Estados Unidos y Alemania anunciaron el domingo la retirada, entre octubre de este año y enero de 2016, de sus sistemas defensivos de misiles Patriot en Turquía en lo que se trataría de una represalia ante un posible engaño de Ankara, que habría aceptado intervenir en una campaña contra Estado Islámico con la verdadera intención de desencadenar una ofensiva contra las milicias del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
"Estados Unidos ha informado al Gobierno turco de que el despliegue de las unidades de defensa Patriot en Turquía, que expira en octubre, no será renovado más allá de la rotación actual", hizo saber la Embajada de Estados Unidos en Ankara.
Oficialmente, Washington anunció que estas baterías Patriot –desplegadas hace dos años para proteger a Turquía de cualquier posible ataque del régimen del presidente sirio Bashar al Assad–regresarán a Estados Unidos para ser objeto de un proceso de modernización.
No obstante, EEUU ha intentado aliviar las preocupaciones del Gobierno turco, ahora más desguarnecido ante una amenaza externa en Siria, asegurando que los misiles podrían volver a Turquía "en el plazo de una semana" si fuera necesario.
Operación unilateral
De puertas hacia dentro, sin embargo, varios oficiales del Pentágono expresaban su indignación con el Gobierno del presidente Recep Tayip Erdogan, que en solo cuestión de meses ha roto un frágil alto el fuego de dos años con el PKK que había puesto fin a 30 años de matanzas y más de 40.000 muertos, y ha puesto en peligro la operación en Irak (donde se concentran buena parte de las milicias kurdas) contra Estado Islámico.
"Está claro que lo de Estado Islámico ha sido el anzuelo", apuntaron estas fuentes al Wall Street Journal. "Querían hacer un movimiento contra el PKK, pero necesitaban el anzuelo", lamentaron.
A día de hoy, Turquía no ha actuado directamente contra Estado Islámico a la espera de concretar con EEUU el manual de acción conjunta contra los yihadistas. Simplemente se ha limitado a permitir el despegue de aviones de combate de EEUU la base aérea de Incirlik, cerca de la frontera con Siria, para atacar a Estado Islámico allí.
Washington, sin embargo, lamenta los ataques desencadenados por Turquía contra posiciones del PKK en Irak, que debilitan la moral de milicias kurdas quienes, a juicio de EEUU, están siendo el instrumento más efectivo para combatir a los terroristas que lidera Abu Bakr Al Bagdadi.
Además, Turquía ha sido acusada de respaldar y facilitar el acceso a Siria de cientos de mercenarios o simpatizantes yihadistas internacionales; acusaciones que Ankara ha rechazado categóricamente.
Alemania se suma
Este anuncio tiene lugar después de que la ministra de Defensa de Alemania, Ursula von der Leyen, confirmara la retirada de sus dos baterías de misiles Patriot y de 250 soldados del sur de Turquía.
El protocolo será el mismo que el aplicado por Washington: el Gobierno alemán dejará que expire el tiempo de permanencia, fijada hasta enero de 2016, y no pedirá al Bundestag permiso para una extensión.
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"La guerra en esta región ha cambiado de foco", declaró Von der Leyen a través de un comunicado en el que asumía que el régimen de Al Assad ha perdido interés en favor de Estado Islámico. "Ahora todo emerge de esa organización, aunque seguiremos implicados en la región para estabilizarla", añadió.
Sin embargo, el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, expresó en una entrevista al Bild am Sontag su decepción con la ruptura de la paz entre Ankara y el PKK y el consiguiente derramamiento de sangre que ha conllevado la reanudación de las hostilidades a finales del mes pasado. Desde entonces han muerto más de 400 milicianos kurdos y más de 39 oficiales turcos (y 40 civiles en un atentado de Suruc, que dio comienzo a las hostilidades).
"El Gobierno de Erdogan", lamentó Steinmeier, "ha invertido un gran esfuerzo de reconciliación con los kurdos y no puede permitir que los puentes que ha construido a lo largo de este proceso acaben destruidos".
Estados Unidos y Alemania anunciaron el domingo la retirada, entre octubre de este año y enero de 2016, de sus sistemas defensivos de misiles Patriot en Turquía en lo que se trataría de una represalia ante un posible engaño de Ankara, que habría aceptado intervenir en una campaña contra Estado Islámico con la verdadera intención de desencadenar una ofensiva contra las milicias del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).