El negacionismo de la violencia de género, el odio hacia el feminismo y el bulo sobre las denuncias falsas son una constante en las intervenciones del líder de Se Acabó La Fiesta (SALF), Alvise Pérez. “Mi objetivo es que Irene Montero vuelva a trabajar a la taberna de Pablo Iglesias” es un ejemplo del discurso machista que presentó el creador de contenido ultra en su campaña para las elecciones europeas. Unos comicios en los que consiguió tres escaños gracias una movilización de hombres heterosexuales y jóvenes.
El 77% de los votantes de Alvise tienen menos de 44 años, pero su calado aumenta entre los hombres jóvenes de 18 a 24 años, donde SALF y Vox podrían haber sumado hasta el 34% de los apoyos frente al 13% del PP y el 9% del PSOE, según el CIS. Un votante joven que también se caracteriza por un discurso misógino cada vez más interiorizado que reflejaron en enero los datos del CIS respecto a la percepción de la igualdad. El estudio concluyó que el 51,8% de los varones de 16 a 24 años está “muy” o “bastante de acuerdo” con que “se ha llegado lejos en la promoción de la igualdad de las mujeres” frente al 44,1% de media entre todas las franjas.
Esta ideas machistas están cada vez más presente en la redes sociales, donde Alvise ha conseguido generar un gran grupo de 800.000 seguidores. El fundador de Se Acabó La Fiesta es la punta de un iceberg que reúne a influencers GymFit, gurús de la seducción y youtubers misóginos. Todos estos mensajes misóginos y antifeministas se agrupan en lo que se conoce como machosfera, que tiene como objetivo principal atraer a estos primeros votantes.
Mensajes y soluciones sencillas
Los jóvenes pasan varias horas diariamente chateando y viendo cientos de vídeos. Unicef establece que un 33% de los adolescentes españoles realiza un uso adictivo o problemático de Internet y redes sociales. Sitios web con una maraña de contenidos de diversa índole que recomienda el algoritmo y del que forman parte los discursos misóginos. Contienen mensajes y explicaciones dirigidas a jóvenes hombres heterosexuales, que cada vez se informan más solo a través de redes sociales, y que estas provocan que la machosfera acabe siendo su única fuente de información acerca del feminismo o la masculinidad.
Los vídeos son cortos, dinámicos, con humor y consiguen cientos de miles de visualizaciones en pocos minutos. Beatriz Ranea, investigadora y profesora especializada en estudios de género en la Universidad Complutense, explica a infoLibre que el contenido de la machosfera es "fácilmente asimilable y con una gran comunidad detrás que los que los difunde" apoyada en la popularidad de los creadores de contenido.
La mayoría de sus mensajes conducen a una imagen del hombre triunfador y a la mujer como obstáculo. Estas son las bases, sobre todo, del discurso de los influencers GymFit entre los que destaca Amadeo Llados. Un pseudogurú madrileño de desarrollo personal que se ha hecho muy popular en TikTok y que vende cursos en los que recomienda hacer burpees a las cinco de la mañana.
Entre sus vídeos también aparecen frases misóginas como "si mi mujer se pone gorda, la dejo" y defiende una masculinidad hipertestosterónica. Carla Galeote, activista feminista, tiktoker y autora del libro Hablemos de feminismos, detalla que estos influencers promueven "una imagen del hombre como proveedor de un físico espectacular y, por tanto, triunfador porque tiene la mujer que quiere y el dinero que quiere en base a la meritocracia".
Un triunfo que cuando en la mayoría de ocasiones no llega optan por culpar a la mujer. "Ellos defienden que no pueden ser hombres triunfadores porque el movimiento feminista les impide ser un hombre de 'verdad''", señala Galeote. Un razonamiento que Ranea califica como "una ficción de certeza" y que busca "unos enemigos concretos y evita explicaciones más estructurales y complejas". "Soluciones fáciles a problemas mucho más mucho más complicados y esto es uno de los elementos atractivos de sus mensajes".
Mujeres sumisas y sin presencia
Además de ver a las mujeres feministas como enemigas, hay otro sector de la machosfera que busca dictar cómo deben actuar. Aquí entran en escena los gurús de la seducción y coachs de la sexualidad. Jóvenes que se publicitan como instructores personales que "te llevarán a ser un hombre magnético" y a "no tener dependencia emocional en tus relaciones".
Una de sus figuras más destacadas es Jan Byng, con casi 400 mil seguidores en TikTok, donde ha llegado a defender que no quiere que una mujer tenga más éxito que él y que "a la mujer hay que educarla". Además, repite constantemente que su objetivo es hacer entender qué es ser hombre y mujer porque cree que "ahora mismo esa idea se está desvaneciendo”.
Todos estos discursos, según las expertas, conducen a reivindicar los roles de género tradicionales. "Solo quieren chicas sumisas, calladas y que no tengan una presencia fuerte porque esto significa competir con el hombre y la mujer ya está teniendo demasiada energía masculina. Venden básicamente los roles de género de toda de toda la vida en los que las mujeres tenemos que apoyar a los hombres para que triunfen", explica Galeote.
Negación de la violencia de género
Otra de los mensajes más prodigados, sobre todo en YouTube por parte de este ecosistema, es la negación de la violencia de género. Una idea extrema que llevan prodigando varios años youtubers misóginos como Roma Gallardo o Adria Núñez. Estos creadores de contenido realizan vídeos en los que consideran "un invento progre" tanto la transexualidad como la violencia machista.
Una posición que sustentan a través del humor e informes falsos que presentan como "científicos". Adriá Núñez, conocido como "Libertad y Lo que Surja", defendió en el programa Otro Enfoque de Jon Sistiaga que "existen más de 1700 informes que demuestran que hay los mismos intentos de agresión por parte de hombre y mujeres en la pareja". Unos informes que Núñez no supo nombrar ante la pregunta del presentador.
La reacción antifeminista cada vez está más extendida entre los jóvenes varones y también está siendo capitalizada por los partidos de ultraderecha como Vox y Se Acabó La Fiesta. "Desde un punto de vista de rentabilidad política hay un mensaje de que la violencia de género no tiene carácter estructural y sistémico. Además, en algunas subculturas de la machosfera se llega a legitimar y normalizar la violencia contra las mujeres tanto dentro del ámbito de la pareja como las violencias sexuales, detalla Ranea.
La resistencia de las redes feministas
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Frente a la popularidad creciente de este ecosistema en Internet, las influencers o creadoras de contenidos de izquierdas y feministas parecen no alcanzar la misma presencia. La investigación Safer scrolling, elaborada por la University College London y la Universidad de Kent, analizó más de 1.000 vídeos durante cinco días y concluyó que el algoritmo de TikTok recomienda cuatro veces más contenido misógino que feminista.
Ante esta desventaja generada por las propias redes sociales, Galeote, con un perfil de 135 mil seguidores en Instagram, señala que "ser feminista en redes sociales es un deporte de riesgo porque hay unas campañas de odio organizadas por la machosfera que es muy difícil de aguantar para la salud mental". Además critica que estos contenidos más "de izquierdas" suelen recibir una mayor censura por parte de las plataformas.
Pese a todas las dificultades mencionadas, Ranea amplía que una de las soluciones para plantar resistencia es "adaptar los mensajes a los códigos de Internet". De esta manera, la investigadora de estudios de género considera que se podría llegar a los jóvenes de una forma más asequible y antes que el antifeminismo.
El negacionismo de la violencia de género, el odio hacia el feminismo y el bulo sobre las denuncias falsas son una constante en las intervenciones del líder de Se Acabó La Fiesta (SALF), Alvise Pérez. “Mi objetivo es que Irene Montero vuelva a trabajar a la taberna de Pablo Iglesias” es un ejemplo del discurso machista que presentó el creador de contenido ultra en su campaña para las elecciones europeas. Unos comicios en los que consiguió tres escaños gracias una movilización de hombres heterosexuales y jóvenes.