Los salarios perderían hasta 1,3 puntos de poder adquisitivo con las subidas propuestas por la CEOE

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El presidente de la CEOE, Juan Rosell, ha defendido su propuesta de subida salarial para este año como un “mensaje de confianza y realismo” necesario tras tres años en que el PIB ha crecido a un ritmo del 3,2%. Es decir, los sueldos deben empezar a beneficiarse del auge económico. Sin embargo, con un alza como la ofrecida por las empresas, de entre el 1% y el 2% –más un 0,5% variable–, los salarios seguirán perdiendo poder adquisitivo si se cumplen las previsiones de inflación para este año.

El año comenzó con un IPC aupado en el 3%, después de tres años de inusuales valores mínimos, incluso negativos, y se ha moderado hasta el 2,3% en marzo. El Banco de España prevé que la inflación termine 2017 en el 2,2%. Funcas, la federación de las cajas de ahorro, en el 2,3%. Los servicios de estudios de Caixabank y BBVA creen que llegará al 2,1%. Sólo el Gobierno es más moderado y, en su cuadro macroeconómico, calcula que el IPC no superará el 1,5%.

Por tanto, de aceptar los sindicatos el aumento propuesto por la CEOE, los salarios perderían capacidad de compra por primera vez en toda la recuperación, a no ser que el Ejecutivo acierte en sus previsiones. Aunque el IPC se encaramó en diciembre de 2016 hasta el 1,6%, una décima por encima de la subida salarial pactada por sindicatos y patronal para ese año, el resto del ejercicio se mantuvo en valores mínimos –se hundió hasta el -1,1% en abril– y no alcanzó el 0,7% hasta noviembre.

Así, la pérdida de poder adquisitivo oscilaría entre un mínimo de tres décimas, suponiendo un IPC del 2,3% y una subida salarial tope del 2%, y un máximo de 1,3 puntos, si el alza de los sueldos se quedara en el 1%.

En cualquier caso, la patronal limita los aumentos salariales; por primera vez pretende que no sean generales sino que se decidan “según cada empresa y sector”, “caso por caso”, y “en función de determinadas variables”. Entre ellas, cita los resultados de las empresas, su nivel de ventas, la reducción del absentismo, el aumento de la productividad y la consecución de objetivos. Sobre esos parámetros deberá establecerse el medio punto de subida variable adicional de los sueldos. Según destaca Rosell, el 42% de las empresas españolas está en pérdidas y, de las pequeñas, el 75%.  “Si quisiéramos condicionar toda la evolución de los salarios a la situación concreta de cada empresa, no necesitaríamos un acuerdo interconfederal”, ha replicado el líder de CCOO, Ignacio Fernández Toxo.

Es decir, sólo en algunas empresas los salarios podrían subir un máximo del 2,5%, superar las previsiones de inflación y, por consiguiente, mantener su poder adquisitivo.

El regreso de las cláusulas de revisión salarial

De ahí que, además, los sindicatos insistan en la necesidad de “generalizar” las cláusulas de revisión salarial, para el caso de que la inflación real supere la prevista. Aunque siempre ajustándose a la situación económica de las empresas”, matizan. Estas cláusulas han quedado reducidas al mínimo durante la crisis. En 2011, el 55,4% de los convenios incluían este tipo de actualizaciones. En 2012 eran ya el 30,5%. En 2013 cayeron hasta el 10,9% y en 2015 se hundieron en el 8%. El año pasado, únicamente el 12,7% de los convenios incluían cláusulas de revisión salarial.

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Como en el último Acuerdo de Negociación Colectiva, firmado en 2015, se pactó una subida de “hasta el 1%” para ese año y “hasta el 1,5%” para 2016, los salarios pactados en convenio durante esos dos ejercicios no llegaron a esos topes. En 2015, el alza media fue del 0,72% y el año siguiente, del 1,06%. La primera propuesta de la CEOE era una horquilla del 0% al 1,5%, de la congelación al máximo pactado para 2016.

En la mesa de negociación UGT y CCOO han planteado para este año alzas de entre el 1,8% y el 3,5% y exigen que el acuerdo garantice el poder adquisitivo de los sueldos. “La recuperación, que ya ha llegado al excedente empresarial”, aseguran, “debe trasladarse ahora sin ningún tipo de argucias a los salarios”.

En España, los costes laborales por hora –que incluyen los salariales– crecieron un 0,4% en 2016, hasta alcanzar los 21,3 euros, aunque continúan un 28,5% por debajo de la media de 29,8 euros de la zona euro, según la oficina estadística de la UE, Eurostat. Esa subida también fue inferior a la media de lo que aumentaron en la eurozona, un 1,4%.

El presidente de la CEOE, Juan Rosell, ha defendido su propuesta de subida salarial para este año como un “mensaje de confianza y realismo” necesario tras tres años en que el PIB ha crecido a un ritmo del 3,2%. Es decir, los sueldos deben empezar a beneficiarse del auge económico. Sin embargo, con un alza como la ofrecida por las empresas, de entre el 1% y el 2% –más un 0,5% variable–, los salarios seguirán perdiendo poder adquisitivo si se cumplen las previsiones de inflación para este año.

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