Ni lo sentía, ni se había equivocado y sí que ha vuelto a ocurrir

O la Casa Real pasa de controlar a su miembro más conflictivo o es que ha perdido el control sobre él. No parece muy lógico que porque hayas enviado al emérito a Abu Dabi te olvides y dejes que haga lo que se le ocurra, ya que cada una de sus iniciativas resulta lesiva para el actual rey y revuelve su propia historia. La reclamación de Juan Carlos de una indemnización por daños morales de 50.000 euros evidencia que Felipe VI ha perdido el control sobre su padre.

Todavía resuena el vacío de las palabras que el emérito, tan campechano como dicen algunos, pronunció justo un mes de abril de hace 13 años. Se suponía que pedía perdón por un viaje de caza a Botsuana como regalo de cumpleaños al hijo de su amante, pero la mayoría pensamos que igual se disculpaba por llevar toda la vida exprimiendo unos privilegios que se habían convertido en rapiña y que todos los presidentes, ya fuesen del PSOE o del PP, heredaban como el que el que se pasa de mano en mano una patata caliente. 

‘Lo siento mucho, me he equivocaó y no volverá a ocurrir’. Dicho lo cual siguió p’alante a lo que venía haciendo toda la vida con total impunidad. Hasta que tuvo que abdicar primero y salir por patas después porque el hedor de sus cuentas en el extranjero no era el mejor ambientador para el reinado de su hijo. Y le sucedió lo que pasa siempre que se muere alguien de repente en una película, que no fue capaz de darse cuenta que ya no estaba entre nosotros. En su caso, solo unos pocos fueron capaces de hablar bien del finado. Y eso que la gente no sabe ni la mitad de lo que los sucesivos ministros de economía de este país conocen

El emérito es un señor de 87 años al que nada le queda de la figura respetable que él sigue fantaseando ser. Quienes pueden hablar, callan. Vaya follón dinamitar ahora la monarquía, piensan, aunque sus legendarias andanzas se comentan en privado, entre el asombro y la risa, como algo del pasado reciente. Un pasado que, por lo visto, se resiste a desaparecer. ¿A quien se le ha ocurrido en su entorno qué era buena idea demandar a Revilla por atentar contra su honor? Como si esa fuese la virtud más idónea para asociarla con Juan Carlos. 

La amenaza del emérito es una insensatez muy propia de él, de la que jurídicamente hay poco que rascar. Lo preocupante es que Felipe VI estuviera al pairo de lo que sucede bajo el paraguas de la Casa Real y que sea incapaz de tener vigilado al entorno de un octogenario

Te imaginas a Froilán de todos los Santos aconsejando al abuelo que la emprenda con el ex presidente cántabro, que es un tertuliano con tirón que hace subir las audiencias, y piensas si se llevará comisión de Revilla por el favor que le han hecho.

Pero es raro que el nieto haya tenido tan peregrina idea y menos aún que le haya buscado como abogada a la de Alberto González Amador, que con esto se corona ya como la letrada top de los comisionistas del reino. Una defensora de personajes de tercera regional ha sustituido a Javier Sánchez Junco, del prestigioso despacho que salvó a Juan Carlos I del delito fiscal y de blanqueo de capitales que se traía entre manos el Supremo. Una investigación por comisiones en las obras del AVE a la Meca que amenazaba con abrir la espita que llevaba una eternidad cerrada. Extraño. 

Tan raro como que no haya arremetido contra Bárbara Rey. Será que los detalles, tanto amatorios como políticos, que ha desvelado no atentan contra su honor. A los machotes siempre les ha gustado revelar con pelos y señales su intimidad para engordar la hombría. La amenaza del emérito es una insensatez muy propia de él, de la que jurídicamente hay poco que rascar. Lo preocupante es que Felipe VI estuviera al pairo de lo que sucede bajo el paraguas de la Casa Real y que sea incapaz de tener vigilado al entorno de un octogenario empeñado en causar problemas hasta el final. 

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