Demetrio Carceller Arce, empresario, presidente de la cervecera Damm (la familia controla el 42%), primer accionista de la constructora Sacyr (15%) y principal accionista del grupo Pescanova (7,8%), vive tiempos agitados. Los problemas de Sacyr para mantener las obras de ampliación del Canal de Panamá y la operación diseñada para controlar Pescanova van a poner a prueba la capacidad de maniobra y la fortuna de los Carceller.
La fortuna familiar está sometida, además, al escrutinio de la Fiscalía Anticorrupción por las maniobras supuestamente delictivas de Demetrio Carceller Coll, padre de Carceller Arce, para defraudar a la Hacienda Pública. Anticorrupción acusaba también al actual presidente de Damm, pero la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional levantó la imputación al empresario a principios de año.
En la partida empresarial múltiple a la que se enfrenta Carceller, los movimientos son de cientos de millones. Eso, sin contar imprevistos. El más reciente ha sido el levantado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) al probar que en la cervecera Damm, en la que los Carceller declaraban controlar un 27,9% a través de la compañía Disa (primer accionista también de Sacyr), controlan en realidad más del 42%.controlan en realidad más del 42%. La clave: Carceller padre, junto a su esposa Carmen Arce Ochoa, poseen una sociedad llamada Seegrund que controla casi el 14% de Damm.
El asunto tiene trascendencia porque una interpretación estricta de la legislación, que Damm y los Carceller descartan, podría obligar a la familia a lanzar una OPA de exclusión sobre la compañía al sobrepasar el 30% del capital. Frente a esta tesis, los Carceller defienden que una cosa son las acciones del hijo y otra las acciones del padre.
La partida de Pecanova
La posición en Damm, sin embargo, es clave en la partida que los Carceller libran por el control,del grupo Pescanova. Carceller, junto un grupo de fondos (KKR, Ergon y Luxempart) ha propuesto a los bancos acreedores una fuerte quita de la deuda (de entre el 80% y el 90%), acompañada de una "operación acordeón" (reducción y ampliación de capital) en la que se aportaría entre 250 y 300 millones de "dinero fresco". Una cantidad importante. La operación, en cualquier caso, tiene que pasar el filtro de la junta de accionistas.
Son cientos de millones en un contexto empresarial todavía difícil, muy condicionado por la falta de crédito. En ese marco, Carceller se enfrenta a los problemas de Sacyr en Panamá. La constructora, en la que Carceller, a través de Disa Corporación Petrolífera, controla un 13%, necesita dinero fresco para que el consorcio que encabeza junto al grupo italiano Impregilo y el belga Jan De Nul culmine las obras que ganó en 2009 con una oferta de 3.200 millones de dólares.
El consorcio que lidera Sacyr reclama 1.600 millones de dólares más a las autoridades panameñas para concluir las obras. La negociación, en la que ha participado el Ministerio de Fomento está en marcha. Fuentes al tanto de los contactos apuestan por una solución en la que ambas partes, la Autoridad del Canal de Panamá y el consorcio que encabeza Sacyr acercarían posiciones, los panameños aportando algún dinero más y la constructora asumiendo el cumplimiento del contrato.
Crédito cegado
Para ello, necesita también dinero. Con el crédito cegado, fuentes conocedoras de la situación del grupo apuestan por una posible ampliación de capital que daría aire al negocio y permitiría mantener la actividad en Panamá. Un portavoz de Sacyr, sin embargo, ha descartado de plano tal posibilidad y ha destacado la capacidad de obtener recursos del grupo en caso de que lo precisara.
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Sacyr colocó hace dos años en el mercado 230 millones en bonos convertibles en acciones entre inversores institucionales europeos. El vencimiento previsto era el 1 de mayo de 2016 con un interés fijo anual pagadero trimestralmente del 6,50% nominal anual y un precio de conversión inicial de 10,61 euros por acción.
La posibilidad de realizar una nueva emisión es una opción más en el complicado momento empresarial que vive Carceller, sometido más que nunca al escrutinio público por el origen y la gestión de la fortuna familiar.
La fortuna familiar de los Carceller se inició con el abuelo, Demetrio Carceller Segura, exministro de Industria de la dictadura franquista. Carceller Segura, el patriarca, fue ministro de Industria en 1940 y aliado de la Alemania nazi, es considerado por el historiador Josep Fontana como "el iniciador de la corrupción a gran escala" del franquismo.
Demetrio Carceller Arce, empresario, presidente de la cervecera Damm (la familia controla el 42%), primer accionista de la constructora Sacyr (15%) y principal accionista del grupo Pescanova (7,8%), vive tiempos agitados. Los problemas de Sacyr para mantener las obras de ampliación del Canal de Panamá y la operación diseñada para controlar Pescanova van a poner a prueba la capacidad de maniobra y la fortuna de los Carceller.