El Estado federado de Hesse (al oeste de Alemania) celebra elecciones legislativas este domingo para renovar su Parlamento. Los resultados de los comicios en esta circunscripción pueden agitar la política a nivel nacional si se confirma la debilidad electoral de los dos partidos que conforman la ya desgastada gran coalición que gobierna Alemania: el CDU de la canciller Angela Merkel y el SPD de Andrea Nahles.
El pacto de gobierno nacional (popularmente conodido como “GroKo”, acrónimo de Große Koalition) se acordó el pasado mes de febrero después de unas difíciles negociaciones —los socialdemócratas eran reacios— y la presión de que el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) había ascendido hasta la tercera posición.
Desde entonces, la alianza ha atravesado diversas crisis, motivadas sobre todo por las propuestas del líder del CSU y ministro del Interior alemán, Horst Seehofer —detractor manifiesto de Merkel —, de escorar hacia la derecha las políticas gubernamentales. El declive de ambos partidos en las últimas elecciones territoriales en Baviera ha expuesto una tendencia a la baja que puede trasladarse al ámbito nacional apenas ocho meses después del acuerdo de gobierno.
Aunque es poco probable que otro mal resultado en Hesse desencadene inmediatamente una guerra contra el liderazgo de Merkel, algunos parlamentarios del CDU han dejado entrever que no apoyarían a la canciller si vuelve a presentarse a la reelección como candidata a la Presidencia en el cónclave del partido a principios de diciembre. Por el lado socialdemócrata, y después de la debacle de Baviera, otro descenso en Hesse —antiguo baluarte del SPD— supondría un enorme golpe para el partido. Un mal dato el domingo, por tanto, puede hacer que la dirección del SPD finalmente ceda ante quienes le piden que abandone la coalición con Merkel y deshaga el Gobierno, lo que situaría a la canciller ante tres posibles opciones: convocar nuevas elecciones generales, intentar gobernar en minoría o rehacer el Ejecutivo con los Verdes.
El aviso de Baviera
A pesar de que los socialdemócratas alemanes llevan acopiando resultados electorales poco satisfactorios desde 2009 —en parte por la asunción de políticas neoliberales que los han distanciado de su electorado tradicional—, la alarma empezó a sonar hace un par de semanas, tras las elecciones en la demarcación de Baviera. Allí, el recuento registró el peor resultado del SPD en su historia tanto a nivel regional como nacional (9,6%), y lo hicieron caer hasta la quinta posición superado, incluso, por los ultras de AfD.
Tampoco fue el mejor día para el CSU (Unión Social Cristiana, aliado bávaro del partido de Merkel), que también recabó los resultados más bajos desde 1954 (37,3%), a pesar de que el land es un feudo tradicional de esta formación —el CSU solo existe allí—. Su cabeza de lista, Markus Söder, fue culpado de la debacle pero él, en lugar de asumir responsabilidades, cargó contra Seehofer —su antecesor en el cargo— y contra la propia Merkel, con la que siempre ha mantenido una relación tensa.
En la antípoda de los malos resultados de los dos grandes partidos se situaron Los Verdes (Die Grüne) que, con el 17,5% de los sufragios —doblaron los votos de 2013—, fueron la tercera fuerza. Los Verdes se están postulando como el partido sólido del centroizquierda, arrebatándole gran cantidad de terreno electoral al SPD en Alemania, pero también a los partidos socialdemócratas tradicionales en otros países de Europa como Luxemburgo o Bélgica. Los Verdes, que saben que parte de su éxito se debe a la crisis de confianza que atraviesan sus dos principales rivales políticos, reivindican el calado de las propuestas de su programa y se muestran cautos a la hora de hablar de posibles pactos postelectorales en Hesse.
Conscientes de lo que se juegan el domingo, socialdemócratas y democristianos han intentado minimizar la importancia de los comicios. Hace unos días la propia Merkel, en una entrevista en la emisora Hessischer Rundfunk, dijo que "no todas las elecciones regionales pueden convertirse en una pequeña elección nacional".
Encuesta de la cadena de televisión alemana ZDF sobre la previsión de voto en Hesse
Una encuesta publicada el jueves por la revista Der Spiegel, refleja un Parlamento con el CDU como ganador (27%), aunque dejándose más de 10 puntos, y el SPD y Die Grüne disputándose la segunda plaza con el 22% y el 18,5% de los apoyos respectivamente —Los Verdes doblarían los anteriores resultados—. El mismo día, otro sondeo, el Politbarometer de la cadena de televisión ZDF, arrojó un resultado algo más holgado para los democristianos (28%) y mucho más ajustado para socialdemócratas y Verdes (empatarían con el 20%). Una pérdida de votos tan abultada puede acabar con el líder local del CDU y candidato a revalidar el cargo de ministro presidente, Volker Bouffier; que además es afín a Merkel. Si se cumple lo que pronostican los sondeos, aparte de Die Grüne habría otro partido que recogería un resultado histórico: AfD, a los que se les vaticina en torno al 13% de los sufragios, lo que les daría entrada en el Parlamento de Hesse por primera vez.
En medio de turbulencias en Europa
En el contexto europeo, la incertidumbre política alemana se suma a otros dos acontecimientos que estos días han zarandeado el equilibrio de la Unión Europea. Por un lado, y en una decisión sin precedentes, la Comisión Europea rechazó los Presupuestos Generales de Italia por superar el límite de déficit. Bruselas ha otorgado un plazo de tres semanas al Gobierno italiano para que corrija sus cuentas, aunque Roma puede aprobarlos y aplicarlos ya que la Comisión no tiene potestad para imponer un veto.
El Ejecutivo italiano —integrado por el Movimiento 5 Estrellas y la Liga Norte— reaccionó de forma desafiante a la decisión de Bruselas asegurando que no modificará los Presupuestos aunque Europa les envíe “doce cartas”, tal y como declaró el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini; que después cargó contra la institución comunitaria acusándola de haber contribuido al aumento del déficit de Italia durante los últimos años.
Mucho más gráfico fue el eurodiputado de la Liga Angelo Ciocca, que cogió los papeles sobre el rechazo presupuestario que acababa de leer el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, se quitó un zapato y los aplastó varias veces. Después subió un vídeo a Twitter con el siguiente comentario: “En Estrasburgo, pisoteé (con una suela Made in Italy !!!) la montaña de mentiras que Moscovici escribió en contra de nuestro país !!! Italia merece un respeto y estos euroimbéciles tienen que entenderlo, ¡¡¡NO BAJAMOS LA CABEZA !!! ¿Lo hice bien?”.
Temerosa de que esta actitud de rebeldía euroescéptica se extienda a más países, la Comisión Europea ha avisado a Italia de que si no reestructura sus cuentas se enfrentará a medidas disciplinarias como sanciones millonarias y el recorte de fondos europeos.
El segundo escollo que afronta la estabilidad de la Unión se encuentra en Reino Unido y las dificultades de la primera ministra del país, Theresa May, para lograr un Brexit pactado. Desde que May presentó la propuesta de extender hasta más allá de diciembre de 2020 el período de transición de salida de la Unión Europea —el plazo acaba a finales de marzo de 2019—, desde el propio grupo parlamentario conservador ha sido muy cuestionada —un diputado llegó a tildar su gestión de “espectáculo de mierda”—,
Ver másLos socios de Merkel anuncian una revisión de la actual coalición en Alemania tras la debacle en Hesse
Su mandato comenzó con un contundente “Brexit es Brexit” pero ya han pasado más de dos años desde que los ciudadanos del Reino Unido lo ratificasen en referéndum. La premier británica asegura, sin embargo, que el 95% de los puntos a negociar entre Londres y Bruselas ya están cerrados, pero aún quedan asuntos pendientes que tratar, como la fijación de un acuerdo comercial con la UE una vez Reino Unido la abandone, o determinar la situación de la frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda.
A pesar de los ataques desde las filas tories más euroescépticas, que están poniendo en riesgo su liderazgo, el miércoles Theresa May logró apaciguar a su grupo y hacerse con su apoyo, al menos por ahora. Quizá este respaldo atienda al temor que muchos diputados conservadores experimentan si cesaran a May en el momento político y económico, apuntan algunos, más importante de la historia de Reino Unido desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Aun así, según informó el pasado domingo la cabecera The Sunday Times, al menos 46 diputados tories —de los 48 que son necesarios— han firmado una carta pidiendo una moción de censura contra la primera ministra.
El Estado federado de Hesse (al oeste de Alemania) celebra elecciones legislativas este domingo para renovar su Parlamento. Los resultados de los comicios en esta circunscripción pueden agitar la política a nivel nacional si se confirma la debilidad electoral de los dos partidos que conforman la ya desgastada gran coalición que gobierna Alemania: el CDU de la canciller Angela Merkel y el SPD de Andrea Nahles.