los 32.744 millones en que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, cifró la deuda de Grecia con España, con la que, dijo, se podrían haber subido “las prestaciones por desempleo un 50% o las pensiones un 38%”. Para pagar las prestaciones del paro, el Presupuesto del Estado reserva una partida de 19.821 millones de euros en 2016.

También a 31 de octubre de este año, según los datos de la patronal financiera Inverco, en España están registradas 3.393 sicav. Desde 2012 se han constituido 426. Y el número de sus socios ha crecido un 2% hasta situarse en 491.446. En resumen, disfrutan de sus máximos históricos.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que tiene encargado el control de las sicav, publica los beneficios de estas sociedades. En 2014 ganaron 1.656 millones de euros, un 24,3% más que en 2012, pero un 30,8% menos que en 2013, cuando alcanzaron unos beneficios récord de 2.396 millones de euros. Su mayor atractivo, ese 1% de tributación, es también el motivo por el que las sicav suelen estar en el centro de la polémica. El ejercicio pasado, las 3.226 sicav registradas sólo pagaron al fisco 15,1 millones de euros.

Huida de las bajas rentabilidades

Del momento dulce de estos instrumentos de inversión tienen la culpa los tipos de interés, a cero desde 2008. Con los depósitos bancarios casi sin remuneración y la rentabilidad de la renta fija en mínimos históricos, el dinero ha virado hacia las sicav con entusiasmo a la búsqueda de mayores rendimientos. Algunas pueden superar el 18% o el 20% de rentabilidad. La media del Íbex 35 no llega al 5%.

Las mayores sicav por su patrimonio son las dos propiedad de la familia March: Torrenova Inversiones, con 1.257 millones de euros, y Cartera Bellver, con 517 millones. También son dos de las tres sicav con mayor número de partícipes: 5.445 la primera y 2.979 la segunda. Pero la que reúne a un mayor número de socios es Brunara, gestionada por el BBVA: 7.539. Por su patrimonio les siguen las sicav de Alicia Koplowitz, Sandra Ortega –hija del fundador de Inditex–, Jorge Gallardo Ballart –propietario de la farmacéutica Almirall–, las dos de la familia Del Pino –dueños de Ferrovial–, la familia Botín

Si el ránking se elabora a partir de los bancos que las gestionan, el número uno es el Santander, con un total de 511 sicav y un patrimonio conjunto de 5.062 millones de euros. Después, el BBVA suma 3.678 millones de euros en 366 sicav. Banca March gestiona 3.250 millones de euros repartidos en 149 sociedades. Bankinter y Banco Sabadell completan el sexteto.

Los partidos piden control sobre los socios de paja

La baja tributación de las sicav es tema recurrente cada vez que se habla de reforma fiscal. Y la campaña electoral ha vuelto a poner a estas sociedades en boca de los líderes políticos. Podemos aboga directamente por eliminarlas, puesto que su único objetivo, dice Pablo Iglesias, es que “los ricos no paguen impuestos”.

Los demás partidos no llegan tan lejos. Eso sí, todos piden mayor control. Ciudadanos propone devolver la vigilancia fiscal de las sicav a la Agencia Tributaria. Desde 2005 es la CNMV la que supervisa. También pretende que las sicav sean auténticas instituciones de inversión colectiva y no como ahora, que en realidad ocultan “vehículos de inversión privada para grandes fortunas”, explica el partido de Alberto Rivera en sus propuestas fiscales. Se trata de uno de los aspectos más criticados de las sicav. De esos 100 socios mínimos necesarios para constituir una, sólo unos cuantos son partícipes reales, miembros de una familia, por ejemplo. El resto son personas de paja, conocidos como “mariachis”, que hacen de relleno para poder crear la sicav.

También la Asociación de Inspectores de Hacienda cree que el control de las sicav debe centrarse en los socios de paja más que en el aumento de la tributación. Según el sindicato de técnicos de Hacienda, Gestha, el 80% de estas sociedades cuentan con socios de relleno. Gestha aboga, además, por limitar al 4% el capital que cada inversor puede poseer en la sicav.

En ese punto casi coinciden con la propuesta electoral de Izquierda Unida, que pide restringir al 5% la participación de cada socio. El partido de Alberto Garzón sí que reclama subir la tributación de las sicav: del 1% actual al 5%.

En la misma línea se ha expresado el PSOE. La Agencia Tributaria debe recuperar el control de las sicav, asegura, y debe fijarse un porcentaje máximo de participación para cada socio, aunque no lo precisa. Además, los socialistas consideran necesario establecer “un periodo de permanencia máximo de las plusvalías acumuladas sin que tributen”.

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¿Fuga?

Frente a esta batería de propuestas, la patronal financiera Inverco advierte de que modificar el régimen de las sicav supondrá su fuga hacia países como Luxemburgo o Irlanda, con tributaciones mínimas. Según sus cálculos, 17.000 millones de euros desaparecerían de España. Quienes se oponen a tocar estos vehículos privilegiados de inversión ponen también como ejemplo lo sucedido en el País Vasco. En 2009 el Gobierno del PNV, apoyado por el PSE, equiparó la tributación de las sicav con la de cualquier otra sociedad. Entonces la CNMV tenía registradas 90 sicav en el País Vasco. Hoy no queda ninguna. Se trasladaron enseguida a Madrid y Barcelona.

Habrá que esperar a ver lo que ocurre ahora en Navarra. El nuevo Gobierno foral, integrado por Geroa Bai, EH Bildu e Izquierda Ezkerra, y apoyado por Podemos, ha imitado la medida vasca, que debe aún ratificar el Parlamento. En Navarra, la CNMV tiene registradas ocho sicav. Tanto el País Vasco como la Comunidad Foral disfrutan de regímenes fiscales propios, establecidos en sus respectivos Conciertos Económicos, que le permiten adoptar este tipo de decisiones.

El cliché sobre las oportunidades que encierra cada crisis se ha convertido para algunos en una verdad incontestable. Por ejemplo, para el mercado de las sicav. Las Sociedades de Inversión de Capital Variable son instrumentos de inversión colectiva que precisan un mínimo de 100 socios y un capital también mínimo de 2,4 millones. Su característica más sobresaliente, su mayor atractivo, lo constituye el régimen fiscal: tributan sólo al 1% por los beneficios obtenidos. De ahí que se haya convertido en uno de los vehículos favoritos de las grandes fortunas, que pueden diferir el pago de sus impuestos. Los accionistas pagan a Hacienda por los dividendos que se reparten o cuando venden sus acciones al tipo establecido para las rentas de capital: el 19,5% los primeros 6.000 euros anuales, el 21,5% hasta los 50.000 y el 23,5% a partir de esa cantidad.

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