Durante el verano, los dirigentes europeos nos van a imponer sus mediocres negociaciones para repartirse 40.000 sirios y eritreos llegados a las costas europeas. Durante el verano, lamentarán las muertes de migrantes sobrevenidas en el Mediterráneo (casi dos mil personas han fallecido en lo que va de año), mientras reclaman que se refuercen las fronteras de Schengen. En la cumbre europea celebrada los días 25 y 26 de junio, vivimos un nuevo ejemplo de este egoísmo revestido de política, cuando los dirigentes aludieron en mayor medida a las expulsiones que a los procesos de acogida: se confirmaba así la visión de una Europa-fortaleza, confinada e insensible.
La Unión Europea, primera potencia económica mundial –500 millones de habitantes– es posible que acoja a apenas varias decenas de miles de inmigrantes, según estos responsables, haciendo caso omiso a nuestros valores de acogida, de asilo y de solidaridad. Desde principios de año, alrededor de 100.000 personas han arribado al Viejo Continente (54.000 de ellas, a Italia y 48.000, a Grecia), según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), frente a los 219.000 acogidos en 2014. Por tanto, no se puede hablar de “hordas” de migrantes y menos aún de “avalancha”, tal y como quieren hacernos creer algunos responsables políticos. ¿Hace falta recordar que solo Turquía acoge a 1,7 millones de sirios y Líbano, a 1,1 millones, es decir, casi a un tercio de su población?
Frente a la tragedia que viven estas mujeres, estos hombres, estas familias enteras que huyen de la guerra, nosotros, europeos no queremos ser los espectadores de nuestros egoísmos nacionales. No podemos dejar que sigan muriendo a las puertas de Europa miles de exiliados procedentes del Cuerno de África, de África Oriental y de Oriente Próximo que tratan de alcanzar la orilla. Debemos rechazar la vergüenza a la que nos someten los Estados miembros al prometer “salvar a los migrantes”, mientras levantan muros y cierran fronteras.
No queremos esa “solidaridad”. La que está naciendo, en Europa, en las rutas migratorias, es de otro tipo. Moviliza a una multitud de ciudadanos que proporcionan ayuda con los medios de que disponen.
Durante el verano, desde Abramos Europa #OpenEurope, queremos hacernos eco y poner de relieve estos gestos. Hemos querido desde Mediapart lanzar este proyecto, en colaboración con ONG, asociaciones y medios de comunicación tunecinos y europeos, para abordar mejor el drama en curso y para difundir mejor las numerosas iniciativas de atención que van apareciendo.
A día de hoy, los periódicos que se han sumado a esta iniciativa son:
infoLibre (España)
Correct!v (Alemania)
Internazionale (Italia)
Le Courrier des Balkans (Balcanes)
Hulala (Hungría)
Efimerida ton syntakton (Grecia)
Inkyfada (Tunez)
Y estas son las principales asociaciones, colectivos y ONG que también se suman a esta iniciativa:
En el marco del proyecto Abramos Europa #OpenEurope, Mediapart publicará, en colaboración con sus socios, reportajes que permitirán conocer las rutas de la inmigración y la acogida que los migrantes reciben en Turquía, los Balcanes, Francia, Italia, Suecia y Alemania, entre otros países.
Al análisis periodístico, que se materializará también en forma de análisis y fotorreportajes, se unirá una sección de actualidad con informaciones prácticas dirigidas a migrantes, colectivos locales y ciudadanos comprometidos en operaciones solidarias: lugar de acogida, ayuda humanitaria, atención jurídica y asistencia, guías y servicios. La actualización de este apartado corresponderá a las ONG, asociaciones y colectivos, así como a los periodistas.
Finalmente, habría un espacio destinado a la participación, donde se recogerán relatos y testimonios de los migrantes y de los ciudadanos comprometidos en acciones concretas.
Creemos que esta movilización ciudadana puede imponérsele a los Estados miembros, hasta obligarlos a reaccionar de una vez por todas. Pueden encontrarse soluciones políticas. ¡Más de 20.000 personas han fallecido en el Mediterráneo en 15 años! Los migrantes no corren todos esos riesgos sin un motivo. Lo hacen –gastando mucho más dinero que viajando en avión– por que se les han cerrado las vías de asilo y de inmigración legales.
Los dirigentes europeos echan en el olvido sus opiniones públicas nacionales para justificar las políticas restrictivas. Hasta terminar construyendo la imagen –falsa– de una Europa asediada y dar argumentos a las derechas y a las extremas derechas. Los cientos de miles de migrantes representan en realidad una gota de agua en el océano si se compara con los 500 millones de europeos que somos. El Viejo Continente tiene medios para acogerlos. Incluso tiene la necesidad demográfica y económica. Dediquémonos a mirarlos con otros ojos, a considerarlos europeos, en lugar de fomentar el miedo y el rechazo.
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Escríbenos y cuéntanos iniciativas, situaciones concretas, ejemplos concretos de solidaridad.
Para ofrecer un testimonio, lanzar un aviso o enviar una información o un comunicado, el correo habilitado al que dirigirse es: openeurope@mediapart.fr
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Durante el verano, los dirigentes europeos nos van a imponer sus mediocres negociaciones para repartirse 40.000 sirios y eritreos llegados a las costas europeas. Durante el verano, lamentarán las muertes de migrantes sobrevenidas en el Mediterráneo (casi dos mil personas han fallecido en lo que va de año), mientras reclaman que se refuercen las fronteras de Schengen. En la cumbre europea celebrada los días 25 y 26 de junio, vivimos un nuevo ejemplo de este egoísmo revestido de política, cuando los dirigentes aludieron en mayor medida a las expulsiones que a los procesos de acogida: se confirmaba así la visión de una Europa-fortaleza, confinada e insensible.