Los derechos humanos se quedan fuera de la agenda en la visita del presidente chino a España

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La Moncloa ha anunciado que, en su visita a Madrid, el presidente de China, Xi Jinping, y el de España, Pedro Sánchez, firmarán decenas de acuerdos económicos, culturales y de cooperación. No obstante, entre los múltiples asuntos comerciales, financieros, fiscales y geoestratégicos que se tratarán en la reunión entre ambos mandatarios no está previsto que en ningún momento se hable de un tema en el que el país asiático suspende con alarma: los derechos humanos. En su viaje a España, Xi Jingping ya ha sido recibido con honores militares —habitual en las visitas de Estado— por los reyes, se reunirá con Pedro Sánchez y esta mañana la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, le ha hecho entrega de las llaves de la ciudad. También está previsto que, tras un discurso en el Senado, las Cortes le entreguen las medallas de ambas cámaras.

En estas citas diplomáticas, China suele poner el acento en el carácter comercial y económico con la connivencia de unas democracias muy distanciadas del régimen de partido único y la violación de libertades que rigen la vida política del gigante oriental. En un informe reciente de la ONG Amnistía Internacional se denuncia, por ejemplo, la utilización del pretexto de la seguridad nacional para detener, procesar y condenar —con indicios de torturas o medidas como la incomunicación durante meses— a disidentes, artistas críticos o activistas que defienden los derechos humanos. El documento también es contundente a la hora de detallar las vulneraciones a derechos fundamentales como la libertad de expresión, religión o asociación, y pone de manifiesto las represivas políticas laborales y la exclusión que sufren en el país las minorías étnicas —como la tibetana o uigur—.

 

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, le ha entregado este miércoles las llaves de la ciudad al presidente chino, Xi Jinping

En un régimen donde la pena de muerte es tan legal como opaca —la ONU lleva más de 40 años solicitando a China más transparencia en los datos de ejecuciones—, otro de los asuntos donde existen más restricciones es el derecho a la información. Tal y como arroja otro informe, de la ONG Human Rights Watch, la censura en Internet es sistémica. Miles de páginas web están prohibidas por el Gobierno —entre ellas conocidas redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram—, que en junio aprobó la Ley de Seguridad en Internet, consistente en someter a los cánones de censura del Estado chino a todas aquellas empresas que operen en el país. Así, por ejemplo, el buscador Google —que se ha adscrito a las directrices censoras chinas— omite automáticamente la información de las búsquedas que el Gobierno considera subversivas o peligrosas —como las protestas en la Plaza de Tiananmén en 1989—.

A principios de noviembre se conoció que el Gobierno chino trabaja en una especie de carné por puntos que valora a los ciudadanos en función de su comportamiento —se tendrán en cuenta, por ejemplo, acciones como fumar en sitios donde no está permitido o arrojar basura en lugares inapropiados—. Aunque China no ha aportado mucha información, la idea se basa en que, con una red de miles de cámaras, las autoridades chinas observarán a los ciudadanos en lugares públicos y sancionarán a aquellos que realicen acciones punibles —no se ha aclarado qué tipo de castigo conllevarían dichas acciones—. Desde Amnistía Internacional ya han avisado de que esta medida podría estar dirigida únicamente a ejercer más control social.

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A pesar de los continuos atropellos de derechos y libertades en China, la llegada de Xi Jinping a España no ha levantado protestas en la calle y la mayoría de medios están siendo complacientes. Todo lo contrario que cuando hace un año, el presidente de Israel, Reuven Rivlin, visitó Madrid y la alcaldesa también le entregó las llaves de la ciudad. Entonces hubo bastante polémica —incluso días antes del viaje del dirigente israelí— por el conflicto con Palestina y la situación en los territorios donde Tel Aviv tiene desplegados asentamientos.

Ningún presidente chino había visitado España desde Hu Jintao en 2005. En mayo de 2017, el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, le trasladó a Xi Jinping la invitación de Felipe VI para venir a nuestro país, pero hasta ahora no se ha producido el viaje. Sin embargo Xi Jinping ya pisó brevemente suelo español en noviembre de 2016, cuando realizó una escala de unas horas en Gran Canaria durante la que mantuvo una reunión con la vicepresidenta del Gobierno en ese momento, Soraya Sáenz de Santamaría.

 

La Moncloa ha anunciado que, en su visita a Madrid, el presidente de China, Xi Jinping, y el de España, Pedro Sánchez, firmarán decenas de acuerdos económicos, culturales y de cooperación. No obstante, entre los múltiples asuntos comerciales, financieros, fiscales y geoestratégicos que se tratarán en la reunión entre ambos mandatarios no está previsto que en ningún momento se hable de un tema en el que el país asiático suspende con alarma: los derechos humanos. En su viaje a España, Xi Jingping ya ha sido recibido con honores militares —habitual en las visitas de Estado— por los reyes, se reunirá con Pedro Sánchez y esta mañana la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, le ha hecho entrega de las llaves de la ciudad. También está previsto que, tras un discurso en el Senado, las Cortes le entreguen las medallas de ambas cámaras.

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