La prejubilación es cosa de hombres: el número de los que se retiran antes de los 65 años triplica el de mujeres

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La brecha salarial entre los sexos no sólo es una distorsión con obvios perjuicios para quienes cobran menos, sino que el agravio, además, se perpetúa al llegar la hora de jubilarse. Las mujeres tienen salarios un 17% inferiores a los hombres y cotizan menos años y de forma más desigual. Además se han incorporado más tarde al mundo del trabajo. El resultado es que, por ejemplo, la jubilación anticipada en España es un asunto de hombres. En enero y febrero de este año se han retirado antes de la edad legal –65 años y tres meses– un total de 18.306 hombres, casi el triple de las 6.676 mujeres.

La Seguridad Social sólo proporciona datos de las altas de jubilación, distribuidas por sexo y edad, de estos dos primeros meses de 2015. No ofrece ninguna cifra así detallada de años anteriores. En 2014, en cualquier caso, accedieron a la jubilación anticipada un total de 122.517 trabajadores, un 3% más que el año anterior, aunque casi un 4% menos que en 2012. No es un número pequeño precisamente: equivalen al 41% de los que se jubilaron el año pasado: 298.493 personas. De ellas, el 65% fueron hombres. Es decir, el número de varones que se jubilan a la edad legal no llega a duplicar al de mujeres; pero el de los que se prejubilan lo triplica.

Y es así porque, con sueldos más bajos y menos tiempo cotizado –el 72% de los contratos a tiempo parcial los firman mujeres–, las trabajadoras lo tienen más difícil para alcanzar a los 61 años los 33 de cotización que exige la ley para prejubilarse a esa edad, también para conseguir una cuantía de pensión suficiente. Tanto a la jubilación anticipada a los 61 años –previo despido y con seis meses inscrito en el paro antes de solicitar el retiro– como a la voluntaria a los 63 años –que requiere sumar 35 años cotizados– se les aplican unos coeficientes reductores sobre el salario cobrado en activo. De ahí que sean necesarios mejores sueldos para jubilarse antes de la edad legal. Y ahí las mujeres están en desventaja: deben trabajar más años para conseguir una pensión digna.

Dos millones de mujeres con pensiones de menos de 600 euros

De hecho, la pensión media de los prejubilados es superior a la de quienes dejan de trabajar a la edad legal: la mayoría proceden del régimen general –las pensiones de los autónomos son más bajas– y de los sectores de actividad con bases de cotización más altas. Así, en los dos primeros meses del año, la pensión media de los prejubilados asciende a 1.550 euros mensuales, por sólo 1.233 euros la de los retirados a los 65 años y tres meses.

Claro que no sólo se prejubilan menos las mujeres por falta de años cotizados, sino que también su pensión es menor porque cobran salarios inferiores cuando trabajan. Los hombres jubilados anticipadamente en enero y febrero de este año perciben una pensión media de 1.503,76 euros al mes, mientras que las mujeres tuvieron que conformarse con 1.121,32 euros, un 25,4% menos.

La brecha salarial es aún más patente si se observa la cuantía de las pensiones en vigor, independientemente de la edad de retiro. El número de mujeres que cobra prestaciones por jubilación de menos de 600 euros mensuales –2,1 millones a 1 fecha de marzo– duplica al de hombres. Pero jubiladas que perciben pensiones superiores a los 2.000 euros sólo hay 91.670. Los hombres ascienden a 538.929, casi seis veces más.

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Más mujeres en el mercado de trabajo

De las 5,6 millones de pensiones de jubilación que paga el Estado, 273.809 las abona a hombres retirados antes de los 65 años. Y sólo 93.540 a mujeres, tres veces menos. Esta brecha adicional debería ir cerrándose conforme vayan jubilándose los españoles del baby boom de los años 60 y 70, incluidas las mujeres que fueron incorporándose masivamente al mercado de trabajo en los 80 y 90.

Si en 1982, la Encuesta de Población Activa (EPA) sólo registraba 3,2 millones de mujeres ocupadas, en 2014 eran ocho millones. Oro tanto debería ocurrir con los salarios, si la precarización del empleo en los próximos años de recuperación económica lo permite. Según los datos más antiguos que recopila el Instituto Nacional de Estadística (INE), la diferencia salarial entre hombres y mujeres era en 1995 casi el doble de la actual: el 30%.

La brecha salarial entre los sexos no sólo es una distorsión con obvios perjuicios para quienes cobran menos, sino que el agravio, además, se perpetúa al llegar la hora de jubilarse. Las mujeres tienen salarios un 17% inferiores a los hombres y cotizan menos años y de forma más desigual. Además se han incorporado más tarde al mundo del trabajo. El resultado es que, por ejemplo, la jubilación anticipada en España es un asunto de hombres. En enero y febrero de este año se han retirado antes de la edad legal –65 años y tres meses– un total de 18.306 hombres, casi el triple de las 6.676 mujeres.

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