Unas 200 personas se movilizaron este viernes en el centro de Madrid frente a una de las tiendas de la cadena textil Blanco para protestar por la situación que viven los trabajadores de la firma. Los empleados denunciaron, entre gritos y pancartas en contra de los dueños de la franquicia, que llevan dos meses –agosto y septiembre– cobrando con retrasos y a través de pagos fraccionados. Además, el pasado mes de septiembre los dueños de la compañía, un fondo de inversiones Dubaití, anunció la realización de un ERE, del que los trabajadores afirman que se trata de una "cortina de humo" para "llegar a la quiebra y cerrar".
En agosto de 2013, Blanco despidió a través de un ERE a 711 de los trabajadores de su plantilla, tras lo que anunció "cambios en la gestión, la organización y los recursos de la empresa" que tenían que ver con una suerte de expansión de la firma a Dubái, un territorio económico caracterizado por bajos impuestos a las grandes empresas y la aplicación de ventajas fiscales. Poco más de un año después, en enero de 2014, el mayor franquiciador textil de Arabia Saudí, Alhokair, compró la compañía, que había entrado en concurso de acreedores, por más de 40 millones de euros.
En ese país el grupo saudí gestiona más de 70 marcas, entre ellas las españolas Cortefiel y Mango y las del grupo Inditex. De hecho, el grupo gallego entró en Arabia en el 2000 de la mano de la compañía propiedad de los hermanos Fawaz, Salman y Abdul Majid Abdulaziz Alhokair. Aunque la compra se relacionaba en principio con una fuerte inyección de capital y Alhokair se comprometió a garantizar los 1.200 puestos de trabajo con los que contaba la compañía en ese momento, un año después presentó el segundo ERE sufrido por los trabajadores, que se saldó con 189 despidos y el cierre de 12 tiendas en España.
Casi dos años después, el pasado junio, Alhokair vendió Blanco por el doble de precio de adquisición, 83,3 millones de euros, a un fondo de inversiones gestionado por un banco de Dubái. Sin embargo, solo tres meses después de su adquisición, el fondo dubaití anunció lo que supondría el tercer ERE para los trabajadores de la compañía textil –actualmente unos 900–, además de plantear una modificación de las condiciones contractuales para las personas que lograsen conservar su puesto.
Una estrategia para "llegar a la quiebra"
Este último Expediente de Regulación de Empleo, afirma Susana Álamo, trabajadora de Blanco y miembro del comité de la empresa, "es una cortina de humo para llegar a la quiebra y cierre de la empresa". Los empleados todavía no conocen el número de despidos que se plantearían en el ERE ni las modificaciones contractuales que se anunciaron junto al mismo.
Además, tal y como apunta Álamo, "han retrasado hasta en tres ocasiones la fecha para la negociación de las condiciones entre el comité y la empresa", retrasos, afirma, que forman parte de "una estrategia" para que la empresa acabe cerrando. Según la portavoz del comité de empresa, en este momento el fondo dubaití no tiene recursos para afrontar el ERE propuesto, por lo que "la única salida para que no pierdan dinero es llegar a la quiebra".
Los trabajadores señalaron a infoLibre que el director económico de la compañía en España le confesó al franquiciado de una de las tiendas su intención de cerrar la firma si en las próximas dos semanas no conseguía encontrar a ningún comprador. La empresa sí que le comunicó a los empleados la existencia de "cuatro o cinco inversores" interesados en adquirir Blanco, pero los trabajadores insisten en que esta información también "es parte de la estrategia".
Este mismo periódico se puso en contacto con la empresa para conocer las posibles condiciones del ERE planteado, a lo que contestaron seguir "trabajando en ello". Al ser preguntados por los motivos de los sucesivos retrasos en las negociaciones, desde la compañía reafirmaron su intención de celebrar la reunión el próximo siete de noviembre, aunque no explicaron el por qué de los retrasos de las negociaciones. También señalaron "estar al corriente" de los retrasos y fraccionamientos salariales, algo que, zanjaron, "se va a solucionar".
"Algunas solo queremos un despido digno"
Arturo Miranda, otro de los portavoces del comité de la empresa, indica las tres exigencias urgentes de los trabajadores: "Un despido digno y con su justa indemnización para aquellos empleados a los que van a despedir, una serie de garantías y condiciones transparentes que saque de la incertidumbre a los que se quedan y que nos digan la verdad a todos".
"Después de tantas promesas de recapitalizaciones, inyecciones de dinero, supuestos reflotes y garantía de nuestros puestos de trabajo, con lo que nos encontramos es con dos ERE en dos años, una plantilla reducida y unas condiciones que nos impiden revertir esta situación", afirma Miranda, que denuncia que "sin dinero no se puede tener buena ropa, y sin buena ropa no se puede atraer a los clientes"
"Algunas solo queremos un despido digno", afirma una de las trabajadoras, que denuncia que "no se puede vivir cobrando la mitad de tu salario el día 10 de cada mes y la otra mitad fraccionada en dos partes". "A muchas nos están desahuciando de las tiendas, nos cierran de la noche a la mañana y nos ponen en la calle. Es un sinvivir", concluye.
Unas 200 personas se movilizaron este viernes en el centro de Madrid frente a una de las tiendas de la cadena textil Blanco para protestar por la situación que viven los trabajadores de la firma. Los empleados denunciaron, entre gritos y pancartas en contra de los dueños de la franquicia, que llevan dos meses –agosto y septiembre– cobrando con retrasos y a través de pagos fraccionados. Además, el pasado mes de septiembre los dueños de la compañía, un fondo de inversiones Dubaití, anunció la realización de un ERE, del que los trabajadores afirman que se trata de una "cortina de humo" para "llegar a la quiebra y cerrar".