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El reparto de los impuestos: las empresas aportaban el 22% de la recaudación hace una década y el 12% ahora

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El Gobierno promete para este año una recaudación fiscal de récord que supere la de 2007, la más cuantiosa de la historia. Pretende aumentar los ingresos tributarios casi un 8%, apoyándose en el crecimiento de la economía y del empleo, previsto en un 2,5% para ambos parámetros. Sin embargo, tanto optimismo despierta las dudas de los expertos e incluso de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef). “En España la técnica presupuestaria suele ser inflar los ingresos”, diagnosticó su presidente, José Luis Escrivá, la semana pasada en la Comisión de Presupuestos del Congreso.

Pero no se trata sólo de que a Cristóbal Montoro se le haya ido la mano en esa partida y, al igual que en 2016, la recaudación no vaya a alcanzar las previsiones: el pasado ejercicio el fisco ingresó un 3,7% menos de lo presupuestado –un 2,3% por debajo de la previsión del IRPF y un 2,9% menos del Impuesto de Sociedades–. La recuperación tributaria de 2007, si se produce, distribuirá la carga fiscal de forma muy distinta.

La Airef lo llama “cambio de estructura impositiva”. “[La carga de los impuestos] la hemos dirigido a la parte que crece menos”, explicó José Luis Escrivá en el Congreso. Y esa parte la componen los salarios y el consumo. Según las previsiones dibujadas por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, el 38,8% de los ingresos procederán del IRPF, 2,7 puntos más que hace una década. Y el 33,6%, del IVA, 5,7 puntos más que en 2007. Por el contrario, el Impuesto de Sociedades contribuirá a la recaudación total sólo en un 12,1%, nada menos que 10,2 puntos por debajo de la cifra aportada antes de la crisis. Finalmente, los impuestos especiales –combustibles, alcohol, tabaco, electricidad– representarán un 10,3% de los ingresos, apenas medio punto más que hace 10 años.

Es decir, trabajadores y consumidores sostendrán esa histórica recaudación augurada por el Gobierno, mientras que los impuestos sobre los beneficios de las empresas, pese a aumentar un 12,6% respecto a 2016, reducirán su aportación fiscal si se compara con 2007. El presidente de la Airef lo explicó apuntando, por un lado, que los excedentes brutos de explotación –los beneficios empresariales, junto con el pago de préstamos, alquileres e intereses, en términos de contabilidad nacional– han crecido en los últimos años, mientras los precios y los salarios se han contraído. Y por otro, cifró en 12.000 millones de euros el agujero en el Impuesto de Sociedades, que atribuyó a las “debilidades” que padece su base imponible –beneficios menos ajustes por deducciones y pérdidas de años anteriores–.

Montoro calcula que este ejercicio las bases imponibles totales crecerán un 5,5% respecto a 2016, impulsadas por la “aceleración de la demanda interna y de la remuneración de los asalariados”, según puede leerse en el informe económico y financiero de los Presupuestos del Estado. De hecho, prevé que las bases imponibles asciendan a 1,23 billones de euros, todavía un 3,89% por debajo de las contabilizadas en 2007. Aun así, pretende recaudar un 0,14% más –200.963 millones de euros– de lo que ingresó el Estado hace una década –200.676 millones–.

Salarios y consumo, la parte del león

En concepto de IRPF, el Gobierno prevé que recaudará este año 78.027 millones, un 7% más que el anterior y un 7,45% más que hace una década, cuando España tenía 2,2 millones más de trabajadores ocupados que ahora y la tasa de paro era sólo del 9,6% –hoy está en el 18,6%–. Además, la reforma laboral y la crisis han devaluado los sueldos de tal forma que la remuneración de los asalariados, tal y como la mide la Contabilidad Nacional, se encuentra aún al nivel de 2004. En 2016 la renta bruta de los hogares era de 581.002 millones de euros; Montoro calcula que crecerá un 4,6%, por lo que ascenderá a 615.862 millones este año y se situará un 7,6% por encima de la registrada en 2007.

Por tanto, ese aumento de la renta en poder de los trabajadores será absorbido íntegramente por el aumento de la recaudación, si se cumplen las previsiones fiscales del ministro. Los Presupuestos proyectan que los salarios suban un 1,3% –entre 2007 y 2016 los salarios sujetos a retención se recortaron en un 3%, según los datos de la Agencia Tributaria–. Así que, sobre las subidas de sueldos, el Gobierno proyecta un alza de los tipos medios que, a su vez, provocará “un aumento de las retenciones superior al que se espera en las rentas del trabajo”.

Las pensiones –que también cotizan al IRPF– aumentarán igualmente su aportación fiscal, porque tanto el número de pensionistas como la cuantía de la prestación no dejan de crecer año tras año. Desde 2007, su progresión ha sido espectacular: la cuantía de las sujetas a retención se ha disparado un 46,2%. Por el contrario, la aportación fiscal de los autónomos seguirá en 2017 por debajo de 2007, un 2,7%, pese a su elevado crecimiento en los dos últimos años.

Pero los contribuyentes también aumentarán su aportación fiscal este año en su calidad de consumidores. Los ingresos por el IVA alcanzarán los 67.463 millones de euros, un 20,8% más que en 2007, cuando la economía se encontraba en plena fase de apogeo. Es el cálculo del Gobierno pese a que el gasto final sujeto al impuesto será en 2017 de 439.231 millones, aún un 8,8% por debajo del que había hace una década. Montoro prevé que el aumento del empleo y de los salarios incentive el consumo de los hogares y la compra de vivienda, y por tanto, permita esas cifras mejoradas –un 5,3%– respecto a 2016. Hay que recordar que los tipos del IVA sufrieron dos subidas en 2010 y 2012, y que los cambios de tributación de productos y servicios han sido múltiples estos años.

Los beneficios se recuperan, pero la base imponible no

El problema, como indicó el presidente de la Airef, se encuentra en el Impuesto de Sociedades. El informe económico y financiero de los Presupuestos prevé que los beneficios de las empresas crezcan un 10% este año, el doble que las rentas del trabajo. Y que eso se traduzca en una recaudación del Impuesto de Sociedades de 24.399 millones de euros, un 12,6% más que en 2016, pero todavía un 45,5% por debajo de la que se contabilizó en 2007.

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Es decir, las empresas pagarán este año a Hacienda la mitad que hace una década, aunque sus resultados, como recordaba el presidente de la Airef, se han recuperado del pozo de la crisis. Según la Agencia Tributaria, el resultado contable positivo de las empresas en 2007 sumaba 218.019 millones de euros. Diez años más tarde será de 223.509 millones, un 2,5% más. El informe no incluye una proyección sobre la base imponible para este ejercicio, sólo cifra en 4.600 millones de euros el aumento de la recaudación por las medidas sobre pagos fraccionados y pagos mínimos aprobadas a finales de 2016. La base imponible en 2007 ascendía a 157.627 millones de euros y cayó a su mínimo en 2011, cuando se redujo a 65.889 millones. En 2016 subió hasta 105.118 millones de euros, que aún es un 33,3% inferior a la de 2007: los beneficios se han recuperado, pero la base imponible no.

En 2007, justo antes de que estallara la crisis, la Agencia Tributaria contaba en España un total de 1,42 millones de empresas, de las cuales 30.000 eran consideradas grandes empresas –su volumen de negocio supera los seis millones de euros–. Del total, el 63,7% tenía beneficios, que declaraban un resultado contable positivo medio de 153.459 euros. Los datos más actuales que ofrece la agencia se remontan a 2014, cuando el número de sociedades declarantes había crecido a 1,46 millones, pero las que cerraban con beneficios eran sólo el 42,4%. Para obtener una foto más reciente se puede recurrir a la que ofrecen las 125 sociedades cotizadas, que deben dar cuentas a la CNMV. En 2016 sus resultados crecieron un 13,32%. Los de las 35 grandes del ÍBEX, nada menos que un 65,7%.

Fue el propio Cristóbal Montoro quien, sorprendentemente, encendió el debate cuando pidió a las grandes empresas que “tributaran más” para “sostener la cohesión social”. “No se explica que cualquiera de nosotros esté tributando por el IRPF o una pyme tribute un 18%, y un grupo consolidado tribute el 7%”, criticó en el Congreso el pasado mes de febrero. La CEOE no tardó en replicarle que las grandes empresas pagan mucho más, un 19,2%, y las pymes, un 22,5%. Aunque el discurso de Montoro sonaba “más agresivo que el de Podemos” –llegó a decir el presidente de la patronal, Juan Rosell–, Hacienda va a ser de nuevo más indulgente con las empresas que con los trabajadores/consumidores.

El Gobierno promete para este año una recaudación fiscal de récord que supere la de 2007, la más cuantiosa de la historia. Pretende aumentar los ingresos tributarios casi un 8%, apoyándose en el crecimiento de la economía y del empleo, previsto en un 2,5% para ambos parámetros. Sin embargo, tanto optimismo despierta las dudas de los expertos e incluso de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef). “En España la técnica presupuestaria suele ser inflar los ingresos”, diagnosticó su presidente, José Luis Escrivá, la semana pasada en la Comisión de Presupuestos del Congreso.

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