Las malas influencias de los 'influencers': no inciden en el voto pero el sesgo derechista preocupa en la izquierda
Según un estudio del pasado abril de 2btube, agencia experta en influencer marketing, en España hay más de 63.000 creadores de contenido con más de 10.000 seguidores, más de 12.000 que cuentan con más de 100.000 y en torno a 1.100 que tienen más de un millón de followers en sus cuentas en redes sociales. Según datos del informe anual de redes sociales 2023 de Iab Spain, el 51% de los internautas españoles siguen a una de estas cuentas, porcentaje que se eleva al 73% en el caso de los jóvenes de 18 a 24 años o al 67% de 25 a 34. Con estos números y en plena campaña electoral de las generales del 23 de julio, ¿puede influir en el voto la celebración del Orgullo de Dulceida, La Velada de Ibai o las palabras de otros influencers, streamers o tiktokers en su última historia de Instagram?
"Los creadores de contenido son los referentes de los jóvenes y quieren parecerse a ellos. Les ofrecen naturalidad y les dan entender que les abren la puerta de su casa. Se produce lo que se conoce como un proceso de imitación, aunque eso no quiere decir que los seguidores sean tontos ya que tienen criterio propio", explica Teresa Ciges, periodista y consultora de comunicación política y estrategia digital, que apunta que "no diría que influyen en el voto, pero sí que implantan ideas, su relato, en sus seguidores". Opinión similar tiene Carla Galeote, activista feminista, tiktoker y autora del libro Hablemos de feminismoS (Editorial Península): "No sabría decir si es bueno o malo, pero influye porque los jóvenes no sienten que los medios tradicionales les representen y, en cambio, la gente a la que siguen en las redes sí y les ayudan a formar pensamientos".
El problema de esta simbiosis con el influencer, streamer o tiktoker de turno es el sesgo que algunos arrastran y que va más allá del supuestamente inocente último haul de María Pombo o la última partida al Fortnite de TheGrefg, dos de los creadores de contenido con más seguidores en España. Aunque, tal y como destaca Ciges, estas figuras españolas "tienden a evitar hablar de política, porque les considera que les penaliza". "Cuesta mucho posicionarse", confiesa Galeote que reconoce que se pierden contratos y "hay muchas empresas y marcas que no quieren trabajar con nosotras por habernos posicionado o estar muy vinculadas con ciertos partidos".
Sin embargo, a pesar de esta ausencia de discursos políticos, es cierto que se percibe un cierto escoramiento entre los creadores de contenido que va más hacia la derecha que hacia posturas progresistas. Y esto podría haber empezado a notarse ya, tal y como muestran los datos del último barómetro de CIS publicado esta semana.
¿A qué partido van a votar estos jóvenes de 18 a 24 años? El 22,8% al PSOE, el 19,5% al PP, el 14,9% a Sumar y el 13,0% a Vox. Aunque la opción de la ultraderecha es la más baja, es el porcentaje más alto —hasta casi dos puntos— si se compara con el resto de franjas de edad. Este fenómeno también sucede en la pregunta sobre quién prefieren de presidente del Gobierno: el 29,5% a Pedro Sánchez, el 19,1% a Alberto Núñez Feijóo, el 17,2% a Yolanda Díaz, y el 13,9% Santiago Abascal. De nuevo, la opción más baja es Vox, pero es el porcentaje más alto —hasta casi dos puntos— si se compara con otras franjas de edad.
Este éxito de la ultraderecha entre los más jóvenes podría responder a que campa a sus anchas en TikTok, Instagram, YouTube o Twitch: se han aprovechado de los algoritmos de las plataformas y expanden sus argumentarios a golpe de clic. "Muchos jóvenes tienen su proceso de primera politización en las redes sociales y esto puede ser preocupante porque asumen conceptos que fuera no lo harían. Es decir, normalizan conceptos que explican estos creadores de contenido", expone Ciges que insiste en que estas figuras tienen el poder de "influir en la formación de una opinión". Para esta experta también es relevante, por un lado, el enfoque que le dan a ese tema político y, por otro, "los vínculos afectivos" que se crean en estas comunidades que "ayudan a reforzar ciertas ideas".
Las pititas de Instagram
En TikTok, la aplicación preferida por jóvenes y adolescentes, ya es más que evidente que el discurso más conservador se ha hecho viral jaleando la antipolítica o el discurso antifeminista. La ultraderecha hace uso de un algoritmo favorable a los temas polémicos y aprovecha para ofrecer información política descontextualizada, troceada y sin jerarquizar.
En Instagram, el problema reside en lo que se conoce ya como el fenómeno de las pititas, tal y como llamó El País a este grupo de prescriptoras de corte ultraconservador que "van a misa y a los toros, se casan con el himno de España, critican el aborto y la eutanasia y alimentan la idea de que antes las cosas iban mejor". Y ellas, en parte, son conscientes de esta etiqueta.
"Obviamente, sabemos de qué pie cojeo. La política me da igual, no me identifico con nadie. Para los muy fachas, soy roja, y para los muy rojos, soy facha", admitió María Pombo el pasado noviembre en La Resistencia. Su confesión no fue una sorpresa para nadie que conozca a esta influencer, una de las más relevantes de España con más de tres millones de seguidores en Instagram: en su boda sonó de fondo el himno de España y en 2019 llegó a compartir una foto con Mariano Rajoy.
El caso de María Pombo no es una excepción ya que en Instagram triunfan las creadoras de contenido escoradas claramente a la derecha y con ideología conservadora: Tamara Falcó —dos millones de seguidores—, Rocío Osorno —millón y medio de followers—, María Fernández-Rubíes —811.000—, Grace Villarreal —608.000—, María García de Jaime —561.000—, o Victoria Federica de Marichalar —248.000—. "No centran su discurso en política, pero sí que lanzan mensajes concretos", reconoce Ciges.
Tamara Falcó, que ha acaparado titulares tras su boda con Íñigo Onieva este mismo fin de semana, no es una influencer al uso. Marquesa de Griñón y conocida antes del fenómeno redes por ser hija y hermana ‘de’, es también una de las musas de encuentros ultracatólicos como el Congreso Mundial de Familias celebrado en México. Además, también compagina ser imagen de múltiples marcas con sus participaciones como tertuliana en El Hormiguero. En este programa de Antena3, llegó a asegurar sobre las mujeres que abortan que no las ve "más felices por ello".
No es la única musa de los autodenominados movimientos provida. Grace Villareal fue el año pasado imagen y presentadora de una manifestación contra el aborto y la eutanasia. La influencer no esconde su ideología y en una entrevista en LOC de El Mundo en junio de 2022 aseguró que ha demostrado "que se puede seguir amando a Dios, ser una persona y que te guste maquillarte, salir y tomar un vino" y que las redes sociales para ella son su "gran escenario" donde "he podido infundir a los jóvenes mis valores, que pienso que son bonitos y te hacen mejor ser humano".
Rocío Osorno también ha acaparado titulares por su ideología. En su caso, porque estuvo casada con Jacobo González Robatto de Vox, que concurre el 23J como cabeza lista al Congreso por la provincia de Granada. Tras su separación y confesar que está en un momento "bastante apolítico", la influencer confesó a sus seguidores que no le gusta "ni un bando ni el otro": "El sistema político de nuestro país debería cambiar de raíz, ser más claro y transparente".
El machismo en YouTube y Twitch
Pero esta corriente conservadora no es solo cosa de TikTok e Instagram. En YouTube y Twitch, el machismo o la xenofobia están al orden del día y claro ejemplo de ello son The Grefg —18 millones de suscriptores en la plataforma de vídeos de Google—, Jordi Wild — 3,98 millones—, Roma Gallardo —1,84 millones—, El Xokas —1,3 millones— o Un Tío Blanco Hetero —446.000 —. "La extrema derecha triunfa en YouTube por dos causas: porque los algoritmos viralizan el contenido polémico y porque la izquierda es más purista y controla el mensaje", explica Ciges que apunta que "se han hecho fuertes viendo que el resto no se ponían las pilas"
En algunos casos, los mensajes son tan claros que es fácil encuadrarlos dentro de un sesgo conservador, como es el caso de Un Tío Blanco Hetero, cuyos ataques al feminismo son una constante, o de Roma Gallardo, que llegó a anunciar su falso cambio de sexo como crítica a la ley trans.
En otros ejemplos, el discurso se cuela de forma más sutil. El Xokas saltó en la primavera de 2022 a los titulares de los medios tras contar en un directo de su canal de Twitch que un amigo suyo "de fiesta" se "divertía mucho llevándose a pibas que estaban colocadas". A Jordi Wild también es habitual escucharle hablar comprando los discursos a la extrema derecha hablando de menas al referirse como Vox a los menores extranjeros no acompañados o de la supuesta ocupación de viviendas. Después está el ejemplo de The Grefg. En su caso, la polémica surgió tras su mudanza a Andorra para ahorrarse pagar impuestos, como han hecho otros muchos streamers. "Yo me fui hace cuatro años por una causa fiscal, y no lo escondo", aseguró a la revista Forbes en 2021.
"Hacer política progresista en redes sociales es un deporte de riesgo"
¿Por qué no les penaliza? "Es la forma en cómo abordan los temas y en que sus contenidos habituales no giran en torno a la política", explica Ciges. ¿Y al revés? ¿Penaliza a las posiciones más progresistas? "Las reacciones que sufrimos en las cuentas progresistas son extremadamente violentas y eso no pasa con las de derechas", defiende Galeote que pone como ejemplo lo sucedido con los últimos ataques a Marina Rivers que "lo único que ha hecho es defender a las mujeres".
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Por esto, hacer un listado de creadores de contenido conservadores es relativamente sencillo. Lo complicado es hacerlo del otro lado de la moneda. "Puede haber cierto miedo en los influencers de izquierda a posicionarse públicamente porque las reacciones son extremadamente violentas", insiste Galeote que ha vivido en primera persona este acoso. "Hacer política progresista en redes sociales es un deporte de riesgo. Quizás no pase tanto con contenidos como el ecologismo o el veganismo, pero sí con el feminismo, que incomoda demasiado", reconoce esta tiktoker que acumula más de 380.000 seguidores.
¿Debería estar preocupada la izquierda ante el éxito de los creadores conservadores? "Se tiene que poner las pilas", afirma Ciges que les recomienda ir a lugares habituales para los jóvenes. "Los espacios no políticos donde aparecen posturas políticas son más eficaces para buscar votos. Por ejemplo, es más efectivo ir a Estirando el chicle que a La Base", defiende esta experta que ve dentro de este razonamiento que Pedro Sánchez anunciase hace unos días que también acudiría a La Pija y la Quinqui de Mariang y Carlos Peguer, uno de los podcast más relevantes actualmente en España.
Según Galeote, los partidos de izquierdas están preocupados por este éxito conservador entre influencers: "Hay muchos partidos que están hablando de la influencia en el voto joven. Pero no saben cómo transformarlo y es complicado que un político pueda moverse bien en redes". Para esta creadora de contenido, si quieren empezar por algún sitio, quizás debería ser "empezar a proteger a los creadores de contenidos progresistas porque recibimos mucho odio y hay gente que se está empezando a ir".